Bourgeoisie

SEO 265 963 IRepertorio Elmericano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1931. Sábado de Mayo Tomo XXII Núm. 17 Año XII. No. 537 Cias Agustin Aragón Leiva Mirabeau o El Politico Dos lágrimas de Gissing y un pasaje de Lecky El testimonio de nuestro Luis Vives Las quiebras comerciales rompen el record Muscle Shoals Un gran pensador, un maestro SUMARIO José Ortega y Gasset Eisenstein en México Persiles Bibliografia titular Juan del Camins Guatemala y las de Leyenda de la Tatuana De Los Trofeos Jar Grills Sobre unas traducciones de Heredia Angel Asturias.
González Mendoza Miguel Angel Asturias José María Heredia Ismael Enrique Arciniegas nera Mirabeau o El Politico maturgo dejase por unas horas Yo había leído este librito de reducido el Universo a lo que Herbert Van Leisen. titulado Del folleto Triptico. Mirabeau o El Poéste sería según su esquemático lirabeau y la revolucion real, con litico. Revista de Occidente. Madrid. 1927. programa.
prólogo de Jacques Bainville, esEl ideal al uso es menos, y perando alguna nueva claridad no más, que la realidad. Asi, sobre el magnífico provenzal (1. el atributo de buena persona que Siempre he creído ver en Miraimponemos al político ideal es beau una cima del tipo humano muy fácil de imaginar y definir; más opuesto al que yo pertenezen cambio, todo lo demás que co, y pocas cosas nos convienen constituye al gran político no más que informarnos sobre nuespodríamos jamás extraerlo de tro contrario.
Es la única manuestra minerva, sino que necede complementarnos un sitamos humildemente esperar a poco. Nada capaz para la poque la Naturaleza tenga a bien lítica, presumo en Mirabeau algo inventarlo ella, magníficamente, muy próximo al arquetipo del y se resuelva a parir un titán político. Arquetipo, no ideal.
como Mirabeau. Una vez que No debiéramos confundir lo uno está ahí, por obra y gracia de las con lo otro. Tal vez el grande potencias cósmicas, nosotros, iny morboso desvarío que Europa gratos y petulantes, nos apresu. está ahora pagando proviene ramos a censurar su engendro, de haberse obstinado en no disporque no tiene las virtudes de tinguir los arquetipos y los ideaun honrado y corriente burgués.
les. Las ideales son las cosas La Humanidad es como la mujer según estimamos que debieran que se casa con un artista porque ser. Los arquetipos son las coes artista y luego se queja porque sas según su ineluctable realidad.
no se comporta como un jefe Si nos habituásemos a buscar de negociado.
de cada cosa su arquetipo, la El librito del señor Van Lei estructura esencial que la Nasen está muy lejos de aclararnos turaleza, por lo visto, ha querido punto alguno de importancia darles, evitaríamos formarnos sobre Mirabeau. Pertenece de esa misma cosa un ideal abuna clase de emanaciones impresurdo que contradice sus condisas que cada días son más freciones más elementales. Así, suele cuentes, por mala ventura, en pensarse que el político ideal las letras de Francia. Son obras sería un hombre que, además de maniáticas, de angosto horizonser un gran estadista, fuese una te, que ni siquiera aspiran a la Pero ¿es que agudeza intelectual. Así, el seesto es posible. Los ideales son ñor Van Leisen, discípulo de las cosas recreadas por nuestro Maurras, se propone, con el deseo son desiderata. Pero beneplacito de Bainville, no más ACT ¿qué derecho tenemos a consique demostrar la identidad radiderar lo imposible, a considerar cal entre la política de Mirabeau como ideal el cuadrado redondo?
y la de Luis XVI y Luis XV.
Hace mucho tiempo he posEste es el propósito; pero claro tulado una higiene de los ideales, Mirabeau es que no hay ni la apariencia una lógica del deseo. Tal vez del logro.
lo que más diferencia la mente La política de Mirabeau no infantil del espíritu maduro es que aquella no re a considerar como ideal la realidad misma, en lo tiene oscuridad alguna. Como los hechos de todo conoce la jurisdicción de la realidad y suplanta las que tiene de profunda y esencial. Estos nuevos. un siglo se encargaron de comprobar, fué la obra cosas por sus imágenes deseadas. Siente lo real ideales se extraen de la Naturaleza y no de nues más clara que se intentó en la Revolución Francomo una materia blanda y mágica, dócil a las tra cabeza. son mucho más ricos de contenido que cesa. Si algo en el mundo tiene derecho a caucombinaciones de nuestra ambición. La madurez los píos deseos y tienen mucha más gracia. En sar sorpresa y maravilla, es que este hombre, ajeno comienza cuando descubrimos que el mundo es definitiva: el idealismo vive de falta de ima. a las Cancillerías y a la Administración, ocupado sólido, que el margen de holgura concedido a ginación. Todo el que sea capaz de imaginarse en un tráfago perpetuo de amores turbulentos, la intervención de nuestro deseo es muy escaso con exactitud realizando su abstracto ideal sufre de pleitos, de canalladas, que rueda de prisión y que más allá de él se levanta una materia re una desilusión, porque ve entonces cuán sórdido en prisión, de deuda en deuda, de fuga en fuga, sistente, de constitución rígida e inexorable. mísero era si se compara con la fabulosa cuantía súbitamente, con ocasión de los Estados generaEntonces empieza uno a desdeñar los ideales del de cosas deseables que la realidad, sin nuestra les, se convierta en un hombre público, improvise, puro deseo y a estimar los arquetipos, es decir, colaboración, ha inventado. Sería admirable que, cabe decir que en pocas horas, toda una política para confusión de los idealistas. aun de los nueva, que va a ser la política del siglo xix (la (1) Herbert Van Leissen: Mirabeau et la politique royale Garsset, 1928.
mayores, de Platón o de Kant, un irónico tau Monarquía constitucional. y, esto, no vagamenbuena persona. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica