REPERTORIO AMERICANO 129 El hombre anciano de la silla pedía al cielo que aquellas gen. La muerta. vendría donde él; de esto él estaba seguro. Bien» había dicho, tes estuviesen lejos de él. Había De Relatos Vaticos. Tegucigalpa. 1920. déjenlo entrar cuando llegue. estado allí por muchas horas. Reinaba horrible silencio entre meditando hasta que la cabeza los invitados de la cacina. Desle daba vueltas. Deseaba concentrar sus pector. lo había atrapado y puesto preso. pués un ruído súbito de éstos quo se mopensamientos, pero comprendía que lo Mas, ahora finalmente él estaba libre. vían y luego un bronco ruído de las era imposible. Las cinco candelas de la como a la muchacha algo le había suce sillas arrastrándolas; la puerta del cuarto cabecera de la cama lo distraían, pero dido, él iría a cumplir su promesa. Qué donde estaba la cama se abrió y la roja se alegraba más cuando la figura de era lo que le había sucedido a ella? llama de las luminarias de la cocina se alguno de los invitados iņterceptaba la José Ramón no sabía; él le había dada. combinaron con la enfermiza y amariluz. También se distraía con las sillas todo lo que había pedido, pero ella todo llenta luz del dormitorio. Entró el cura alrededor del cuarto, como centinelas en lo había recibido de las manos de él eutonces,. su melena larga, su cara y guardia y la pequeña mesa cerca de la: con seriedad; consecuencialmente, no ha sus erectas espaldas; más le daban la veutana con el crucifijo y las botellas bía obtenido de ella más que apatía. apariencia de un soldado que la de un de aguardiente. Deseaba pensar en la Había llegado a su casa apática, cada sacerdote. Éste volvió los ojos hacia la muerta perdida en la iņmensidad de aque dia se había puesto más delgada, luego cama mortuoria y luego hacia el deudo.
la cania de roble. Él la había estado había caído enferina de pronto y por fiv. Oh, no debes tomarlo de ese modo, mirando con extraña sospecha y tristeza esa noche se había muerto. Cabarga hombre, le dijo. No debes tomarlo de ese desde temprano de esa mañana.
mọdo; debes soportar esto con vaSe ponía nervioso cada vez que lor. le volvió a decir y salió del se encontraba con el traje negro, Relatos nativos y Zapatos viejos cuarto: Este no le puso atención, las sienes pálidas y el estado su imaginación estaba pensando inmóvil del cadáver. Inconsciende Arturo Mejía Nieto en extrañas cosas que no podía temente se movía impelido por Hace ya más de un año que Arturo Mejia Nieto me arrancar de su cabeza. Infinidad una profunda piedad. Al fin, envio de Honduras su libro Relatos nativos. Una edición hu de hechos pasaban bajo de su alguien lo tocó el brazo. José milde, más bien fea, como lo son la mayor parte de las edi.
frente. Trataba de pensar del Ramón. el que le hablaba era alma de ella. Se acordo de una ciones que se hacen en la América Central. Pensé escribir en Cancio, un vecino que había celebrado su matrimonio. Repertorio Americano mi impresión sobre el libro, pero el pelona atravesando la noche; tiempo se fué pasando sin que yo pusiera manös a la obra. luego de un pájaro perdido en. José Ramón!
Hace poco me llegó de Buenos Aires otro libro del misino el crepúsculo. El pensaba en ella ¿Qué es. autor, un libro de cuentos, Zapatos viejos. titulo sugestivo!
como en una cosa solitaria vo ¡Dicen que Cabarga anda en Al terminarlo, no he querido dejar pasar el tiempo como en la lando en un largo viaje y sin el pueblo. otra ocasión, y aqui estoy diciendo las cusas que me ha hecho tener en donde descansar. Se la. eso qué importa?
pensar lo que conozco de la obra de, Arturo Mejia Nieto, joimaginaba pronunciando el vi ¡Creí que lo mejor era deven escritor hondureño.
brante y lastimoso llanto de un círtelo. Recuerdo que cuando recibi Relatos nativos, comencé a perceet.
Cancio esperó un momento; hojear el libro sin interés, por hojearlo no más, y cuando me En la cocina los invitados después salió en puntillas, como bebían café. El ruido de la loza lo hacían todos; sus movimienpercaté era que me tenia agarrada toda mi atención. digo agarrada, porque en la relación que habia establecido el libro se oía distintamente. Bien podía tos parecían los gestos de un con mi pensamiento, no existia suavidad, dulzura ni cortesia distinguirse el agudo sonido de juguete automático. Pasado un alguna. Se trataba de una fuerza primitiva que ignoraba los las tazas que se colocaban en momento se oyeron unos pasos; prejuicios literarios. y gramaticales, y que se había asido de los platillos y hasta el moviluego, una risa dura y altisomiento nervioso de las personas nante (eran unos muchachos y mi inteligencia sin consideración, como habria hecho un puma cachorro con cualquiera sabandija que le hubiese caido enlre que se atendían mutuamente.
muchachas que venían a velar. la muerta. poco se oyó el las garras. Fué algo parecido a lo que me pasó, con SherSentía como si todos los ruidos wood Anderson en sus relatos de hoinbres y caballos.
fuesen hechos a un paso de él chasquido de un beso en la oscuridad. Inconscientemente, sintió Sali de estas páginas con el ánima adolorida pero say a veces le parecía que estallatisfecha, como cuando se ha hecho a pię una buena jornada ba dentro de su cabeza. Cancio el viejo una oleada de cólera.
volvió a entrar en el cuarto: José La muerta sólo tenía diez y por campos de suelo duro e irregular pero en compañia de mueve años cuando se casaron; alguien cuyo decir despertó en nosotros pensamientos y emoRamón le dijo. debes tomar ciones singulares que habrian permanecido dormidos si hubiéalgo, una taza de café, cualquier él tenía cuarenta y ocho. Unisemos ido a Grecia (1) pongamos por caso rodando en una cosa; tómate una taza de café, camente porque él era dueño de muchas áreas de tierra y muchas Limousine sobre la carretera asfaltada (hecha gracias a un yo te la voy a traer. Oh déjaempréstito financiado por uno de nuestros traviesos politicos me, Daniel. Se sentía de tal cabezas de ganado, el padre de. ella había consentido en que se en los Estados Unidos, claro) y en compañía de un señor o modo que le daban deseos de de una dama de esos que sólo repiten lo que ha perdido sus.
insultarlo y pegarle por sus realizara la boda. Cabarga, el relieves a fuerza de pasar por labios honorables.
atenciones. Luego Daniel; popreferido y altanero, se había Tanto en Relatos nativos como en Zapatos viejos, no se niéndose un tanto grave, le dijo puesto a un lado para ver pasar aquella pareja absurda. Luego da mayor importancia al paisaje. Todo el interés este concen.
a Cancio al oído: José Ramón, había realizado una escena viotrado en las figuras humanas que se mueven a través de nues.
yo creo que harías bien (que tro ambiente tropical, resignadas o ſebeldes, pero dentro de lenta. Andaba ebrio y desde muy yo haría bien) en ir a ver a temprano acechaba la comitiva una fatalidad sin grandeza, que desconoce el entusiasmo y Cabarga y decirle. que sería un cuyos hilos son tirados por la herencia, el clima y la mala disparate de él venir aquí y que salía de la iglesia. No te olvides de mí, le dijo alimentación. Son criaturas no estandardizadas, todavia por la armar un pleito. Dime, no crees civilización yanqui, quiero decir, que aún no han sufrido la tú que debe ir a verlo? Yo creo al novio, un poco respetuoso para su condición anormal. Si algo influencia de las carreteras asfaltadas, el automóvil, el cine, que él estará en su casa.
le sucede a ella te voy matar el teléfono, el radio, las navajas de afeitar de seguridad, la. Déjame eso a mí, Daniel.
semana del ntño, la semana de la madre, la higiene y los To lo repito, es asunto mío (súcon la sangre fría.
bitamente se acordo de la cuesJosé Ramón sólo le dijo. Ancatálogos que en profusión reparte el almacén National y Bellas Hess.
tión entre él y Cabarga. date a dormir un poco para que La muerta, Historia de mi madre y El gato son páginas. Está bien, tú lo sabes mejor, te compongas, hombre; y Juego que dejan en el alma un sabor de misterio, dolor e incertile dijo Daniel a José Ramón y venís a la casa para que bailemos esta noche. Cabarga se hadumbre semejante al que producen los cuentos de los escrilo dejó solo. Cuando la puerta tores rusos de la pasada generación.
se abrió para dar salida a éste, bía ido al campo; bebiendo todos. se oyó de pronto una voz sublos días; haciendo planes contra (0) Pequena ciudad de Costa Rica, yugādora cantando a muchos pies el rico rival hasta que un ins(Para a la pdpina 132. como tambores, pateando el piso. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium la Universidad Nacional, Costa Rica