318 REPERTORIO AMERICANO la vea yo. solo porque en estas composiciones de Vir. Baile para un pobre tación del año es hermosísima. Comienza gilio los nombres de las mujeres son bucólicos sino porque Dametas en oyendo nomen primavera tú, Dametas; tú, Menalcas, seguirás luego.
Diréis en. versos alternos; las Musas gusbrar a Delia, en seguida le llama Venus A Charlie Chaplin.
tan de lo alternado.
Galatea, verso 68.
Charlot en el film del alba; Vives pretende que el Dametas de esta de verde viaja en la hoja Dametas. Demos principio por Júbucólica es Virgilio; pero si alguno de los de su traje, la estación.
piter, oh Musas; todo está lleno de Júpipastores esconde al Poeta, lo seria en el Agua, paisaje, pobreza ter; él dá cultivo a los campos; él atiende CASO no Dametas, sino Menalcas, que ama lucen el mismo tcrdor.
a mis versos.
a Amintas, y que llama a Polión, no sólo En la miseria del traje Menalcas. a mí Febo me ama; escolar, sino poeta. Esta bucólica debe ser se ven mordiscos de Dios.
Febo siempre tiene conmigo obsequios posterior en tieinpo de composición a la segunda, que como ya se vió, fué escrita Un árbol se acuesta al viento suyos; lauros y rosado jacinto.
por Virgilio al hacerse con Amintas por al mediodía baragán; Dametas. Galatea, la juguetona mu: regalo de Polión. Que el Amintas de ésta si no bila el lirio del campo chacha, me tira con una manzana; y coes el mismo de la seguuda es muy proba el mendigo no bilará.
rre a los sauces; pero quiere que antes ble, tanto por como insiste Menalcas en él. Las pisadas caen muertas cuanto por que nombra a Polión. sobre la yerba dablada, otoño eterno del hombre, Dlenalcas. Pero a mí, mi pasión Manera del diálogo en el árbol de la marcha.
Amintas, se me presenta de su grado, Menalcas. Dime, Dametas. cuyo es en la pobreza el vestido de suerte que ya ni Delia es más conole da visos de billete.
cida de mis perros.
ese rebaño? no de Melibeo.
Iluminación de sitios Dametas. No; sino de Egón. Egón Dametas. Ya hay obsequios para con un color de, llegadas: me lo ha entregado há poco.
mi amor; pues yo mismo he descubierto próximo azar; cielo gratis; el lugar donde han anidado las palomas Menalcas. Oh ovejas, animales siemárboles buenos compañas. del aire.
pre desgraciados. Mientras Egón corteja e mendigo bace de cristo a Neera, y se recela de que me prefiera Menalcas. Le he mandado a mi de la cruz de las esquinas.
a mi, este pastor extraño ordeña las ovemuchacho diez manzanas doradas de jas dos veces por hora; y les hurta el Pinta llanuras la espera.
un árbol del bosque. lo que he podido; jugo al rebaño y la leche a las corderas.
mañana le mandaré las otras. en las sendas del oído Dametas. Ten cuenta con imputar le nace un árbol de brisa.
Dametas. Oh cuántas veces y qué más discretamente a los hombres semecosas me ha dicho Galatea. Vientos, llejantes cosas. Yo supe quien te. y en LU IS VIDA LES vad alguna parte a oídos de los dioses.
qué gruta; los chivos lo vieron de reoBogotá, 1930. Envío del autor.
Menalcas. Qué me aprovecha, Aminjo; pero las indulgentes ninfas so rieron.
tas, que de corazón no me desdeñes, si Menalcas. Sí, fué, creo yo, cuando mientras tú persigues a los jabalíes, yo me vieron recortar con mala podadera madrastra. Los dos cuentan el rebaño te cuido las redes?
las plantas y las vides tiernas de Micón. dos veces al día; y él hasta las crías.
Pero, lo que tú mismo confesarás que Dametas. Iolas, mándame a Filide; Dametas. aquí entre las anties mucho más valioso, ya que tienes hoy es mi cumpleaños; cuando sacrifiguas hayas, cuando rompiste el arco y gusto en hacer chifladuras, pondré dos que yo una ternera por los frutos, ven flechas de Dafnis; cosas que tú, malvado jícaras de madera de haya, obra tallada tú mismo.
Menalcas, te doliste al verlas regaladas del divino Alcimedonte: una flexible vid al muchacho; y te habrías muerto, si de Menalcas. Yo, ante todas amo adorna de descolorida yedra sus extenalguna manera no hubieses hecho daño.
Filide; pues ella, oh Iolas, lloró porque didos racimos sobrepuesta a su acabada yo me iba, y me dijo muy largo: Adiós, Menalcas. Qué harán los dueños, redondez. En el medio tienen dos figuadiós, hermoso.
cuando a tanto se atreven estos bribsras, Conón, y. quién fué el otro que nes. No te ví yo a ti, pícaro, robar con describió al mundo con su vara toda la Dametas. El lobo es mal a los esartes un cabrillo de Damón, entre los tierra, y las estaciones que observaría el tablos; las lluvias a los frutos maduros: ladridos. de Licisca? cuando yo gri segador y el oncorvado arador? Todavía los vientos, a los árboles; a mi, las iras taba. dónde corre ese? Titiro, junta no he llogado a ellas mis labios; las de Amarílide.
el rebaño. tú te escondías en el carrizal.
tengo guardadas.
Menalcas. La humedad es bien para Dametas. No había él do entreDametas. También a mí me hizo los sembrados; el madroño para los cagarme, pues lo vencí cantando el cas Alcimedonte dos jícaras; y rodeó sus britos; el flexible sauce para el rebaño brillo que mi flauta había ganado? Si asas de blando acanto; y puso en medio en preñez; para mí, sólo Amintas.
lo ignoras, el cabrillo era mío; y Damón a Orfeo y a los bosques que lo seguían.
mismo lo reconocía; pero decía que no Todavía no ho llegado a ellas mis la Dametas. Polión gusta de mi poeme lo podía entregar.
bios; y las tengo guardadas. Si atiendes sía, aunque os paisana; musas, apacena la becerra, no hay por qué encarezcas tad una ternera para vuestro escolar.
Menalias. él tú cantando. las jícaras.
Menalcas. Polión hace versos oricaso jamás tuviste zampoña compuesta. No tú en las esquinas, ignorante, solías Menalcas. Por nada te me escapa ginales él mismo; apacentadle un toro, destrozar tu canto infeliz con tu caña rás ahora: o iré donde quiera que me que ya tope, y escarbe con las patas la arena.
chillona?
llames. Siquiera oiga esto. ese que se acerca, mira, Palemón. Ya haré que Dametas. Polión, que el que te ama.
Dametas. Quieres pues, que tú y de hoy en adelante no provoques a nadie llegue a donde se regocija de que tu yo alternadamente hagamos prueba de con tus dichos.
lo que pueda cada quien? Yo pongo Vamos pues, si eres capaz; en mí no hayas llegado; fúyale a él la miel, y ol.
abrojo le produzca amomo.
esta ternera; y para que no la rechaces, habrá tardanza, ni huyo de nadie; pero viene a la, ordeña dos veces y da de tú, oh vecino Palemón, por todos tus Menalcas. Quien no detesta a Bamamar a dos becerros; dime tú con qué sentidos; la cosa no es insignificante. vio, guste de tus versos, Mevio; y unza prenda compites conmigo.
Palomón. Empezad; ya que tomazorras y ordene chivos.
Menalcas. Yo no me atrevería a mos asicnto en la suave yerba. ahora Dametas. Muchachos que cortáis apostar contigo nada del rebaño; tengo todo el campo y todo árbol fructifica; Hores y fresas, idos de aqui; la culebra casa a mi padre y una caprichosa ahora echan hojas los bosques; y la es se oculta en la yerba.
a en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica