REPERTORIO AMERICANO 299 Guardaba el farolero entre los lirios el nocturno Camino de Santiago.
El colibri epiléptico, asumía la inspección general de las fragancias.
Rotas nubes amatistas de leche muestran las lomas donde borrachos de aromas tropiezan dedos turistas.
Por extraviadas pistas irrumpe el viento en una ola; musica de barcarola pone en sus versos paganos, mientras levanta en las manos una estupenda amapola.
Uua montaña de cabeza blanca remendaba las nubes del ocaso.
Los cerros avizorandose apercibian a cazar estrellas. Otra postura Colegiala buena, mala; pastora de vacaciones que canta canta canciones; Amarilis colegiala.
Ala frágil, ágil ala a la suerte en los vergeles; alabada de donceles que en hipotéticas misascon rueditas de sonrisas comulgan hostias de mieles.
y era temblor de una paloma żura, en mi abismado corazón, el miedo.
El dragón de la noche se arrastraba en medio del enorme bosque negro. duré caminando muchos siglos en la Tierra del Sueño.
Pasé bajo los árboles monstruosos en floración preñada de misterio; cerca del turbio manantial callado; sobre los sauces de los rios muertos, y lanzaba mi voz como alarido sin responder las rocas con un eco.
Inutil grito, porque estaba mudo en medio del enorme bosque negro.
En vano quise huir de la pavura de la Tierra del Sueño.
Los abismos llevaban a otro abismo y si mi pie encontraba algún sendero constrictoras, parásitas, cual sierpes furiosas, enredábanse a mi tuerpo.
Libre después, corria berteginosamente un torpe correr sin movimiento: era un árbol con ansias pero inmóvil en medio del enorme bosque negro.
La fatiga cayó sobre mi carne en la Tierra del Sueño.
Junto a la piedra de dormir, lloroso, ya vencido en el última deseo, arrojé mi esperanza: era un venablo que me tenía traspasado el pecho. en la noche cerrada, como todos, fui un montón de ceniza entre los muertos y un fantasma de sombra, envuelto en sombras, en medio del enorme bosque negro. Cerros grises, domésticos y mansos, como los vi a mi puerta siendo niño.
Dios les pasa la mano por sobre el lomo, en tardes y mañanas, o los azota cuando está enojado. Iban las calles sin saber adónde; yo, sin cómo ni cuándo, Tras el roido portalón del huerto cantaba, haciendo azúcar, el verano.
Al beber su refresco de arrayanes el aire verde levantaba el vaso.
Entre sauces y pirules pajarillo en escoleta, y lectora analfabeta de largos montes azules.
Como del asno a gandules panal vedado al hocico; grano de sol rubio y rico que el ave madrugadora aflora, enſlora, desflora en el aire con el pico.
Guardiana de indócil seno que junta en hondos jardines olor blanco de jazmines, de violeta olor moreno.
Angel que anuncia el estreno de surcos primaverales; arcángel de los umbrales del edén, y en claro sino, panadera del pan fino de los banquetes nupciales.
Dentro del corazón de las guayabas un pájaro tenaz con su piqueta buscaba los tesoros de Eldorado.
Despertó el celo de los garañones del viento.
Por el camino en polvo iban al campo, traş las yeguas retintas de la tarde.
Cortaba frescas rosas de sonido por tejer la corona del rosariola torre que sin éxitos de cuenta vive poniéndole la cruz al diablo.
Iban las calles sin saber adónde; yo, sin cómo ni cuándo, la altura del beso, alzó una rosa cardena el picacho.
Banderas desplegadas, desfiló ante la noche un sindicato de nubes. Envio En las fértiles sombras empezaba la siembra de los grillos.
Las estrellas croaban en los charcos.
Pastora, a ti esta alabanza que ansiara en versos gentiles, por tu pequeño haz de abriles frescos y en flor de esperanzı.
Más de veras que de chanza, tu voz hube en mis retiros, pues de la brisa en los giros fui cazador en acecho; e hice, a veces, de mi pecho trampolin de los suspiros.
Regreso II, ricordo poesia, e la poesia Lion se non ricordo.
GIOVANNI PASCOLr.
Iban las calles sin saber adonde, cayendo y levantando hasta quedar dormidas en el campo.
Las casitas de faz con enjalbiego estab. in sin crecer un solo palmo. Proyectarian sus arquitecturas, para ilustrar un cuento, los enanos. Recoletas. Caducas.
Sin embargo, nada ha podido resistir como ellas el telirico baile del espanto.
Ellas saben las vidas paralelas de la locomotora que se va llorando y del burrito que vuelve cantando.
No derán su vejez en el espejo.
Tuvieron uno solamente, antaño, que sustraido fué con la laguna por malas artes de los ingenieros.
Ahora, al saludar (dal hifo pródigo. la sonrisa mas franca de sus patios se empurpuraba en el mantel del aire.
Iban las calles sin saber adónde; yo, sin cómo ni cuándo.
Se oia, antes del turno de los grillos, en el jardin, la banda del silencio.
Pero bajaba el cielo a dar sus ramos como siempre en las varas de los pliimbagos, y los naranjos, antes pura la frente de azahares, tenian frutos nuevos en los brazos. Tierra de sombras No sé noche en las noches Cómo vine a la Tierra del Sueño, Todavia mi boca deleitaba el sabor de las uvas de tus besos.
Aun me quedaba, del divino instante, en un brazo la forma de tu cuello y en el otro el calor de tu cintura.
Yo seguia la luz de tu recuerdo, y repentinamente me hallé solo en medio de un enorme bosque negro. mi encuentro salió, toda de blanco, con el perfume que aprendi en mi novia, la casa que el cluido está alquilando.
Retornaba el silencio de la noche, los aperos al hombro, paso a paso. Dios llegó en disfraz de peregrino, con su nombre: Pasado. mi niñez volvia, militar y torera. Cabalgaba el rocin de la aventura al margen de los libros no estudiados.
Rubias horas de sol, vistiendo seda, esparcian mis ansias como nardos. La vocesita tenue de las cosas, cómo se entraba al corazón cerrado!
Fluia por los surcos del recuerdo continua y musical como un regalo.
El viento se alejó con su mensaje. atrayéndome a si con dulce mando quedo en los labios el pueril lenguajecada cosa me habló. te acuerdas cuando. Me penetraba el frio con sus garſios en la Tierra del Sueño.
Dilataba mis ojos el asombro rebosando, tal vez, paso pequeño; bajo súbito invierno raudal brede, detenia su curso el pensainiento; Francisco González Guerrero Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica