130 REPERTORIO AMERICANO modernos y bármantiene en De Virgilio mo desde que yacemos en perpe la fuerza madura y constante. El ta distancia del filósofo del uni que en todo momento nuestra ma.
tuo trastorno. En asiduo lec ejemplo lo declarará mejor: Ovi verso, tan diestro en rimas: que nera de vivir me recuerda sus cotor de la Epistola a los Pisones dio, Lucano, Virgilio (7. asíjábanse los contemporáneos de medias; por repetidas que sean harto se colige que Montaigne discurre el amador del bello liris Virgilio de que algunos compara las veces que lo lea, siempre destenga su arte poética. Redúcese mo con autoridad de crítico en la sen con Lucrecio al autor de la cubro en el alguna belleza o alella a unos pocos preceptos que cala analítica a que somete sus Eneida. también yo que es guna gracia nuevas. Plauto sedúaconseja y practica. Es rebelde lecturas. De preferencia se regala una comparación desigual, más cele menos, si bien reconoce que contra la opresora tiranía de la con autores antiguos. Va de Ho no la encuentro tan desacertada los italianos, bastante diestros en forma en desmedro del pensa mero, el primero y el último de cuando me detengo en algún her el género. se amamantan en Temiento y de la calidad emotiva los poetas. misterioso y proteico, moso pasaje de Lucrecio. En rencio tanto como en Plauto.
del creador de belleza. Las reglas personaje admirable, casi por en cambio, que nadie intente avecinson buenas cuando no amañano La simpatía mantiénese firme en cima de la humana condición dar Virgilio con Ariosto. Mon favor de los antiguos. Por qué?
deprimen la expresión verbal. a Virgilio, maestro del co taigne se acalora con sólo pensar Porque no son suficientemente Precursor del verso libre, busca ro. Considera las Geórgicas co lo y emplea dicterios extraños en Puertes para andar sobre sus pierel batir de alas sin embarazo aca mo la obra más acabada que pue sus habituales, serenas apreciacio nas. Nada señala tanto la difedémico: Yo no soy de los que de engendrar la poesia sin me nes: Si tal parangón les contra rencia entre antiguos creen que la buena medida de los noscabo de la grande y divina riaba (el de Lucrecio. qué hu como Virgilio y el Ariosto. Mienversos sea sólo lo esencial para el Eneida. cuyo quinto libro le pa bieran dicho de los que hoy le tras en la Eneida el poeta se buen poema; dejad al poeta alar rece el más perfecto. La admira comparan, torpe, estúpida y las alturas con gar una sílaba corta, no nos quesosteción por Virgilio extravasa con baramente con Ariosto, y qué pen nido vuelo. en el Orlando el jemos por ello; si la invención es crecido número de citas en los saría Ariosto mismo? El mal hu autor revolotea y salta de cuenagradable y si el espíritu de la Ensayos. Si los dioses le hubie mor no perdura en este hombre obra y las ideas son como deben ran concedido el don celeste que suave; tanto menos cuando retito en cuento, como los pajarillos van de rama en rama, porque no ser, tenemos un buen poeta, diré con amargura no descubre en él, ra de la biblioteca el volumen de confian en la resistencia de sus yo, pero un mal versificador. de seguro que en Virgilio buscara nuestro buen Cátulo. Allí enRinde homenaje a Ronsard y a alas sino para hender un trayecto al duca e signore de sus inspi cuentra lo que más apetece: gra muy corto. Sorprende que MonDu Bellay porque han acredita raciones. No ha dicho que po cia ingenua y atrevida, giros ama taigne no vierta juicio alguno sodo nuestra poesia francesa. mira cos hombres hubo consagrados a bles fáciles, y una elegancia y bre Dante. Sábese, sin embargo, con ojeriza a los imitadores su la poesía que no se glorificaran pureza supremas en los temas más que La Divina Comedia dormibalternos, copleros que inflan las más de haber engendrado la nobles como en los más libres. taba entre los libros que La Boepalabras y ordenan las caden Eneida que el más hermoso jo Porque en Montaigne, a pesar de cias. sin aproximarse a las ven de Roma. es en Vir su senequismo cristiano, no han tie le legara. La deficiencia es considerable en experto catahermosas descripciones del uno y, gilio y no en el desvergonzado muerto todavía los sagrados fue dor de valores. Es verdad que cilas delicadas invenciones del Marcial donde se provee de licen gos que de mozo hicieronle cono ta dos veces al Alighieri, sin que otro. Tampoco gusta de la afec cias para espetar el más jocoso y cer las audacias todas del amor. ello convenza acerca de una lectutación ni de los giros oscuros. El libérrimo de sus capítulos (10. Opone la pulidez de Cátulo, la ra detenida. En cambio, nos habla hablar de que yo gusto es un hapasa a Lucrecio, cu perpetua dulzura y florida bede Tasso, a quien visitara en el blar sencillo e ingenuo, lo mismo yo poema materialista De natura lleza de sus epigramas. a lo que hospital de Alienados de Ferrara.
cuando escribo que cuando hablo; rerum señala por lo profundo y más le choca, la afectación y lo La estimación que hace del poeun hablar sustancioso y nervioso, lo hermoso: Diré que siempre co rebuscado.
de los fantásticos ta de La Jerusalén libertada corto y conciso, no tanto pulido y loqué en primer término en la ditirambos españoles y petrarquis choca de excesiva y sólo delicado como brusco y vehemen, poesía Virgilio, Lucrecio, Catu tas. Pasemos por alto el juicio puede comprenderse en persona te. Las cultedades gongorinas, lo y Horacio. Lucrecio cuenta en sobre los españoles para cuando de escasa o nula relación con el habrian deshecho los nervios de tre los progenitores de Montaigne. busquemos la huella de Montaigne Alighieri. Dice del Tasso: uno de Montaigne, no tanto por lo difi bien no adopta la física del la en España. Prefiere los epigramas los ingenios más juiciosos y molcultosas como por lo pesadas. tino, regocijase con las profundas de Cátulo a los aguijones con que deados en la pura poesía antigua, de las observaciones de carácter psico Marcial aguza los suyos. Largo superior en esto a todos los decomplicacioJógico, con el el largo disertar sobre comercio mantiene en Horacio más poetas italianos que jamás nes con que Gracián se explaya la naturaleza del mundo y con la quien cita, según la cuenta de hayan existido (13. Troppo foren su Agudeza y arte de inge penetración de la doctrina epicú Pierre Villey, alrededor de ciento te, e te, caro signore! Asi parece enten nio. El estilo que Montaigne pre rea, con mayor amplitud simila cincuenta veces (11. Le admira, derlo él mismo cuando atempera coniza ha de ser sin regla. des da en Lucrecio que en las ense no sólo por su moral del justo me el juicio en ediciones posteriores ligado y arrojado; de suerte que ñanzas de Cicerón o de Diógenes dio, la mal comprendida aurea Sorprende que durante el deleicada fragmento represente algu Laercio. Los más preciados lauros mediocridad. sino por el espíritu toso vagar por Italia no le atrajena idea de por sí; un hablar que irán siempre a coronar la frente claro y el léxico abundoso: Ho ra el poder magnético altísimo no sea pedantesco, ni frailuno, ni de Virgilio. Sin que por ello pa racio no se contenta con una ex poeta. Montaigne leia en italiano jurídico, sino más bien soldadesco, rézcale desatinado ponerlo a cor presión superficial, que le traicio sin dificultad y solía escribir en como llama Suetonio al estilo de naría; ve con claridad mayor y se esa lengua, según lo demuestra Julio César (6. 7) Ensayos. Lib. I, capítulo interna más en las cosas; su espí en no pocas páginas de su JourLa poesía opera sedantes efec XXXVII.
ritu abre y huronea todo el al nal de Voyage.
tos si por, acaso el espíritu de Pierre Villey pone en du macén de palabras y de figuras da que Montaigne gustara de Ho mas Montaigne cede al peso de las mero como de Virgilio. El ejem para representarse. 12. Elocontrariedades porque nada aleja plar de la Odisea en griego con gio honroso reserva para Lucano: En los libros, como en la vida, tanto de lo pequeño ni eleva más la firma de Montaigne desapare Lucano es también de mi agrado, hasta las esferas de la suprema los libros de Mirabeau, el mayor, y lo leo con sumo placer, no tanto busca Montaigne sensaciones de dignidad como el lirismo enjun diputado y presidente de la Asamdioso Veamos cómo da te: La bleu constituyente. e. sabido que que encierran sus opiniones ejus ras. En los libros sólo busco un poesía me conmovió y me traspor Montaigne era eximio pescador de cios. Con Terencio, a quien Mon entretenimiento agradable, y si alguna vez estudio, me aplico a fancia; mas tan vivo gusto y sen que había en el dicho ejemplar.
autenticidad de las acotaciones taigne lee desde niño, entramos en la ciencia que trata del conociel teatro de los latinos: Por lo timiento. ha sido producido y Villey observa que las ocho o diez que respecta al buen Terencio y miento de mí mismo, la cual me enseña plusiones a episodios de la Ilíael bien vivir excitado por modos diversos y for. de y la Odisea que se encuenn y las gracias y coqueterias de su lengua, tan admirable me pare rir. Por eso le placen, entre los fui atraído por la fluidez alegre con alusiones de Plutarco y Séne ce, por representar lo vivo los modernos. El Decamerón de Boccacio, el de Rabelais, y el titu.
e ingeniosa; luego por la sutileza ca. Villey. Les Sources et movimientos de nuestra alma y la lado Besos de Juan Segundo. aguda y refinada, y por último por évolution des Essais de Mon indole de nuestras costumbres, Poco satisfactoria es la mención Paris, 1933.
que hace de maitre Francois, ex(5) Ensayos. Lib. III, cap. 9) Ensayos. Lib. II, cap. IX. 11) Villey. Les sources.
IX. 10) Ensayos. Lib. III. cap. I, págs. 164 165. 6) Ensayos. Lib. I, capítulo Sobre unos versos de Virgi (12) Ensayos. Lib. III, cap. 13) Ensayos. Lib II, cap.
XXVI.
lio.
XII.
fuer qué decir mentos y modelos y reglas y orna(8) el bien momas