94 REPERTORIO AMERICANO Pero con qué cuidado yo le amaría débil niña.
Con el cuidado del fakir que acaricia su esfera mégica.
Con el sigilo con que la mañana entra en la cuarto cuando aun duermes, temiendo dañar los hilos de ciclo de tus venas.
Siempre amándote de una vez como si me fuera a morir. saria un lenguaje pequeño para hablar lodas las cosas. con una manera de venda, suavemente, le iria rodeando.
Por las dichas ventanas entra la luz, cantando con el viento, tiembla sobre mis hombros mientras camino.
Nuestro almuerzo alegre. Es un montón de hortalizas, de frutas de besos.
il somó el mediodía su rostro ardiente dentro del patio.
En el triángulo de sombras del muro de ladrillos se arrullan dos palomus.
Su arrullo es profundo de amor de verano, Cae in chorro de agua los gorriones picotean, saltan grilan!
Sola, mis párpados sienten la frescura de la tarde blanca.
Una estrella, dos, tres, mi corazón sale esperarte, aasomado a la esquina, no le ve venir. is manos se detienen mientras mi cabesa escucha.
Coutro, cinco, seis estrellas me dice el vidrio de mi ventana ni él?
ÉLiene caminando hacia mi casa.
Dulce calor de mis labios.
Jli cabeza en tu pecho: me empino para alcanzar tu bocu.
La tarde ta devuelve a mí somos un solo corazón que entra a soñar en el obscuro pensamiento de la noche.
Maria Baeza Qué lemporal de hilas tan liviano contengo para ti delgada niña.
Julio Barrenechea a Saben canciones antiguas bristes, en sus cansadas pupilas se queda la ancha visión de los campos de trigo, del llano blanco la verde arboleda.
No hai inquietud. que en sus almas floresca, 110 hui ilusión que les vende los ojos.
Aman con clara ternura lo humilde: gleba maleza, guijarro abrojos.
Gozan con ávida unción de sombra fresca sutil de los árboles buenos; en afanosa jornada reciben besos de sol en sus rostros morenos. hacia el hogar luminoso lejano por el camino de todos los dias, al terminarse la dura labor, van con las ásperas manos vacías.
Hacia el hogar luminoso lejano por el camino de todos los días.
Romeo Murga LA NIÑA DEL LAGO La niña del lago con su talle de jasmín, huye como un niño visto en un espejo convexo.
Las estaciones deletrean sus pasos una deja en cinta la frula de los trigales.
La niña del lago con su talle de jazmín, huye. con su rubieza de espiga, para no dejar un recuerdo pálido en el bosque de las rosas.
Los ríos, bajo la noche, al verla pasar, retienen las barcas de las estrellas. en las madrugadas de las orillas emergen como golondrinas.
Las mujeres de redondos senos la esclavizan CON sus canciones.
Tulipán bajo la lluvia. los hombres la besan en los ojos. al mirar al cielo ven colum piarse a la luna buscando las estrellas su dolor es humo negro el mundo eternamente de noche.
Orestes Plath CAMPESINA Un troso de tierra morena, e ponjoso blando es tu rostro.
OMEGA Te miro, desde las balaustriutas de la ausencia, abajo, junto al rio, bailadora en la ola de tu sonrisa.
Yo iba a esperarie con una violenta sed inquieta, sortcaba en mi roca de inmovilidad las invasiones de odio, detenía en mis manos los presentimientos como bandadas de súbitos guijarros.
Venia alla joven, girasol de elegancias, allá lejos, tan lejos, jocundo meteoro, andarivel alegre cantando hacia la nada.
Te amaba mucho muis con el vestido negro.
De pronto arreciaba la lluvia de tus lijeros pasos infantiles, caías, pesada sin control, sollozo de seda entre mis brazos.
Mi amor de niño lamiéndole el cansancio, como las hierbas pálidas debajo de las piedras, mis besos por tus brazos, claros ríos de estrellas, tu mano, alga blanca nanfraga en la marea de las caricias hondas.
Pero luego la noche, filtrándose en tu asencia, la angustia manando en tu vacío como el agua en tus huellas, yo solo llevando en allo cuidadose las manos que innundó tu fragancia, dos ramos de cereso; los recuerdos lejanos fiesta dispersa de luna de papel que los niños lanzaron en un guijarro contra el cielo.
Agusto Santelices Un frulo, que se comba rojo.
maduro fragante es tu labio. Tus ojos tienen la negrura del monte de noche.
Tis largas pestañas son como las sombras que en la noche bajan sobre la montaña.
Cisterna henchida de ritmo, tus fuertes suaves caderas, lú, campesim, toda eres un salmo que canta a la vida!
Maria Peralta INSOMNIO JUNTO AL ALBA En vano imploro al sueño el frescor de sus aguas.
duriga de la noche. Quién llora a los perdidos. Vuelca la luna sobre su piel el viento, mientras que de la sombra emerge la claridad de un trino.
Tambalean Ins sombras como un carro morturio que desgaja en la ruta el collar de sus piedras; e inexplicablemente crujen todas las cosas flexibles, como un arco palpitante de flechas.
Amor de cien mujeres no basturi a lis angustia que destila in mi sangre, su ardoroso zumbido. si de hallar hubiera sostén a su esperanza, piadosa le seria la voz de un precipicio.
Volcó la luna sobre su piel el viento. Suave fulguración de niere resbala en los balcones; al suplicarle al sueño me aniquile, los pájaros is persan un manejo de luz en sus acordes.
Luis Omar Cáceres SUS MANOS Jli ternura, que es alla como un monte baja, como la sombra, hasta siis manos.
illunos que sueño eternamente mías bajo el blando re poso de sus besos. su cabeza que besa el otoño con sus dolientes oros, dormida en mi réguzo como un niño Cansado de charlar con las estrellas.
Ali ternura, que es alla como un monie, baja, conio la sombra, hasta sus manos.
Manos serenas, fuertes. Siigestiva madeja de silencios.
Tesoneras derribarin la torre de mi orgullo no sabré más quererlas.
Lucia Condal LOA LAS GENTES DEL CAMPO Bajo la acul mansedumbre del cielo, sembrando granos o atando gavillas, o dándoles agua amor a las flores pasun su vida las gentes sencillas.
РОЕМА Toito lo puro liene alma de viento blanco se lleva por fáciles vias con alas de ángel.
La novia, su anillo, su corpiño, su junco, sus zapatitos de piel de durasno.
La aurora cayendo a copos sobre el pecho me dió hoi mismo su libro de estampas, ahora tengo en la jardinera de mis manos cien cam panas mayores una flor de palacio.
Valioso es este diamante de lodos los colores, pero no sé dónde lucirlo cada dia.
Para que no se marchile lo pondré en el agua?
do me lo ceniré tal ves como anillo?
Ah, colúm piate en el cielo, sé la hoja que canta, pequeñita sin hacer número en el aire, para ver cómo es que se empina la espiga cuando el sol en su carrera la bendice. ven a mi lado, seré bueno para quererte ile haré una rosa de lus en el pelo.
Ali rentana del albu, al recibir 11 trensa cantará su pastoral hasta la montaña.
Todolo puro tiene alma de viento blanco se lleva por fáciles vius con akis de dngel.
Sayila, tú eres buena, tú, avemaría al borde de mi balcón tu clavelina.
Juvencio Valle MADRIGAL FRAGIL Parece que vinieras o del lecho o del baño, cnvuella en delicado Sueño o acariciada de frescura.
Una mano de suavidad te re pasa le da contorno.
Delgada niña que has crecido de lirio blanco.
Qué gavilla de claros elásticos lu cuerpo.
Cómo se estiraria entre mi amor mis brasos. mi voz describiéndote, cómo se estiraría uniendo con sonoras luces lejanas puntas del espacio. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica