130 REPERTORIO AMERICANO llevaban así el compás de la música; que así hablaba salió al camino andando contra el destino, Estaba seguro que Caaquel canto bello concluyó por irritar a con cólera. Entonces en el reconoció la barga cumpliría su ofrecimiento; y enJosé Ramón. So imaginó muchas cabe figura de Llaguno que siempre tenia tonces sintió una especie de curiosidad zas, saludándole y muchos cuerpos balan disgụstos con su mujer, luego compren de cómo iba a pasar aquello, čiría a ser ceándose de uno al otro lado con el dió con satisfacción que vagamente se con las manos o con un revólvor? El ritmo de la música. Reconoció el canto había distraído con este pequeño inci esperaba que fuese con un revólver; la y empezó a pensar en él sin poderlo, dente. Desde el camino llegaba el agudo idea de meterse a las manos con aquel olvidar más, y entonces lo cautivó e grito do una de las muchachas, que ha hombre joven y fuerte lo llenó de ex. ingenuamente pensó en el maravilloso bía salido, luego un coro de risas. traño terror. El pensamiento de que cerebro que deben tener los músicos para pensando en Cabarga y en la muerta, dentro de diez minutos o media hora componer la música. Sus pensamientos se le vino el recuerdo de la relación del o dentro de una hora podría estar muerto, pasaron a un cuadro que él había visto hombre y la mujer. No tenía palabras no había pasado por él todavía, era el de un hombre con un violín, debajo de para ello, porque amor era término que acto físico el que lo espantaba. Se sinla barba. Inconscientemente buscó una el creía deberia estar confinado a libros tió como si se encontrara terriblemente posición cómoda porque le dolía la es de historietas, era una palabra de la solo y un aire frío empezó a soplar y palda de estar encorvado. Al ver la que debería tenerse desconfianza como a penetrar en cada uno de sus poros.
cama mortuoria sintió el recuerdo de la de una voz afectada. Era un signo de Hubo una contracción en los huesos del primera vez que la había visto; ella mofa; de tal relación (de hombre y mu pecho y un escalofrío, en los hombros.
andaba paseando a lo largo del camino jer) él tenia una idea vaga. El pensaba Lo que él iba a defender era la idea con Cabarga; era un domingo por la de ello como de un entrelazado de hilos de la muerte, como si de una alta torre tarde, los dos andaban con las manos uniendo a dos personas y como una tela bajara a un insondable y oscuro abisestrechamente unidas. Cuando ellos le que fuese débil y fácil de romperse; o mo. Se levantó y fue la ventana, luehabían visto, habian parecido sorpren como un juego de cuerdas que trabajasen go miró hacia el lado de la cocina.
didos y súbitamente avergonzados. Ha con nudos hasta llegar a hacer un enre Desde una hendidura en un lado de los bían reído con una risa emocionada para do capaz de hacer perder la razón a postigos venía un hilo de luz de candela; ocultar su turbación, y él recordó tam aquellos cogidos en él. Esto le enseñaba comprendió que allí estaban unos hombién que no le habían dirigido la pala como las cosas bellas, de infinita gracia, bres jugando dinero para pasar el tiempo. bra. Luego con una disimulada sonrisa palabras suaves, en una noche de junio, Luego se hizo más grande su terror; el de buen humor y un maduro sentimiento vagos vaivenes bajo la luz de la luna, frío, en la cocina había disminuido con. en su interior había pensado que. La embarazosas manos unidas, pudiesen llo siderablemente. La mayoría de los invigente joven siempre es asi. y recordó gar a ser como en el caso de Cabarga tados se habían retirado y aquellos que.
otros días en que la había encontrado y la muerta. una cosa de malevolente aún permanecían, parecían somnolientos con Cabarga y por fin como había veni fuerza, una cosa de silencio siniestro, y amodorrados sobre el fuego. Después do en él la convicción de que podía una somibra de duda que conturbaba. sintió un deseo de abalanzarse sobre casarse con ella y luego como había entonces con un golpe, sintió o ellos y suplicarles que lo protegieran y empezado a seducirla, tal como si hu pensó descubrír en él mismo una espe escondieran detrás de sus espaldas y biese pensado en comprar una pareja de cie de delito, pero se olvidó de aquello acercarlos al rededor suyo en un círculo bueyes o celebrar un contrato para la para pensar cuán pacífico será para un sólido. Luego pensó que los ojos de ella corta del maíz. Hasta el día en que se muerto reposar a la luz de la luna y estaban en su espalda mirándolo y, enhubo casado con ella, él se sintió como no en un oscuro cuarto con seis cande tonces sințio miedo de volver la vista el comprador que tiene su compra y las en la cabecera y muchas sillas al por temor de encontrarse con aquella conoce cada recodo y curva del camino rededor. Lie pareció extraño finalmente mirada. Ella siempre lo había respetado por donde marcha.
que Cabarga, en vez de venir como y él no quería perder su respeto ahora Se oyó una fuga en la cocina con el amante feliz, viniese como un vengador y el miedo de que podría perderlo cayó ruido de unos pies que se dirigían hacía a asesinar a su rival. Cancio entró en sobre sus hombros como un peso e hizo la puerta. La aldaba se levantó con, tonces. Había un gesto de enojo én su. rechinar el tacón de sus zapatos sobre ruido sordo y pudo oír el tono bronco rostro, con modo agresivo.
el piso. entonces alumbró en el la de unos hombres con la entonación ele Te repito, José Ramón, nosotros de idea de la gente que asesina, de las vada de unas mujeres; comprendió que bemos prevenir esto. Es lo que debemos tropas peleando con impetu en las trin.
se dirigían a andar a lo largo del cami hacer. El viejo no contestó.
cheras; de los hombres que salvan las no. Para verlos irse se acercó a la ven De cualquier modo, yo debo ir al puertas de una cárcel en la oscuridad tana; la luna estaba sobre el mundo como pueblo por la autoridad aunque no quie y de una figura que él había visto en una flor de luz. Pero abajo, en la sombra, ras vos.
un libro, una siniestra figura con una se veía una especie de tela negra col. José Ramón sintió lástima por Cancio. hacha y una careta negra. Cuando miró gando de las yerbas altas y de los árbo La idea de obtener un gendarme de la abajo del patio vió una persona abrir les. Las casas en el sendero estaban policia para prevenir la tragedia que se la puerta dirigiéndose a donde él. Pareblancas, como edificadas en una región aproximaba le pareció ridícula.
cía un hombre que andaba despacio y misteriosa. Aquí cerca se oia el zumbido; Se imaginó un niño que se opusiera cansado. El adivinó al momento que era de los žancudos, allá lejos el eco de una contra una tempestad.
Cabarga. Por fin, aquel abrió la puerta voz que cantaba. La tertulia de invi. Cómo sabes, Daniel, que Cabarga de la cocina, luego parecía que se diri.
tados pasaba abajo en el patio. Se oyó va a venir. le preguntó por fin. gía lentamente a donde él. Después se una broma con burla, después una ma Llaguno, el contratista, lo vió y hizo borroso en la sombra y volvió a notada y una risa bulliciosa. Cuando se habló con él. Dice que anda diciendo a parecer vagamente. El viejo sintió que detuvo en la ventana oyo que alguien que te va a venir a matar hoy. la pulsación de su corazón. era como el abría la puerta y se paraba en el umbral. Saben algo de eso en la cocina? tic tac de un reloj. Se sentía en sí tan. Vas a venir, Dominga. preguntó. No, nada. Hubo una pausa, larga. estrecho, que casi no podia respirar; anuna voz. El anciano trató de oír la con Está bien, óyeme un momento. An duvo inconscientemente unos pasos, la testación: pensó que daba importancia a date y no digas nada, ni una palabra. luz que venía desde el dormitorio corría las cosas más pequeñas. Buscaba algo ¿Comprendes. No crees que seria un un extenso cauce. Se paró en ella con que pasar el tiempo a la manera adisparatado hablarle a la autoridad y como en un río.
del viajero en la estación de ferrocarril que él no viniera? De todos modos, si. Está muerta? Oyó decir derrepente.
quo observa las cosas mas triviales mien él viene, yo voy a arreglarlo todo y si entonces adivinó que Cabarga estaba tras espera el tren que lo ha de llevar no puedo, te voy a llamar. Crees que es detrás de él. El ala del sombrero del al fin del mundo.
lo mejor?
visitante despedía la sombra adelante. Vas a venir, Dominga? la. voz se Cuando la puerta de hubo cerrado de sus ojos; se miraba en la sombra volvió a oir, pero no hubo contestación. para dar paso a Cancio, José Ramón unas manos metidas en los bolsillos del «Está bien, si no quieres no vengas» comprendió que había abandonado el saco. Entonces el viejo dió vuelta y le oyó decir: una voz irritada y luego, el último recurso. Tendría que luchar solo dijo. Se murió: tú lo sabías, no lo sabías.
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