348 REPERTORIO AMERICANO debemos parar.
a rosos en tiempo de paz para pagar las deu orgullo, la ambición u otros motivos sinies política que sea posible, mientras extendedas que hayan ocasionado las guerras ine tros y perniciosos hace servir la animosidad mos nuestras relaciones mercantiles. Que vitables, y no cargar a la posteridad, de un nacional a los proyectos hostiles. Por esta los tratos, que hemos hecho hasta ahora, se modo poco generoso, con un peso que noso causa muchas veces la paz de las naciones cumplan con la buena fe más perfecta. Aquí tros debemos soportar. La ejecución de es se ha sacrificado, y acaso también, en altas máximas corresponde a vuestros repre gunas ocasiones su libertad.
La Europa tiene un número de intereses sentantes; pero debe cooperar a ella la opi La pasión excesiva de una nación a otra primarios, que no tienen relación alguna nión pública. Para que puedan estos cun produce una variedad de males. El afecto con nosotros, o si la: tienen es muy remota.
plir con sus obligaciones con más facilidad, a la nación favorita facilita la ilusión de De aquí resulta, que debe hallarse envuelta es indispensable que tengáis presente siemun interés común imaginario donde verda en disputas frecuentes, que son esencialpre, que para pagar deudas se necesitan deramente no existe, e infunde en la una mente ajenas a nuestros negocios. Sería, rentas, que para tener éstas son necesarios las enemistades de la otra y la hace entrar por consiguiente, una imprudencia que nos impuestos; que no hay impuesto que no sea en sus guerras sin justicia ni motivo. Im implicásemos, sin tener un interés, en las más o menos incómodo o desagradable; que pele también, a conceder a la nación favovicisitudes comunes de su política, o en las la dificultad intrínseca que acompaña la rita privilegios que se niegan a otras, lo combinaciones y choques de sus amistades elección de los objetos que se han de gra cual es capaz de perjudicar de dos modos o enemistades.
var (elección siempre difícil. debe servir a la nación, que hace las concesiones; Nuestra localidad nos convida y pone de un motivo decisivo para juzgar con pru saber, desprendiéndose sin necesidad de lo en estado de tomar un rumbo diferente.
dencia de las intenciones del gobierno que que debe conservar y excitando celos, mala No está distante la época en que podamos la hace, e igualmente para reposar en ella voluntad y disposición de vengarse en vengar los ataques anteriores, si permanecey soportar los medios que las necesidades aquellas a quienes rehusa este privilegio. mos bajo un gobierno activo en que podapúblicas pueden exigir en cualquier tiem Da también a los ciudadanos ambiciosos, mos tomar una actitud que haga respetar po, a fin de obtener rentas para atenderlas. corrompidos o engañados (que se ponen a escrupolosamente la neutralidad a que nos Observar con todas las naciones buena la devoción de la nación favorita. la fa hubiésemos determinado; en que las pofe y justicia, cultivar la paz y la armonía cilidad de entregar o sacrificar los intere tencias beligerantes, imposibilitadas de con todas, es la conducta que ordenan la re ses de su patria sin odio y aun algunas ve hacer conquistas sobre nosotros, no se ligión y la moral. y sería posible, que no ces con popularidad, dorando una condes arriesgarán con ligereza a provocarnos; en la ordenase igualmente la buena política. cendencia baja o ridícula de ambición, co que podamos elegir la guerra o la paz, seSerá digno de una nación libre e ilustrada, rrupción o infatuación con las apariencias gún lo aconsejare nuestro interés dirigido y que no está muy distante de la época de un sentimiento virtuoso de obligación, por la justicia.
en que será grande, dar al género humano de un respeto recomendable a la opinión ¿Por qué hemos de perder las ventajas el ejemplo magnánimo y demasiado nuevo, pública o un celo laudable por el bien ge que nos da nuestra peculiar situación en de un pueblo constantemente guiado por neral.
el globo. Por qué hemos de abandonar la justicia y benevolencia más elevada.
Tales pasiones son temibles particular nuestra posición, para permanecer en un ¿Quién puede dudar que, con el curso del mente al patriota ilustrado e independien terreno extranjero. Por qué hemos de tiempo y las cosas, no compensasen los frute, que ve en ellas innumerables entradas enredar nuestra paz y prosperidad en las tos de un plan semejante los perjuicios pa al influjo extranjero. Cuántos medios no redes de la ambición, de la rivalidad, del sajeros que resultasen de su adopción? proporcionan para mezclarse entre las fac interés. y. del capricho enropeo, entrela¿Será posible que la providencia no haya ciones domésticas, para ejercitar las artes zando nuestros destinos con los de cualvinculado la felicidad permanente de una de la seducción, para desviar la opinión quiera parte de Europa? Nuestra verdadera nación a su virtud? Los sentimientos que pública y para influir y domin los con política es huir de tener alianzas permaennoblecen la naturaleza humana, aconse sejos!
nentes con cualesquiera parte del mundo jan al menos, que haga la experiencia. Ah! Un afecto de esta clase de una nación extranjero; en cuanto, según entiendo, nos ¿La harán tal vez nuestros vicios imprac pequeña, o débil, a otra grande y poderosa es libre el hacerlo actualmente, sin que se ticable?
irremediablemente la constituye su satélite. crea por esto que yo sea capaz de patrociNada sería tan esencial para la ejecu Conciudadanos míos: suplícoos que me nar la infidelidad a los tratados existención de semejante plan como cultivar unos creáis: la vigilancia de una nación libre tes. Para mi concepto, la máxima, de que sentimientos juştos y amigables hacia to debe estar siempre despierta contra las ar rectitud es la mejor política, es tan aplidas las naciones excluyendo las antipatias tes insidiosas del influjo extranjero, pues cable a los negocios públicos como a los inveteradas y permanentes contra unas, y la historia y la experiencia prueban que privados. Repito por tanto, que se deben las pasiones ciegas en favor de otras. La éste es uno de los enemigos más mortales cumplir los tratados en su verdadero sennación que quiere o que aborrece habitual del gobierno republicano. Mas esta vigi tido. Pero en mi concepto no es necesario, mente a otra, es en algún modo esclava. lancia debe ser imparcial para que sea útil, seria poco prudente el extenderlos. Si Es esclava de su odio o de su afecto, y basta pues de otro modo viene a ser el instru tenemos siempre el cuidado de mantenercualquiera de ellos, para desviarla de su miento de aquel mismo influjo que intenta nos en una actitud respetable para nuestra evitar. El afecto excesivo a una nación, defensa, con establecimientos adecuados obligación, de su interés. La antipatia entre dos naciones las dispone con mayor faasí como el odio excesivo contra otra, no a ella, podremos descansar con seguridad en alianzas momentáneas para cualquier cilidad a insultar y agraviar, a ofender por dejan ver el peligro sino por un lado a los causas de poca entidad, y a ser altivas e que predominan, y sirven de capa y aún apuro extraordinario.
intratables, cuando sobreviene algún mo ayudan a las artes del influjo de una u La política, la humanidad y el interés tivo accidental y frívolo de disputa. De otra. Los verdaderos patriotas que resis recomiendan la armonía y comunicación liberal con todas las naciones. Pero tamaquí resultan choques frecuentes y guerras ten las intrigas de la nación favorita, esobstinadas, envenenadas y sangrientas. tán expuestos a hacerse sospechosos y odio bién nuestra política mercantil debe apoUna nación dominada por el odio o resen sos, mientras sus instrumentos y aquellos yarse en la igualdad e imparcialidad, sin timiento, obliga a las veces al gobierno a a quienes alucinan, usurpan el aplauso y solicitar, ni conceder gracias exclusivas ni entrar en una guerra opuesta a los mejores confianza del pueblo cuando venden sus preferencias; consultando el orden natural de las cosas; difundiendo y diversificando cálculos de la política. El gobierno parti intereses.
La gran regla de nuestra conducta res por medios suaves los manantiales del cocipa unas veces de esta propensión nacional, y adopta por la pasión lo que la razón pecto a las naciones extranjeras, debe re mercio, sin forzar cosa alguna; estableciendo para dar al comercio una dirección repugnaría; otras veces instigado por el ducirse a tener con ellas la menor conexión Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica