REPERTORIO AMERICANO 207 y lloro: Vimos mal inimaginable: En los cliros de bosqué donde halla sit actuación en el asunto Dreyfus. No había yo misma lo ri: igrado, conus enteramente oscurus en aquella vida El griego, el luminoso mus que todos, la hija de Latona quedará sint adornto de sit para el lector interesado. Vo hay, por tanel atenienese, el semejante a una estrella, frenie: to, en esta reciente biografia, revelaciones echado de su patria por odio de su padre Con tu partida.
extraordinarias. Pero al recorrer sus pea una tierra lejana!
cesará la dulce rivalidad de las doncellas, ginas, remite un mundo en torno al protay su anhelo de amar jamás tendrá consuelo! gonista, desfilan grandes figuras y reapiO colinas de arena y tendidos de arena recen otras. casi olidadas, ané:clanse los de la playa ateniense, Yo por tu suerte acepto el golpe antar jo defensores y los detractores igualmente eno espesuras de montañas, carnisados del escritor, hierve el ambiente donde tú antes subías que éste removiera con su pluma militante.
siguiendo fieras. Ay, ay, pobre madre, con mastines, delicada de pies, que fueron sin fruto tus dolores de parto. Cuándo pasó todo aquello? Cenizas reEnojada estoy contra estas ánimas: cientes. cuán heladas y remotas parecen!
casadora con demonios, Artemisa!
Ay, Caridades siempre inseparables, Las resonantes batallas del naturalismo, los Vo más por qué, por qué le échasteis fuera bloques. sucesivos de los Rougon Mac. montaris tui carrosa al infortunado, al sin culpa; quart, los sueños ciclópeos, las construclejos de su palacio, ciones cíclicas del gran obrero, son ahora, que arrastran bajo yugo los caballos de. Enetas, lejos de las puertas de su ciudad?(1) para el lector de gustos nuevos y sensibilidad distinta, sombras adensadas en un rin.
ni alentarás que corra tu corcel Oyendo la tristísima canción el clavel cón del panorama finisecular. Es que ya hacia el estadio, en Limnas, moreno se puso a llorar, y la Sarah israen10 se lee a Zola? En los tranvías, en los y tu canto, siempre ferviente, lita se me la llevó adentro, al lugar de las subterráneos de nuestra ciudad, suele verse y la nota de respuesta de la lira, mujeres, a consolármela, sin duda, con beja jóvenes de ambos sexos, probablemente cesarán en la casa del rey; rridos hebreos, o adiestrármela, quizás, a estudiantes secundarios o empleados modeslejos en la hondura del bosque, que me rompa, a trompadas, la cara.
tos, absortos en la lectura de Naná, de La Persiles Tierra, de Germinal, de alguna de las trois Heredia de 1931.
villes, atraídos por la celebridad escandalosa o la aureola social que acompañan, indistintamente, a esas y otras novelas del Un libro sobre Emilio Zola.
maestro naturalista. Según mis datos, és (Viene de la pagina 201. asimismo uno de los autores predilectos enricidad. Por otra parte, su homenaje de ad cado hace muchos años; numerosas refetre los concurrentes a las bibliotecas obre. miración y gratitud a Alme. Zola asoma y rencias de colegas y amigos que le trataron ras. Si, se lee a Zola. Pero dudo que se repite cada vez que la nombra.
en la intimidad, y algunos amplios estudios se le relea; es decir, dudo que vuelva esponLa riquesa informativa de este libro dedicados al hombre y a su obra, habían táneamente a sus libros el lector culto, aten aprovecha los estudios anteriores, acumu presentado y esclarecido ya, de largo tiempo to a la actividad bibliográfica. Hay, por la una documentación hasta ahora inédita atrás, en forma casi definitiva, los distinlo menos, un síntoma negativo, y es la auY agrega los recuerdos personales de la autos períodos de la existencia de Emilio Zo sencia de nuevas ediciones esmeradas o de tora. Pertenecen éstos a la infancia y no la. Conocíamos su infancia provenzal, su selecciones de las mejores páginas del autiene, pgr tanto, otro alcance que el eco afec llegada a París, su humilde y providencial tor, en un país que, como Francia, no las tivo de su período. La señora Le Blond empleo en la libreria Il achette, donde cono escatima y vela celosamente por ellas. Cons; Zold contaba trece años al morir su padre. ció personalmente a hombres corro Taine. pira, de igual modo, contra la actualidad Ile nacido demasiado tarde nos dice. Sainte Bueve y llichelet;conocíamos su inidel novelista, el silencio de los críticos. En 110 he podido, evidentemente, vivir junto ciación literaria, su época de crítico de arte, tanto, los manuales de historia literaria, a ini padre los años necesarios como para su vinculación estrecha con los pintores monederos internacionales que acuñan la poder interrogarlo; no he podido sino amar impresionistas, el influjo de las obras de gloria en oro, plata y cabre, fijan en pocos, lo en forma apasionada y presentir su glo. Darwin y de Claudio Bernard sobre si es trazos el perfil del maestro, agregan su ins: ria. Cuando yo lo acompañaba. cuán píritu, el proceso ideológico que le llevaria cripción dictatorial y entregan a la circugrande era mi orgullo si se le reconocía y a ejercer su apostolado estético y social lación universal su juicio inconmovible.
saludaba! Pero al pretender penetrar en su Conocíanos, también, con minuciosidad, la Para ellos, Emilio Zola no fue un artista, vida, he debido someterme al largo apren forma en que había preparado y elaborado sino un artesano, un prodigioso artesano, disaje de sus detalles. medida que yo cada uno de sus libros, sus pintorescas y si se quiere. en lo que respecta a su docacanzaba en este gran trabajo, tan lleno de frustradas ambiciones a un sillon acadé trina, dichos textos aseguran que el secuas profundos y conmovedores atractivos, y que mico, sus luchas ardientes; sus cambios de de Darwin, de Bernard, de Taine; el autor los acontecimientos me parecían más claros fortuna, sus placeres burgueses, toda su de la historia natural de una familia bajo y que un velo se desgarraba para dejar el segundo imperio, el anti Hugo, resulta, aparecer la alta personalidad de Zola domi(1) Traducción de Salomón de la Selva, especial para a fin de cuentas, un romántico más, así conando noblemente su época, lamentaba yo este Persiflage.
mo sus novelas experimentales no pasan mucho más no haber sido una chiquilla en de ser poemas, groseros poemas, hijos de la la hora de su muerte.
Los recuerdos de su corta edad prestan, DR. HERDOCIA fantasia, pero sin alas no obstante, al relato, notas de gracia y de Enfermedades de los ojos, El generoso defensor de Dreyfus ha ternura como el lector las hallará, por ejemoídos, nariz y garganta eclipsado, en gran parte, al escritor. La plo, en las páginas que se refieren a la vida señora Denise Le Blond Zola no deja de londinense del desterrado, durante el asunHoras de oficina: advertirlo melancólicamente en las últimas to Dreyfus. Unense a aquéllos, también, 10 a 12 de la mañana páginas de su libro. La gloria mundial los preciosos detalles acharaciones que la y de a de la tarde del autor de accussedicenno puede soautora recogió de labios de Mme. Zola.
brepasar a la del autor de los Rougon MacContiguo al Teatro Variedades quart. Zola no hubiera podido acaso, Parte del epistolario del novelista, publiescribir su carta a Félix Faure si su nombre Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica