218 REPERTORIO AMERICANO sombras y del silencio. La fiesta termi Salirse por las ancas de un trotero; alma llanera, arrancada al pasar, entre riaba. La escena desaparecia poco a poco Cual, viendo a su querida mil, del suelo inmenso de la Pampa venea la mancra que se desvanece el colorido Tras la reja escondida; zolana: en la perspectiva aérea de un cuadro. No Ase del hierro con robusta mano, che deliciosa, adiós. El día te seguirá, Sobre un estribo, ufano, 11 ataron a Pedro León, el de la yegua alasana acuso triste y afanoso. Así pasa veloz la Descuelga el cuerpo todo y regó toa la sabana vida; así, tras el primer beso de amor, llega Con garbo y de tal modo ¡ay. y nunca tarde, el suspiro de la última con. sangre del corason.
Que escuche, la querella, agonía.
De: su amorosa bella Noche, tristeză, dolor.
Ya las copas flexibles y pampanosas de Para que no se exponga de tal suerte Junto al tranquero del hato los árboles se mecían blandamente al soplo recibir la muerte; lloran el foro arägualo de la auras matutinas. Rayos de luz ro Todo con gran secreto, y el turupial cantador.
sada se cruzaban en el nacarado oriente y Que es hombre el coleador asas discreto. Los caimanes en el caſo, las sombras fugitivas corrían veloces a Mas. ay.
que a revienta las yerbas en la pradera. ocultarse tras el opuesto horizonte, Enhiesta la cerviz, y entre el miogote la fiera, Alta la cola. suspiran un mismo daño.
Si el tiempo de que disponemos en esta Cual bala de pistola; lectura no estuviese limitado y no fuera Mataron a Pedro León.
Un novillo de cuenta, la índole de estas notas referirse especialNo se murió de un langazo. Rasgando el aire con la hendida planta mente a algunos maestros de la literatura Con tal velocidad, con furia tanta, lo hallaron junto a un jaguazo venezolana en su primera época, insistiría estirao y caritieso, Que la calle despeja ahora en inquirir cómo desde sus orígenes Mataron a Pedro León. todo el mundo ceja y bajo la inevitable presión de influencias Catira, ti, con un beso, Huyendo cual bandada de palomas; ajenas, van nuestras letras solicitando caLe arracaste el corazón.
Que la fiera, por Dios, no está de bromas.
racteres propios, según ya apunta en An. Los graciosos versos de Jesús María drés Bello y, en el género festivo, para citar Pues como iba diciendo de mi cuenta, Sistiaga y. el trágico poemita criollo de un ejemplo, en estas escenas de la descripMás ligero que el viento amor popular qué acabo de leeros, podrían ción de una fiesta de toros, por Jesús Ma Córrià, desalado, servir de introducción a un esbozo del folkría Sistiaga: juego de valor y galantería Un novillo encerado lore venezolano, ya imposible de hacer mey en el que para el jinete y su dama, basY detrás, cual cohetes, moria por la extensión de este comentario, taban la calle adornada con banderolas y Un grupo de ginetes así como estudiar, siquiera ligeramente; la cintas multicolores, en la alegre tarde de Disputando con voces y con maña evolución de nuestra literatura vernacula los cloningos populares; democrático deLa cola de la rápida alimaña. a lo largo del siglo xix hasta los días preporte, más de acuerdo que otros de moderna Horrible trance, fiero. sentes y a la que críticos, periodistas y diintroducción, con las viejas costumbres vePara el toro, caballo y caballero.
letantes extraños no han solido prestar tàn nezolanas, heredadas, por cierto, de esta En ese crudo instante delicada o curiosa atención como a la de clara Andalucia de nuestros abuelos: No hay nada que no espante otros países americanos, en ese sentido más Era la tarde de un hermoso día los espectadores, afortunados, quizás por suponer también En que todo convida a la alegría; Ni que arredre a los bravos coleadores, pobre nuestro território espiritual, o tal El sol recoge un tanto.
Que para ver contentas a sus damas vez por obra del carácter de nuestros ës Su comburente manto Són hombres que se arrojan a las llamas. critores que, por lo regular, sea por orgullo Firmes en los arcones, por los aires tring o por desconocimiento de su propio valer, Sus cantos latimosas Recogido el aliento, se satisfacen con el aplauso discreto o geEn dejos amorosos Sin compasión ni tiento neroso de reducidos círculos, sin aspirar La tierna golondria: guijan sus bridonés más ruidosas o halagüeñas glorias. Mayor Nil bellezas galanas aprietan las rodillas tiempo requeriría sólo la enumeración de Adornan las ventanas crujen de los potros las costillas. los grandes y en ocasiones magistrales De cuatro calles reales Que les va en su destreza poetas y prosistas de este período, además Cercadas por los puntos cardinales: El puntillo de honor y la cabeza. con el peligro de incurrir en omisiones que.
Ello es que había novillos no por involuntarias, dejarían de provocar Con lazos en los ciernos, amarillos. Oh distracción preciosa, resentimientos en la viviente grey intelecJuntos en el toril, como en chiquero: La más grata jy sabrosa tual y acaso desatar sobre mi débil cabeza La tarde, lo olvidaba, era de Enero.
Que pueden contemplar humanos ojos! el proverbial genio irritable de los vates Casi me dan antojos inocentemente preteridos. Mas ello es, Pues, señores, al caso!
De retar. a los pueblos de la Europa, como final y resumen de. esta ya fatigante Veinte potros al paso, Que marchar viento en popa, lectura, que en Venezuela, a través de nuesRucios, cainos, overos, que digan si puede haber cultura trà existencia, casi siempre azarosa, ha Van montados por sendos caballeros, Donde no hay coleadura, subsistido el amor a la belleza artística y Llamados en la silla hacia adelante. o si pueden haber artes y ciencias el culto de los nobles pensamientos y que Con un aire triunfante, Sin aquellas torunas emergencias. poemas, novelas, estudios históricos y críComo que en tales sustos. y tropeles.
ticos, expresan entre nosotros, por lo geneHan de segar manojos de laureles.
Yo. pues que sólo he sido ral hoy mejor que ayer, nuestras modaliEl uno allá en la esquina Un narrador cumplido. dades geográficas, morales y verbales y Requiere su pretina Doy gracias al Eterno, reflejan ahora con más exactitud nuestros ajusta por entero Pues que, por su bondad o su clemencia paisajes y ambientes, sin duda con la marLa robusta cintura con un cuero; Escribo aquí donde la misma ciencia cada tendencia a lograr, dentro de la traNo vale tanto como vale un cuerno.
El otro que la cincha siente floja, dición de la gran Sociedad de naciones Del caballo se arroja Ved ahora esta yerbecilla de la poesía hispano parlantes, nuestra completa autoY alzando la corasa con la frente anónima de nuestro pueblo y expresión del nomía literaria.
La aprieta fuertemente; Que es cosa dura Pedco Emilio Coll mal agüero de Inuy Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica