228 REPERTORIO AMERICANO he aquí que una Voz, una raga Voz silenciosa y enorme, un vasto Rumor omnipresente y polifono, ha flotado, formidablemente, en el espacio; y ha llegado a mi oido. es la gran Voz de aquella Ceiba gigantesca que se alza a la orilla del camino, destacando su inmensa copa en negro sobre la claridad azul.
ší, me ha hablado su Voz insonora; me ha hablado la enorme Voz del árbol americano, silenciosamente, vaga y profunda y sigilosamente, con el vasto Rumor polifonico de las alas del viento. me ha dicho. Por qué desear la compañía de los hombres, hombre que vas sin rumbo entre la niebla de tus lágrimas, si no tienes nada que darles, nada que darles esta noche, sino tu dolor, tu absurdo dolor irracional y visceral, que no es más que dolor de vivir?
Tu dolor fantástico. pero tan realltu dolor que aún no podrían apreciar los que todavía no saben que son hombres, los que todavia no se sienten VIVIR?
o se nace gregario, como se nace blanco o negro. Déjales que vivan, gregariamente, sus pequeñas vidas. de gregarios: déjales a ellos su consuelo DE ELLOS, que no puede ser consuelo para ti: el consuelo animal de sentir el calor mutuo de sus cuerpos, que tiritan en la soledad; y guarda tú el consuelo tuyo, el áspero consuelo de ser solo, ila agria alegría cuyo frio no podrian ellos resistir. Si, déjales que vivan, pobres hombres y mujeres, déjales que viran la pobre vida de los hombres; y vive tú, Hombre, vive tú la vida tuya; la vida del HOMBRE. Por que desear la compañía de otros hombres, oh tủ que vas tropezando por la vida, ciego de soledad, y de humanidad, y de lágrimas, tú que pretendes estar solo?
No, no estás solo todavia, hombre INo estás todavia lo bastante solo, no eres aún DIGNO de estar solo, si todavia deseas la compañía de los hombres!
Porque el hombre realmente solo sabe que no está solo nunca: y si tú eres de veras solo, si tú estás realmente lejos de LOS HOMBRES debes sentir a tu lado, por la carretera, marchando oscuramente, profundamente, cansadamente, las sordas, inmemoriales pisadas de otro Ser incorporeo, de otro Sér grande y misterioso y triste: iporque a tu lado va llorando. y titubeando, y tropezando, a tu lado, eternamente, va sufriendo EL HOMBRE. No comprendes que el hombre solo no está solo, sino que es solo, porque nació solo; porque se nace solo. Acepta y vive tu soledad.
Aceptala y vivela como parte de ti mismo, como condición de tu eristencia: como hago yo, La Ceiba, yo que lanzo a lo lejos mis semillas volanderas, sobre las alas del viento, para estar siempre sola. Viste alguna vez a la Ceiba acompañarse de otras ceibas?
No. Yo soy sola.
Yo tengo el orgullo de mi soledad, porque sé que la soledad es condición de mi existencia: Yo no puedo vivir acompañada, porque tengo que elevar mi copa por encima de las bestias y de los hombres y de los cirboles!
iPorque sé que necesito la tierra, toda la tierra, para mis raices inmensas, y necesito el espacio todo para mis ramas desmesuradas. No, yo no puede vivir en compañía. el cielo mismo no es sino la rasta copa de una gigante Ceiba azul, que echa a volar, inmensamente, por los espacios. infinitos, los blancos algodones de la Via Láctea, las claras semillas coladoras de los astros. Hombre, sé como la Ceiba: laislate, Hombre, que el aislamiento es signo de grandeza!
Vire solo, para que puedas virir: para que hayas tierra y espacio para tu crecimiento enorme ¿Qué más quieres, si tu dolor es tuyo, TUYO, solo tuyo, y no tienes con quién compartirlo. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica