Repertorio Americano Tomo XXIII SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1931 Sábado de Agosto Año Xil. No: 550 Núm. SUMARIO José Ortega y Gasset Federico Amiel: un estudio sobre la timidez Strawinsky y la universalidad La carreta.
Canales interocéanicos: Panamá, Nicaragua Defensa de Spinoza Gregorio Marañón ddolfo Salazar Guctiara Centeno Esquivel Obregón Persiles Un discurso en León Hablando con el Dr. Marañón Filiación poética de Jaime Torres Bodet La nueva poesia chilena. Qué hay de nuevo?
Jorge Carrera Andrade Alberto Guillén Jn del Camino Federico Amiel: Un estudio sobre la timidez Texto taquigráfico de la conferencia del Dr. don Gregorio Marañón en la Residencia de Estudiantes sobre la evolución del instinto Muchas veces nos ha ocurrido a todos, sexual en los timidos lado y en lugar de quedarse con ella se. De El Sol. Madrid al llegar a una ciudad lejana y desconocialejó.
da, que después de haber leído su historia.
Mis observaciones sobre la timidez me es decir, su vida externa y oficial, ignorahan hecho conocer que bajo estos rótulos se mos del todo lo que quizá nos interesaría esconden estados producidos por mecanismás a quienes amamos de la vida no su sųmos muy diversos y aún antagónicos. Alperficie agitada, sino el curso profundo gunas palabras sobre este punto nos harán que no está descrito en ningún libro; y doncomprender bien la ejemplaridad del caso de sin embargo, funda sus raíces: Algo de Amiel.
parecido nos sucede cuando tratamos de descubrir el alma humana al través de la La timidez del hombre, enfermedad vida de los hombres. Leemos para lograrlo del instinto. En muchos casos, la timila vida de los principes, de los héroes y de dez del hombre enfermedad del instinto los genios, esto es, de los llamados hombres que nunca padece la mujer se debe a la representativos, que, precisamente por serconciencia de una inferioridad, en ocasiones lo, no representan sino cinias agudas de la infundada; pero frente a todos estos casos especie. Son valores completamentarios, en los que la timidez se edifica sobre cipero no arquetípicos de la Humanidad osmientos imaginarios o reales de inferioricura, que silenciosamente hace marchar al dad hay otro grupo de tímidos mucho memundo. En cambio, alguna vez cae en nos conocido, en los que el miedo a amar nuestras manos la biografia o el diario de se debe, por el contrario, a una sensación un hombre que fue como todos los demás, de superioridad del instinto, a una difeun hombre no representativo; por ejemplo, renciación del mismo. Su actitud es exacel caso de un simple pedagogo de Suiza, tamente la inversa que la de los tímidos.
discretas ambiciones, la fluctuación de su pais de padagogos, que pasó su vida sin antes considerados. Éstos, los inferiores, pena ni gloria, y a quien sus contemporá espíritu ante las horas y las estaciones, las consideran el amor como fortaleza inexpugneos le tuvieçon por un ser vulgar, llegando miserias de su organismo, las tempestades nable. Aquéllos, los tímidos superiores, lo incluso a decir que era un cretino. allí.
en el vaso de agua de su instinto, iguales, consideran como jardín abierto, al que un a las de todos los demás hombres; nada, en saben muy bien lo que esta palabra signifiescrúpulo del instinto, un sentimiento de ca. Para sus alumnos era ese tipo del prosuma. Pero en su insignificancia estriba, infinita delicadeza, les impide entrar.
fesor que servía de blanco en las horas morsin embargo, la ventana anónima de la caAmiel pertenece a esta categoría de tímitales del estudio. Publicó versos y artículle estrecha que nos enseña un interior medos superiores. Cómo en efecto, dos actilos, reconocidamente mediocres. Tuvo va diocre, pero llena de gentes perfectamente tudes opuestas, los dos extremos de una rios amores de un platonismo de solteron humanas, y ahí está la más poderosa razón gradación del instinto, la conciencia de la de casa de huéspedes, y al fin, murió como del interés de su diario. Amiel es un sim propia inferioridad y la conciencia o la subcualquiera, tras una larga temporada de ple fenómeno de las variedades psiquico conciencia de la propia elevación, pueden toses y de ahogos, rodeado de pócimas y temperamentales más interesantes dentro conducir a un mismo resultado y por el asistido por unas cuantas mujeres afecdel sexo masculino. Es también una de las mismo mecanismo? Ya otras veces he extuosas.
más desconocidas, porque suelen tenerse puesto al detalle cómo el funcionamiento ocultas cuidadosamente, como una desgra del instinto sexual es una resultante no sólo Federico Amiel. Pero he aquí que este cia o como una vergüenza. Es un caso trá de la propia capacidad, sino de la diferenhombre, que se llamaba Federico Amiel, gico de timidez. El interés de esta vida ciación del objeto. El amor, salvo en los había escrito día por día un diario, que al atormentada reside en que muchos varones animales inferiores, hermafroditas, requiecanzó 16, 000 páginas, en el que no tuvo ven retratadas en ella sus mismas angus re siempre una pareja. Es, pues, preciso ocasión de anotar nada heroico, nada ex tias, y muchas mujeres encuentran también contar siempre con ella para explicarnos traordinario, sino los mismos incidentes la explicación y, por lo tanto, la conciencia el resultado. Varios hombres pueden tener grises que llenan la vida de cualquiera, sus de la actitud del hombre que pasó por su absolutamente la misma capacidad, que puFederico Amiel Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica