182 REPERTORIO AMERICANO no. ralmente se hallaban en el porche espa ceinos, no podremos imaginar tampoco ticas. Insensatos! Como si la indepencioso de la casa; la casa se levantaba en una prosa superior a la de esa prosa tan dencia y la capacidad fuesen hoy suscep.
una callejita solitaria y silenciosa. El te sencilla, tan clara, la de quien sabe es tibles de medida; como muchas artes jedor parecía una arañita agazapada de cribirla en que una cosa. nada más fá mecánicas no exigiosen la aplicación de trás de su tela; en el silencio de la casa cil va colocada después de otra.
un mayor número de facultades intelecy de la calle, el traqueteo del telar reso En 1854 Francisco Pi y Margall tuales que esas profesiones que habéis naba rítmicamente. So estaba tejiendo una publicaba su libro La reacción y la revo llamado sabias; como si hubieseis resuelto gruesa saya de colores, o uno de esos lución. Este libro es a Pi lo que El por ya el problema de la equivalencia entre mandiles que se ponen todavía sobre los venir de la ciencia es a Ernesto Renán: talentos y funciones, y pudieseis decir: panes para llevarlos al horno desde casa, un almacén de todo, un enquiridión de Desde esta clase arriba gozan los homen los pueblos en que aún existen hor todas las ciencias sociales. Hay en el libro bres de inteligencia para apreciar el vanos públicos. El horno público, como el de Pi filosofía de la Historia, filosofía del lor político de sus semejantes; como si lavadero, como la solana, era una insti. Derecho, Derecho político, psicología so pierais que el juic es independiente tución en el pueblo. Se hablaba en él a cial. Todo lo mejor del maestro está ya de esa misma especialidad individual a gritos; todas las historias íntimas de la en estas páginas tan generosas y tan li que damos el nombre de talento. para ciudad eran allí referidas con toda clase bres. naturalmente, el autor no podía acabar, hablando de la libertad de exprede pormenores; sonaban las palabras cas menos de abordar el tema de las relacio sión, que intelectuales y obreros debemos tizamente. Estar escuchando los diálogos nes entre los intelectuales y los obreros. defender a toda costa, como condición tan pintorescos y, expresivos que se man El pensamiento es uno hemos dicho. ineludible de la civilización universal. La tenían en el horno era como leer unas va desde el poema hasta la obra del tra imprenta, roclamo ahora toda vuestra atenpáginas de la tragicomedia de Calixto y bajador manual. No establezcamos privi ción, es uno de los medios de comunicar Melibea. Pero nos estamos entreteniendo legios a favor de los intelectuales cuando el pensamiento. Ahora bien, por el pencon la charla; nos espera el telar; tojere hablemos de los obreros. Esos privilegios samiento vive el hombre, por el pensamos hoy un poco y volveremos mañana. serían injustos. El talento escribe Piņiento se desarrollan a la vez él y su El tejido que vamos a labrar será de lana. no es más que la especialidad de nuestras raza. Un pensamiento precede a cada de distintos colores; las franjas verdes facultades. Si existe una función social acto de su voluntad; y el trabajo, aún el irán entremezcladas con las rojas y las que exija mi especialidad, y yo la ejerzo, más material, no es sino la aplicación azules. Después pondremos el repostero en nada puedo ser acreedor a más que del mismo pensamiento. Si os oponéis, encima de una mesa y nos estaremos re el prolėtario, cuya. capacidad limitada. pues, a su libre emisión, os oponéis tamcreando con nuestra obra. El sol, que en basta para llenar una función tan social bién al desenvolvimiento de la especie, trará por la puerta, pondrá un vivido y como la mía. Mi talento no es creación os oponéis a la marcha progresiva del esplendente ráyo sobre lo verde, lo azul. mía, no depende de mi voluntad que le trabajo. Del trabajo, que es fruto de la y lo rojo. Habrá alguna página, do to tenga y no le tenga; no hay compás para iniciativa individual; del trabajo, sea el das las que escribimos, que pueda supe medirle. Cómo ha de dar motivo a diver de construir una silla o el de imaginar rar a este bello tejido? este tejido, y sidad de retribución ni a privilegios? un poema, que requiere necesaria e inesta silla, y éstas trébedes, no serán el ¿Dónde está aquí la justicia. Dónde los defectiblemente la plena libertad de pen equivalente de un artículo, de un poema, elementos de orden. más adelante, al samiento. en el ejercicio de esa liberde un capítulo de novela, de un ensayo? tratar de las diferencias establecidas en tad fecunda somos hermanos los que traAmemos a los obreros manuales. Que las capacidades para las funciones polí bajan la materia, y los que escribimos.
los obreros manuales de todo el mundo sean la verdadera patria de elección de Azorin cuantos manejamos la pluma. Más cerca estamos los escritores de un herrero, de un ebanista, de un tejedor, que de un ministro, de un general, de un ban quero, Euripides de un ado, de un embajador, de Introducción al volamen que contiene las admi.
un obispo. Cuando los escritores publicarables versiones en verso inglés que hizo Sir GIImos convocatorias para actos literarios bert Murray del Hipólito y de Las bacantes de Euriodamos a la publicidad documentos de pides y de Las ranas de Aristofanes. Traducción de SALOMÓN DE LA SELVA para Repertorio Americanos diversa índole, iqué bien estaría que, entre 5. Véanse las entregas 7, 8, 9, 10 11.
los nombres de poetas, noveladores, ensayistas, figuraran los de algunos de estos hermanos nuestros! El nombre de un he¿No podrían los hombres sabios de de suerte que las vicisitudes y los dolores rrero, de un albañil, de un tipógrafo, de Atenas comprender lo que un niño no son sino sirvientes del todo jubiloso.
un carpintero, de un tejedor. El pensasiente, lo que una fiera siente, lo que Parecíale a Euripides, en esa metámiento no se puede limitar; va desde el el poeta siente, que vivir vivir y go fora favorita suya, que siempre ha sido zar de la Naturaleza, de la Aurora, de algo más que metáfora. que un Dios poema o el ensayo que estamos escribiendo la Puesta del Sol, de los eternos miste había sido negado y desechado por el hasta la ligera y elegante silla que acabamos de construir. Esos hombres de la rios y descubrimientos y maravillas del mundo del que había surgido. Aquellos madera, del hierro, de la lana, de la piedra, mundo es en sí una gran dicha. Ama hombres consumidos por muchas luchas, trabajan durante toda su vida; durante al día, ama la noche. dice Euripides llenos de sospecha, llenos de ambición toda la vida trabajamos nosotros. Ellos no en otro coro. Sólo así se puede hacer y de orgullo intelectual, casi desnudos pueden permitirse el lujo que es el suprela vida lo que efectivamente es: Júbilo. de todo sentimiento, a menos que llamo lujo de estar enfermos; nosotros no no sólo hay que amar al prójimo memos emoción a los odios que aviva elemento tan vívido en la vida que, a la política, recorrían la Vida aprisa en podemos permitirnoslo tampoco. Un ebapresencia de cosas augustas en las que nista pone todo su cuidado, todo su fer menos que lo amemos, lo demás se nos echará a perder. sino hay que amar nunca fijaban ojos de atención, y en vor, en hacer. de un modo fino la silla todos los detalles de la vida y las ma medio de alegría y de belleza con las que nosotros hemos hecho; nosotros ponemos todo nuestro fervor en escribir una neras de vivir. La vida entonces se que se negaban a soñar. Por eso, para él. los mundanamente sabios no página artística. Hay formas insuperables vuelve como el viaje de Dionysos por en el arte; por mucho que nos esforcemos, mares mágicos, o, mejor, como el viaje, sabios. 395. El poeta, en cambio, màs variado aún, de los enamorados en puede tener su Paraíso especial, lejos no podremos nunca llegar a imaginar una forma superior, más perfecta, más el poema de Shelley: de los lugares frecuentados por los hombres ordinarios, lugar más dulce que la artística, que la de estas trébedes tan Mientras la Noche dulzura de Chipre o de Pafos: humildes, o la de este cántaro, que viene en pos del Día, y tras toda Tormenta haciéndose así durante siglos y siglos en. siempre la Calma, van en vuelo eterno, El alto valle donde sus moradas los alfares, o la de esta silla tan pobre y nuestros ministros sobre el mar ilimite tienen las Musas, tan simpática. Por mucho que nos esfor que ávidos por servirnos, se atropellan, ellas de cuanto hay bello lo más belloson Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica