Elogios De Capitulos que se le ololdaron a Cervantes.
Paris. Casa Editorial Garnier Hnos. 1921.
Eiogio de los árboles Cuando esto decía don Quijote, echó de ver a un lado Un árbol que ha recibido lentamente la virtud misteriosa del camino un hombre entrado en edad que estaba haciendo de los siglos, junto con la recondita substancia de la tierra hachar dos herinosos cipreses de un grupo que daba obscura es objeto que infunde respeto y amor casi religioso. Hay y fresca sombra a un gran circuito. Paróse y le preguntó por quienes destruyen en un instante la obra de doscientos años. qué hacía derribar tan bellos árboles, destruyendo en un por aprovecharse de la mezquina circunferencia que un árbol instante obra para la que la naturaleza requería tantos años. inutiliza con su sombra: para la codicia nada es sagrado: si Los derribo, respondió el viejo, porque nada producen y el ave Fénix cayera en sus manos, se la comiera o la venocupan ociosamente la heredad. Éstos y los demás, todos los diera. Cosa que no produzca, no quiere el especulador: para echo abajo, y no son menos de catorce. Hubiera modo, el alma ruin, la belleza es una quimera. Un menguado sin luz replicó don Quijote, de evitar este degüello? Si os incita el en el cerebro ni música en el corazón, no alcanza el poder valor de estos cipreses, yo os los pago, y permanezcan ellos de gozarla,. ni su alma tiene los requisitos que se han menesen pie. Eso allá se iria con vender la tierra, y no es lo que ter para que den golpe en ella los portentos del universo.
me propongo, dijo el dueño; antes la estoy desmontando, no No se arrodilla ante el Parnaso sino el hombre delicado cuyo tanto por aprovecharme de estos árboles que no valen gran numen le tiene despierto de continuo, maravillándole con las cosa, cuanto por dar a la labranza el suelo mismo. Cortados obras del Omnipotente, apasionándole a las gracias de la no valen nada, replicó el caballero; vivos y hermosos como naturaleza están, valen más que los pirámides de Egipto. así os ruego y encarezco miréis si os está mejor variar de resolución y Ya de miedo del uno, ya por respeto al otro, el viejo se hacer un obsequio a la madre naturaleza, la cual gusta de la excusó como pudo y se ratificó en la promesa de no llevar.
sombra de sus hijos. Toda sombra es nociva, arguyó el viejo adelante una obra que en ninguna manera habia juzgado sanguinario. La sombra nada me da. antes me quita lo que digna de vituperio. cómo no. dijo el obispo; si no teníais pudiera rendir esta heredad. Hoy la pongo como la palma de necesidad imprescindible, no era nada católico destruir asi, la mano, la aro en seguida, siembro lechugas y coles, y desde por puro gusto, un efecto tan hermoso de la virtud de nuestra ahora queda vuesa merced convidado a festejarlas a su regreso. madre tierra. Tengo para mi, dijo a su vez don Quijote, que Dejaos de chanzas, que no estoy para ellas, dijo don Qui los gentiles eran en muchas ocasiones más piadosos que nosjote. Por última vez represento y pido lo ya representado y otros: esa veneración por los bosques sagrados, manifiesta un pedido, y andad por vuestras lechugas a otra parte. Donosa niundo de religiosidad en su alma. El bosque de Delfos, la representación, respondió el hombre, quien a despecho de los selva de Dodona, eran templos para ellos. No alegue vuesa, años había sido algo maleante, o ya la figura de don Quijote. merced la autoridad de los gentiles, valvió a decir el obispo; junto con sus pretensiones le movió a echar por lo ridiculo: los patriarcas de la ley antigua rendian honores casi divinos donosa notificación. caso de no venir yo en ello. piensa a los árboles. Abraham plantó un ciprés. un cedro y un pino, vuesa merced apercibirme con su lanza. Vos lo habéis dicho! los cuales por obra del cielo se incorporaron en uno solo; de replico don Quijote, y arremetió con el viejo, el cual, en via suerte que ese árbol fué mirado como un prodigio y cosa de defensa, se dejó caer patas arriba de la piedra en que verdaderamente destinada para la Divinidad; y así, se le cortó estaba sentado. Convenid, gritó el caballero, teniéndole en para el templo de Salomón. qué dice vuesa merced de la jaque con su lanza, en que estos árboles queden ilesos; famosa encina a cuya sombra ese mismo patriarca de quien ofreced, prometed y aun jurad no tocarles ni a un pelo de la acabo de hacer mención armó sus tiendas de campaña? El barba. Me allano a cuanto vuesa merced mandare, respondió pueblo se inclinaba ante ella, y hacía romeria a los llanos de el burlón, viendo resplandecer esa punta amenazante. Ea, Mambrea por ver ese testigo de tan grandes cosas. Yo he amigos. dejadme en pie esos árboles, y no se les ofenda con leido, respondió don Quijote, que los japoneses, con ser bárun hachazo más, supuesto que tal es la voluntad de este buen baros, respetan a los árboles tanto como a sus dioses. Pláncaballero.
tanlos en dondequiera, y asombran con ellos los caminos; de, inodo que es un placer andar por esas vías frescas y verdes. Ando en busca de aventuras, respondió. Don Quijote. en medio del sol abrasador de esas regiones.
Si la casualidad no me encamina por acá, se consumaba ahora mismo un hecho de los que no sufre un caballero Elogio de la templanza andante. Salga de su carrocín vuestra señoría ilustrísima, y vea con sus ojos si mi profesión importa al mundo, y si los que Apeáronse en esta sazón, y sentados debajo de unos árbola seguimos perdemos el tiempo y ganamos la fama a poca costa.
les, amo y mozo comieron lo que Dios quiso, dándole gracias Echose afuera el obispo, juzgando que realmente se por su misericordia. Ten hambre. Sancho, dijo don Quijote hubiera intentado alli algún delito, y si aún era posible impey no codicies la mesa del rico, pues tan bien te sabrá la dir una desgracia.
carne sin condimento como un faisán lampreado. No sé a lo. Ve aqui vuestra ilustrísima esta pequeña selva cuyos que sabe el faisán, respondió Sancho: déme vuesa merced una árboles verde obscuros se encumbran en forma de pirámides uña de vaca o una costilla de carnero bien tostada, item pan y derraman sobre el suelo esta densa y provocativa sombra?
frito y cebollas en caldo picante, y le hago donación entre vivos de cuanto faisán y gallipavo crían las Indias. Con eso En verdad le digo que no iba a quedar rama sobre rama, porque este desalmado los echaba a tierra, si no llego yo pruebas tu humildad, repuso don Quijote. Has de saber que aqul para librarlos de su hacha destructora. La forma biblica entre la modestia y el orgullo, entre la sabiduria y la ignousada por don Quijote le pareció bien al obispo, y dando en rancia hay más relaciones que nadie se imagina. El filósofo se contenta con lo que da de si la naturaleza, y no anda imporel hito, y por llevarle el genio, manifestó que le placía mucho tunando a la fortuna sobre que no le hace nadar en lo superaquel desaguisado, y se unió a él para encarecer el desalmamiento de quien asi había querido matar esos hermosos fluo; exactamente como el campesino que se mira satisfecho gigantes de la creación. Hablaba quizás de buena fé el prelado, con algunas pobres raíces y los granos que produce su diminuta heredad. los santos, dijo. Sancho, que lo pasan en ya que todo pecho donde anidan los afectos nobles tiene con la naturaleza conexiones ocultas. Pasa a la página 12. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica