REPERTORIO AMERICANO 205 La cuarta orden de la humanidad Trailacción de SALOMÓN DE LA Primero fue creado el hombre, en SELSA Pra Repertorio Americano las excelencias encontradas aliábanse el principio de las cosas; secuente a en el arca de una sola muñeca; las él fue creada la mujer; a ésta siguió fronteras de las celosas virtudes marel niño y al niño la muñeca. La eschaban en ella, mas sin violar su paz.
cala es ascendente, y la muñeca es Deseoso de darle nombre digno, incúspide y corona.
quiri de mi madre quién era de las La mujer misma rinde testimonio mujeres del siglo la más bella. Con implícito, aunque inconsciente, de la risa respondióme que la pregunta era supremacía de la muñeca: Edades inardua pero que, quizás, la Emperatriz contables ha fingido su rostro con de los franceses se llevaría la manafeites y mentido sus sienes con ajeno zana en hermosura. Desde ese instante cabello; para falsificar morbideces se mi princesa de la muñequería recibió ha rellenado los contours; y se ha pinel homenaje de su rango; y aún ahora, tado cejas y pestañas: Todo en frusaunque hace mucho tiempo que se trado esfuerzo para lograr por arte perdió en un reino donde hasta el cuanto en la muñeca es de natural aserrín se lava para siempre de las derecho. Hasta el niño exhibe marheridas de las muñecas, no puedo oír cadas inferioridades: Suyo es un esese nombre sin que el Pasado me topíritu de contrariedad; y come, y que con una rígida aglomeración de bebe; y está lleno de ensimismamiento deditos de china. egoísmo fuera término demasiado tor¿Pero por qué había de cerrar con pe y duro. y le falta en gran dosis ella y mi niñez el sonrojado recuento la quietud especial que hace a la mude mis amores muñequiles? Los homñeca semejante de los reposados diobres no somos sino niños crecidos; y ses. En cuanto a mi, profeso que el vuestra estatua, bien seguro lo tengo, largo trato que con ella he tenido no es más que la muñeca adulta. Por sólo ha servido para agrandar la conqué, pies, habría do dejar irrecordada sideración en que tengo a esta cuarta la estatua que esclavizó mi juventud orden de la humanidad, excepción en pasión que las mortales eran inháhecha. en todo caso, de la muñeca de ojos azules demasiado claros, en cuya biles a instigar? Ni de. esto haga nainirada hay cierta fría altanería conFrancis Thompson die ojos saltones de incredulidad; portra la que mi difidencia no ha estado Dibujo del Kon. Xerille Lytton, 1907.
que ella era diosa. Estatua la he llamado; en rigor era sólo busto, menos siempre a prueba.
Considerad la vida de las muñecas.
aún; cabeza; todavía nenos: Rostro Nació en Ashton, Lancashire, Inglaterra, en 1860.
Su padre, mético, se convirtió al Catolicismo por sólo. quién que vió ese rostro puAl antojo de cualquiera maternal tiinfluencia del Carilenal Manning. Francis se educó do pensar en lo demás de ella? Caranuela debonair, viran con todo viento en Ushaw College, cerca de Durham, y fue alli comde mutabilidad; son juguete de estapañero de Lafcadio Hearn; más tarde estudio morecía de nombre en la galería do codicina en Manchester; pero su vocación no era ni pias de esculturas en la que para dos de ánimo que se les imputa. S0 para el sacerdocio, a que lo queria dedicar su padre, brellevan virtudes y defectos no de ni para la ciencia. Huyo a Londres donde, en años asombro mío se había dignado habide la más sórdidla miseria, la vida la trituró el cosu elección: El pesar las agobia o las tar; después he sabido que los homrazón y le desgarró ol alma. En 1893 lo descubrieposee la alegría; son indóciles o ama ron Mr. Wilfrid Meynell y su esposa, la exquisita y bres la llaman la Melpomene del Vasabia Alico Breynell, quienes lo recogieron y cnida. ticano. Bien hacía en no tener nombre bles, a capricho y mandato de su ron de él hasta su muerte acaecida en Londres el dueña; caen sobre ellas los azotes, o 13 de noviembro de 1907. Ningún poeta moderno ha ninguno, porque Melpomene no lo la suave aspersión de los ósculos; se sido tan magnifico en sus imágenes, tan glorioso fue ella jamás: Jamás palabras suyas en su inspiración, tan fervoroso en sn te católica, brotaron de broncinea lira en orden las persigue delectablemente con ca tan hondo en su conocimiento emotivo del dolor riño, o se las consigna al callado des de la vida, tan eradito en clasicismo, y a la vez tan trágico; jamás por sus labios de sortidulce y sencillo, y tan amante de la niñez. Sa protierro del abandono; se las exalta al legio surgió sílaba ninguna de dolor.
sa también es admirable, y su ensayo sobre Shelley hoyuelo de la mejilla de su dueña o. Antes bien, por sus rizos entretejidos es pieza que ha hecho época en la historia de la se las ultraja al servilismo del suelo; critica literaria inglesa. Sus Collecteil Works las con hojas, parecía extraviada bacante edits Mr. Mey nell, en tres admirables volúmenes, en se las desgarra y mutila, se las mece 1913, publicándolos en Nueva York la casa de Charindeleblemente plasmada en un enen los brazos y se las arrulla solíciIes Scribner Sons, 197 Fifth Ave.
sueño de siglos. La expresión que le daba divinidad irresistible, he sospe. tamente; se las acusa de culpa ose Sus obras incluyen: Po. (1893. Sister Songs (1895. las acaricia, se les reprende o se les y New Poeme (1897. en verso, y Health and Holiness chado siempre que fuese accidente del (1905) en prosa. Sus mejores poesías son las odas ama: Ni jamás han tenido ni tendrán molde de la copia, puesto que, en nuThe llound of Ileaven, Anthem of Earth, To the Setting sabiduría de por qué se es así o asá Sun y The Mistress of Vision; The Daisy. The Poppy merosos grabados de su prototipo, y el poema de amor platónico qne en loor de Alice nunca hallé ese aspecto. El secreto con ellas; sean las que fueren sus vi Meynell escribió en varias poesias que llamó Love in cisitudes, ellas ignoran por completo Dian Lup (Amor en el regazo de Diana.
de esta significación indescifrable se toda razón.
escondía, lo fui discerniendo lentamente, en el juego impar de los án¡Considerad vosotras la vida de nosotros, ñecas procuré vencerlo con armas de gulos de su bocu; por inanera que su oh mis primas hermanas las muñecas! razón. Sirviéronme la elocuencia, y la perfil variada de significado por comConciencia alguna tuve de ello, a lo diplomacia más sutil, para arrancarles a pleto según se la mirase del lado izque juzgo; secreto alguno adivinaba ya, mis hermanas concesión de muñecas: De quierdo o del derecho. En una de las de este recóndito paralelismo de desti entonces data mi conocimiento de la comisuras de su boca se había quedado nos rivales entre las muñecas y yo, que especie.
dormido el trazo primerizo de una sonme impidió sentir, pero ni en la niñez, Pero el ineludible sexo declaróse: Las risa: Como si a ella la hubiese arrebael juvenil desprecio masculino por ostas drainatizaba, me enamoraba de ellas, tado un ensueño, haciéndola olvidar que efímeras parásitas del mundo de los ni nunca les hice de padre; la intolerancia iba a sonreir. La otra comisura, había nos. Rebelábame con lastimado senti respecto de su género se justificaba. Una caído, como por su propio peso, en un miento contra la estrecha intolerancia en particular fue mi escogida, una co. abandono, en un gesto, que hacía adifemenina quo le decía al varonzuelo: Ni. ronada con prestancia de hermosura, y vinar tristeza; que hacía adivinar, pero cargarás bebé ni poseerds muñeca. En lo. humilléme delante de las catorce pulga sólo de la manera como los párpados tocante a bebés me fue más allá de toda das de su falda. Era bella. Era heroína iridolentes se aquejan, porque lo han esperanza imposible contradecir el pre de Shakespeare. Era concordia y acuerdo adivinado, del filo de la alborada azul juicio iliberal; en la cuestión de las mu de milagros apartados entre si: Todas pizarra. Vista de pleno continente las Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica