160 REPERTORIO AMERICANO mandamientos en dos piedras duras? Du Lopez y Olaya Herrera. No he podido, pronto, sintió algo así como si las enrante mi vida he asistido al endiosamiento de unos cinco bobos: Kerensky, el encontrar nada grande humano; grandes volturas de su alma se desgarrasen. son los nevados andinos, el mar, el sol y la Luz vino. Todas sus dudas del General Herrera; Abadia Méndez, Alfonso sobre todo las estrellas y Simón Bolivar. pasado fueron automáticamente resuelFernando González tas. pudo entonces decir. Yo veo, yo sé, yo creo, yo estoy libertado. Su cuerpo y su espíritu se hallaban La Vida de Vivekananda en reposo! Regresó y pasó la noche en meditación. Al día siguiente, su resoluEl discípulo amado ción estaba tomada. Había decidido rey Véase la entrega anterior.
nunciar al mundo, como en otro tiempo principios de 1884, la desaparición su abuel ¿Por qué toleraba tantos sufrimientos plimionto del voto definitivo. se fijó un día para el cumde su padre, descuidado y pródigo, brus, sobre la tierra? la áspera palabra del camente llevado por un acceso cardiaco, Y, aquel día, de improviso llegó, a pandit Vidyasager le vino a la memoria: Calcuta Ramakrishna. rogó a Narendejó a la familia en la ruina. Seis o siete. Si existe un Dios bueno y lleno bocas por alimentar. una nube de dra que lo acompañase, por la noche, de gracia, por qué mneren, entonces mia Dakshineswar. En vano trató Narendra acreedores. De un día para otro, Naren llones de gentes por falta de algunos sustraerse a la invitación, y tuvo que conoció la miseria, la caza agotadora de bocados. empleos, la indiferencia egoísta del munseguir al Maestro. En su cámara, durante Una protesta furiosa le irguió contra la noche, encerrado con él, Ramakrishna do y la relegación de los amigos. Él ha el cielo. declaró la guerra a Dios.
contado su desastre en páginas que se se puso a cantar. Aquel bello canto, que Jamás había podido él esconder algo arrancó sollozos al joven discípulo, le aproximan a las más dolorosas con fe de sus pensamientos. Habló públicamente hizo conocer que el Maestro había penesiones. contra Dios. Probaba su inexistencia o. Me moria de hambre. Descalzo, su maldad. Su reputación de ateo se trado sus designios. Ramakrishna le dijo: erraba de oficina en oficina, rechazado. Yo sé que ya no podréis permaestableció. según la costumbre de los necer en el mundo. Pero, por amor a en todas partes. hacía experiencia de devotos, se achacó a su descreimiento la simpatía humana. Era mi primer conMí, permaneced en él tanto tiempo como motivos inconfesables; y se recriminó sus tacto con la realidad de la vida. Desyo viva!
costumbres. Esta maledicencia lo enduNarendra volvió a su casa. Había hicubría que no había lugar para los de reció. Practicó una fanfarroneria de som lado ciertos trabajos en una oficina de biles, los pobres, los abandonados. Los brío desprecio para declarar en voz alta traducciones y en a estudio de aboque, algunos días antes, hubieran estado que en un mundo tan abyecto, un homgado, aunque no tenía aun empleo perorgullosos de ayudarme, me volvían la bre, presa como él, de las persecuciones manente; y la suerte de su familia nu cara, aunque largamente prometiesen ve de la suerte, tenía pleno derecho de busnir en mi socorro. El mundo me parecia car un respiro en un placer cualquiera: pidió a Ramakrishna rogara por él estaba asegurada para el futuro. así, la obra de un demonio. Cierto ardiente y que si él, Narendra, llegaba a conpor los suyos.
día en que apenas lograba tenerme en vencerse de la eficacia de tales medios. Mi niño, le dijo Ramakrishna, yo pie, me senté en una plaza, a la sombra no los rechazaria nunca, por temor de no puedo hacer semejantes plegarias.
de un monumento. Algunos amigos es quien fuese. los discípulos de RamaPero. por qué no las haces tú mismo. taban allí, y entre ellos alguno cantaba krishna, que llegaban a hacerle piadosas Naren fue al templo de la Madre. Se un himno a la gracia desbordante de reconvenciones, les replicaba que no era hallaba en un fervor exaltado; una onda Dios. Esto fue como un golpe asestado sino up cobarde quien por temor, crede amor y de fe le inundaba. Pero, en mi cabeza. Pensaba en la condición yera en Dios. los despedia. No obscuando al regreso, Ramakrishna le predeplorable de mi madre y de mis her fante, Naren sufría a la idea de que guntó: manos. Entonces grité. Cesad en ese Ramakrishna pudiera condenarlo, como. bien, qué habéis orado. Nacanto! Semejantes fantasías pueden ser los demás. Pero su orgullo gritaba. Qué ren se apercibió de que había olvidado agradables a los que han nacido con una me importa! Si la reputación de un pedir el consuelo do su miseria. Ramacuchara de plata en la boca, a los que hombre reposa sobre fundamentos tan krishna le dijo. Vuelve. no tienen en su casa, parientes muriendo frágiles, no debe preocuparme, y la Volvió una segunda vez y luego una de hambre. Si; hubo un tiempo en que pisotearé. tercera. Mas apenas entraba en el templo.
también yo pensaba como vosotros. Pero Todos le juzgaban perdido. Solamente, se desvanecía de sus ojos el objeto de hoy, ante la atrocidad de la vida, todo Ramakrishna, en su. retiro de Dakshisu plegaria. la tercera vez, sin emeso suena en mis oídos como una burla neswar, le dispensaba. su confianza. bargo, el pensamiento de su demanda macabra. Mi, amigo se sintió herido. y esperaba el momento. Sabía que la se presentó; pero un sentimiento de verNo podía darse cuenta de mi horrible salud de Naren no podía llegarle sino güenza lo llenaba. Para qué vulgares desgracia. Más de un día, cuando veía de él.
intereses venía él a importunar a la que en la casa no había suficiente de El verano había pasado. Naren pro Madre. entonces rogó. comer para todos, yo me alejaba, diciendo seguía siempre su caza desesperante de. Madre, no tengo necesidad de nada a mi madre que estaba invitado afuera; los gana pan. Una tarde en que no había sino de conocer y de creer. y ayunaba. Dis amigos ricos me solici. comido, cansado y mojado por la lluvia, partir de ese día, una nueva era taban alguna vez para que fuese a su se sentó al borde del camino, en el portal se inició en él. su fé, que había nacasa cantar. Con alguna excepción de una casa. El tumulto de la fiebre se cido de la miseria, como en el viejo posible, ninguno parecía curioso de co desencadenó en su cuerpo fatigado. De Arpista de Goetho, no olvidó jainás el nocer mis miserias; y yo las guardaba gusto del pan empapado en lágrimas, ni para mí. 1) El pandit Vidyasagar (Isvara Chandra, 1820a los hermanos en el sufrimiento que Sin embargo, continuaba rogando a 1891. reformador social, director del Colegio Sanscrito de Calouta, que conoció a Ramakrishna y cuyo re se reparten las migajas. Así, en un grito Dios, cada mañana. Un día, oyéndolo su cuerdo es venerado, menos ann por su gran sabor qum sublime lo hizo oír al mundo: madre cuya piedad so había enfriado por su grande amor a la humanidad, después de una vida de devoción, espectador impotente del hambre de. El solo. Dios en que yo creo es la por el exceso de la desgracia, le dijo: 1864 que produjo más de cien mil víctimas, rechazó a suma total de todas las almas, y por. Tonto! Callate! Orando a Dios te Dios. 80 consagró únicamente al servicio de los sobre todo, mi Dios los malvados, mi hombres. Vivekananda habla todavia, con respeto mantienes desde la infancia. qué es emocionado y sin una pniabra de condenación, en Dios los miserables, mi Dios los pobres lo que él ha hecho por ti. 1898, en un viaje Kachemira, con la Hermana Nive de todas las razas. dita, de él: y ésta apota sus entrevistas. Notes of some Entonces, a su vez, se llenó de resenWanderings with the Swami Vivekananda, Calenta. El Galileo habia vencido. El tierno timiento, hacia Dios. Por qué no Udbohan orfice. pondía El a sus desesperadas llamadas. 9) Más tarde, Vivekananda decía: Ramakrishna fue la sola persona que creyó en mi, sin vacilar, Hasta. Siempre el mismo processun mecánico de la mi madre y mis hermanos se mostraron incapaces de Revelación. Ella se produce en la hora exacta de los (1) Este relato está entresacado de la Vida de ello. Sa confianza inquebrantable me ligó a él para limites vitales, cuando las últimas reservas de la voRamakrishna, 20 y sigs, siempre. iSolo El sabia amar!
luntad de combate se han ugotado. 47, nota a res Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica