110 REPERTORIO AMERICANO Homenaje del, indio Envio de Rómulo Betancourt Sangre en sangres dispersa, almagre oscuro y fuerte, estirpe jirajara, cacique Totonó; baile de piaches, reso de quenas.
Un indio Tacuyo yo.
Vesela altita y brava que abre su arcada a los llanos y sus patios a la luna; patibulo de Carvajal; espinas de cardonales, polio y sol.
Altiplano focuyano que nutre su carne en jugos blancos de cañamelar jy los hace sangre roja.
en la flor del cafetal; bueno y santo por la madre porque se enlaza hermano del de la selva en Oriente y del de la sierra al Sur.
Yo llegué de ese altiplano a arrivarme en mis hermanos los de la Universidad. savia en afanes quemada, delirio de roble erguido, y a rendirte mi homenaje de indio triste, illajestad.
Fracasa entre mi canto y mi altites indígena la intención en hinojos.
Humo leve de inciensos, como el que ardió en las aras de Tenochtitlán, quemó en mi corazón, humillo el desgrenado orgullo de los vientos con aguas de remansos, cenizas de volcanes y, cánticos de amor. dsé en la tierra antigua donde zoló el faisan.
usaba la liturgia de la praclamación. Los miles de estudiantes cada estudiane, Reina, es un mundo en promesa y un trajin de tormentas, han abierto hoy sus pechos sobre más infinitos, al ver que praculisa en tus manos llaneras el tripartido escudo de su Federación.
Mañana, anhelo, pueblo. Mirandinós colores de la emancipación!
Beatris del estudiante, cetro de rebeldías, corona de futuros; bajo el palio de auroras de vuestro trono eres la juvenil canción de amanecer.
El ensueño durmiente al amparo del alma jubilosa y dinámicu de la Federación, hecho vira esperanza en tu lus de mujer. digan con mis voces palabras de tus súbditos.
la ternura sagrada que hará de vuestro ocaso que es tul rainado, Reina, el único que no hace cesarismo anacrónico en esta nutridora selva de Guaicaipuro, de Jara y Yaracuy, y del equino trueno de los cien mil corceles, sobre el que galoparon libertadas naciones.
Fugitiro perfil de la garsa horena. Oh. perfume caliente de mazorcas tempranas!
Durazno de oro en rama; cosa dulce y. romántica cuando se dice amadd. Ternura inacabable de la venezolana; orgullo de nosotros.
Reina en cuya bellesa riman nobles y claras mis palabras agrestes, diqinico tu boca tan ingenua y traviesa, diciendo la dulsura que le oi yo ajer. Cuando yo sea abuelita Inciré mis trofcos ji le diré a mis nietos que fui Reina una tez.
Nuncio cándido y bello que sube a vuestros labios la ternura sagrada que hará de nuestro ocaso epilogo adorable de cuento de Perrault!
Os verán ésos nietos luciendo edades regias y sonreirán con vos.
El mejor cortesano. tendrá una voz mimada de Delfinsolemne afirmará. Abuelita: Santa sabel de loríugal, que concertía en rosas el pan de su bondad; una noche de Reyes se entretuto en decirme que erus heredera de su linaje real.
Abuelita: desde aquel día te he visto de Rcina el corason.
Oyéndole, el más pícaro de ellos vencerá en pugilato. Desde aquel día. Si clla nació con él. Santa Isabel tenia muchísima razón! ahora Jajestad, con el solloso esclavo de un jascune ye rendido, el súbdito presenta su demanda ante los.
Descarnado de insomnios se consume mi rostro, los tiempos incrustan sus cances en mis sicnes.
Retornan a romper las abras de los montes baladros caqueitias.
Se desatan los ecos de concidos lavoritos.
y corren sobre el área sultaje de los llanos, o se extinguen muriendo. los senos intactos de un Pacaraima hermétice.
alle han quitado mi novia!
La novia que me quiso. mi novia enamorada!
Palabras que se dicen con la pena infinita de quien ya no podri cvolzerlas a cambiar Qué bien decirte Tú, como a novia, Reina: Enti la miro a clla al mirarte me acuerdo. Era de sol su carne y de un frágil metal.
El eco de sus troces era de acero azul.
Estabu hecha de altura. Ili se parecía. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica