REPERTORIO AMERICANO 201 Emilio Zolci Un escritor se ha formado leyendo a La imagen de Zola entre un concepto y otro, entre una valos autores naturalistas. en 1887 era un De La Prensa. Buenos Aires.
riante y otra, entre un matiz y otro. adolescente; leia con avidez cuantos li cerrando los ojos ante el abismo que veiabros caían en sus manos; la literatura mos, alejándonos precipitadamente de la francesa le atraía; le gustaba sobremasolución de continuidad que se presennera la viva palpitación de vida que en taba ante nosotros, seguimos sumisos la esas obras hallaba. Las impresiones que tradición; renunciamos al salto mortal. se reciben en la primera edad son las procuramos marchar por la vía conocida; que perduran y dan el tono a toda la ponemos nuestro afán en que la copia vida: los libros franceses que leia este de las palabras sea mucha y en que el mozo, al asomarse por primera vez al giro de los pensamientos sea eleganti.
arte, son los que han dejado una huella simo. de esta manera nos desquitamos profunda en su sensibilidad. Le gustadel pánico que durante un momento haban también los clásicos españoles; tebíamos sentido. así se va perpetuando nía que leerlos con objeto, entre otras en la literatura el eterno, tenacísimo precosas, de procurarse un herramental con juicio respecto del estilo.
que trabajar. Si un carpintero no conoce Los clásicos son necesarios; pero para el manejo de la sierra, de la gubia, del que con la materia que nos den hagamos formón, del escoplo, de los demás instrunosotros lo que nos plazca; pero para mentos del trabajo en la madera; si no que la abundancia de palabras que en los conoce y además no los tiene, como ellos recojamos, la reduzcamos nosotros querremos que pueda ser catpintero? Si a un vocabulario esencial y prístino; pero.
un escritor no posee vocabulario bastante y no sabe cómo ha de ensamblarlo y mapara que ante las transiciones que ellos tizarlo ¿de qué modo pretenderenws que nos muestren, arrojarnos nosotros a otras que ellos no habían imaginado y ante escriba obras? El conocimiento de los las cuales retrocederían. El joven que clásicos es necesario, imprescindible. con.
su lectura aprendemos a dominar el idiohemos imaginado leía los clásicos y enma. Pero los clásicos tienen un peligro; traba luego lleno de satisfacción, de viy es que pueden hacer que, para siempre, vo placer, en la lectura de los libros franirremisiblemente, perdamos la libertad ceses, libros de cubierta amarilla, libros que nos es necesaria para la creación de que desprendían un fuerte olor a tinta un estilo. Cuántos absurdos corren acerde imprenta. Qué emoción sentía con ca del estilo! Siempre que leemos algo estos volúmenes editados por Charpenacerca de lo que es el estilo, no potier, el editor de París, el editor demos menos de sonreír; sonreir. Un libro sobre Emilio Zola de Emilio Zola! ya hemos nomcomo sonreiría un carpintero al esbrado al maestro; los volúmenes De La Prensa. Buenos Aires.
cuchar conceptos falsos referentes de Zola, y los de Flaubert, y los de a la construcción de una puerta o La deroción filial ha guiado amorosamente a la se Daudet, y los de Julio y Edmundo de una silla. Generalmente, un es ñora Denise Le Blond Zola, a través de la documenta de Goncourt, todos editados por tilo hermoso es un estilo en que se ción copiosa, y dispersa relacionada con la vida je la obra Charpentier, han ido el pasto esusa una copia de vocablos y en que de su ilustre padre. Un libro es su fruto denso (Emile piritual de este adolescente. No se el giro es elegante; cuantos más Zola raconté par sa fille. Fasquelle, Paris, 1931. un. ha hecho todavía de un modo imvocablos se pongan en circulación, estudio claro y completo, de estilo sobrio y trasparente, parcial la historia literaria de este y cuanto más primoroso sea el giro sin efusiones ditirámbicas ni recriminaciones tardías período del naturalismo; cuando de las frases, tanto más bello será a los detractores del hombre y del escritor.
se haga, se verá que son tan esplénel estilo. Respetamos este concepto El lector prevenido abrirá, tal res, el volumen, con didos estos años como los más bride la prosa; pero no participamos una curiosidad maliciosa. Mme. Le Blond Zola y su her llantes del período romántico o de de él. Para nosotros, el estilo es mano Jacques no son hijos de la esposa del novelista, la la gran época del siglo xvis. Gustriba sencillamente, exactamente, compañera fiel y abnegada que compartió las épocas de tavo Flaubert es anterior al natuprecisamente, en las transiciones; miseria y de oscura lucha, así como los años de bienestar ralismo; al comenzar Zola, ya el por elegante y rico de léxico que de renombre, y que sobrevivió largamente a la víctima. maestro ha dado a las prensas lo un estilo sea, si las transiciones son del accidente en que ella misma estuvo a punto de perder mejor de su obra. Pero Flaubert las conocidas, ese estilo no tendrá la vida. En 1888, Emilio Zola tenia 48 años, era célebre es inseparable del movimiento naoriginalidad. las transiciones y rico, trabajaba sin descanso en su despacho de Medan turalista. No podemos pensar en son, naturalmente también, el mo y comenzaba a preocuparse de su obesidad creciente. El esta época, sin que vimiento que un estilo debe tener. amor juvenil de Juana Rozerot dió entonces, por una ten otros la figura de la Bovary, o la Estilo sin movimiento, estilo muer porada, a su vida regular de trabajador metódico, la vo de Federico Moreau, el de La eduto; estilo con movimiento, aunque luptuosidad del ocio y del ensueño. La severa disciplina cación sentimental, que es, a nuessea pobre de vocablos e incorrecto del escritor pasó al servicio de un ré gimen para adelga tro juicio, la mejor obra del maes: en su sintaxis, estilo vivo. De la car. Feliz, rejurenecido en los umbrales de su medio sitro. después de reposar el pentransición depende todo: la vida glo, el poeta de Nipón conoció la ebriedad de la primavera samiento en estas imágenes dilecy la muerte. Pero. qué dicífil es que, a su hora, apenas le había sonreído. Dos hijos, De tas, imborrables, pasamos a delecdar un salto que nadie ha dado, nise y Jacques, nacieron de aquel arrobamiento.
tarnos con las otras que Emilio Zocuando vamos a pasar de un con Nada que pueda satisfacer, a ese respecto, la suspi la ha puesto en nuestra sensibilidad cepto a otro, de un matiz a otro, cacia se hallará en este tolumen. La autora no élude los. para siempre. Cómo olvidarnos de una variante a otra! Nos causa episodios escabrosos, pero los relata con una objetividad de los paisajes de llanura de los pánico sólo el pensarlo; sentimos tan serena y un acento tan natural en su comprensiva inmensos trigales que figuran en terror al imaginar que podemos de delicadeza, que los desnuda de todo misterio drama La tierra? Si hemos pasado años jar un claro que antes no se dejaba (Pasa a la página 207. de infancia y de adolescencia ence.
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