172 REPERTORIO AMERICANO lados proclamados el 18. En su más reciente obra, el compañero Julio González, líder de la refornia argentina y uno de los teóricos más autorizados del movimiento, constata el hecho de que sólo en la Universidad de Buenos Aires se cumple uno de los postulados primordiales del movi.
miento reformista: participación. del estudiantado en el gobierno de la república universitaria; y ain aquí con el vicio, lesionador de su estructura democrática, de haberse suplantado la representación de profesores «auxiliares. necesariamente solidarizados por vinculos corporativos con los «titulares. al antiguo estrato de estudiantes diplomados. Como dato significativo señalamos la circunstancia de ser la Universidad de Córdoba, Ininisma a quien correspondió la iniciación del inovimiento, donde la reacción se ha afirmado mejor.
Cumplila esta somera exposición de hechos, conocidos perfectamente por todas las gentes cultas de América, se impone un trabajo de síntesis. Enfocado el panorama con criterio simplistn. el criterio eficaz de Perogrullo y compañía, el balance es inquietante y desalentador. Poco queda en pio, siyamos de la inano de estas gentes sencillas que desconocen el sentido de profundidad de los esfuerzos.
de las luchas, de la sangre vertida para hacer triunfar los principios de reforma universitaria, nebulosamente esbozados en la proclama de Córdoba y mejor delineados en el ejercicio de la lucha y en sus experiencias hasta constituir hoy una doctrina, una posición, como bien la define Rébora. En este, como en todos los casos, fracusa el criterio de los que pretenden aplicar una estimativa rudimentaria, matizada de sospechoso pragmatismo, a los resultados de un esfuerzo de superación. La reforma cumplió su rol histórico. Ella definió las posiciones de lucha de una generación y templó en sus revueltas los espíritus del grupo de líderes que hoy forma de avanzada, leales a sí mismos y a los postulados reformistas, en el frente evoluciona:io y antiimperialista.
Ella, con sus disciplinas de acción, con sus conquistas y, sobre todo, con sus fracasos, creó una táctica de lucha, aprovechada a conciencia por nosotros, los que ahora decimos nuestra palabra y recién empezamos a cumplir puestro rol.
Guevara Rojas. El régimen «rehabilitador. predominio sobre la porción civilizada de Venezuela de la horda y de la mentalidad de la horda, se ha caracterizado siempre por uu odio implacable a la cultura, a la ciudad. Por eso.
cuando los vientos frondistas de la reforma agitaron la conciencia nueva americana, la familia universitaria de Venezuela estaba dispersa. En la Rotunda arrastraban grillos algunos de sus líderes; otros formaban ya en las filas de la emigración revolucionaria; los pocos que habían logrado eludir las persecuciones de la dictadura se hallaban imposibilitados para intentar una acción de grupo, ya que el estudiantado de las distintas facultades estaba diseminario en los cuatro o cinco locales particulares donde aquellas funcionaban. Expulsailos del hogar común, clausuradas por disposiciones policiales siis centros y sus órganos de publicidad, impedidos de ejercer los derechos de asociación y libre critica, los que forinaban en la generación que precede a la nuestra no pudieron decir su palabra de solidaridad con los hombres que, a la inisma hora, afirmabar la unidad ideológica del continente. Sin embargo, la reforma función, la reforina como llamado y norma de lucha social, se realizó en Venezuela antes que en ningún otro pueblo del continente, sin exceptuar a los que estuvieron de vanguardia en los debates doctrinarios. Los estudiantes caraqueños, sin previa declaración de principios, actuaban en el mismo año 18 en el sentido de actualizar sobre la realidad social lo que en esa hora era apenas antevisión en los más alertas espíritus reformistas: el rol político de la universidad. Relatemos hechos. La pandemia de grippe que asoló al mundo a mediados del 18 causó en Venezuela terribles estragos, explicables porque en nuestro pueblo la higiene pública es otro de los tantos initos en que se funda un régimen de gobierno sin sentido de previsión nacional. Gómez y sus corifeos de borla y de sable. lesprovistos de la más elemental noción de responsabilidad, huye.
ron desesperadamente de las posibilidades de contagio; y aislados por un cordón militar del resto de la república, contemplaron impasibles desde un lejano pueblo del interior del país, San Juan de los Morros. in tragedia de Caracas. Abandonada de los lecursos oficiales, la ciudad enteJraba todos los dins millaradies de sus habitantes. Iesde sui anonimis vigilante surgió entonces el estudiantado. Desplazanilo a teóricas «cruces rojas; y a espectaculares juntas de socorro. los estudiantes asumieron la solución de los problemas derivados de la peste. La labor cumplida por el grupo fué formidable. Miles de proletarios fueron Jibrailos de la inuierte por la muchachada idealista y briosa, que se impuso el deber de asistir a su pueblo en la hora de la prueba. En los dispensarios, día y noche; distribuyendo medicinas y alimentos en las barriadas pobres; trasladando cadáveres los cementerios; abriendo ellos misinos las fosas donde enterrarlos. por debajo de esta labor heroica, otra, paralela, de agitación política. Enfocando el doble aspecto de esa fervorosa empresa de juventud, escribe José Rafael Pocaterra. el heroísmo de los muchachos de la universidad, perseguidos, disueltos, ultrajados, desposeidos del derecho a una profesión, pues que el bárbaro había clausurado la universidad desde siete años antes aquellos niños, última reserva de una sociedad que se marchitó sin florecer, aquellos niños que han enterrado sus lideres con marcas de grilletes en las piernas y devorado su anigustia ante el prestigio insolente de media docena de idoletes académicos, aquellos adolescentes blasón de la raza, orgullo santo de la madre material que los pario y de la patria nutriz de sus ideales, mientras conspiraban para la caida del déspota miedoso, cumpliendo dos santos deberes en un solo impulso, lanzáronse al socorro de la ciudad procera. La peste fué conjerada. Las masas popula.
res se sintieron más cerca que nuca del estudiantado, después du la labor cumplida por éste en.
momentos ncingos. En esos mis.
mos ilías tuvieron ocasión de demostrarlo. En la fecha del onomástico de Alberto de Bélgica, organizó la federación de esticiantes una manifestación de simpatía y de solidaridad con el pueblo belga, el más sacrificado en la matanza imperialista de 1914. Sim ahondar en las caracteristicas económicas del conflicto mundial, transidos por aquella nura inísticn que despertó en la humanidad la fraseología cuáquero pacifista de Wilson, ingenuamente convencidos de que el abatimiento del imperialista tentón significaba el triumfo de la justicia, y del «erecho, los muchachos de la universidad seguidos de multitudes enfervorizadas, se echaron a las calles, portando las banderas aliadas y vitoreando a Bélgica, a Francia, a Italia. Gómez era furibundo germanófilo. La brutalilaul tentona, patrón de su propia brutalidad, y algunos millones de marcos lepositados en los Bancos de Berlin, le solidarizaban con la causa de Alemania. Esto bien lo sabían los universitarios; y por eso, su manifestación ententista respondía también al propósito de definir una posición de divorcio con el criterio oficial. La manifestación no recorrió muchas calles. Los batallones policiales, revólver y inacana en mano, surgieron a poco para disolverla. Estudiantes y obre ros fueron masacrados. Los representantes diploináticos de los países alia. los, a excepción de Leonard Bourseaux, no aventuraron ni la menor protesta por este atentado ni por las numerosas prisiones de líderes que le sucedieron. Meses después de esta ma.
nifestación, ya el vasto trabajo conspirativo que se venía realizando llegó a su fin. Ana voz, se morería aquel engranaje pacientemente construido. La misma noche del golpe, faltando apeuns minutos para realizarse la acción que salvaría la república, fueron denunciados los conspiradores por un militar traidor. Toda la plana joven de la inilicia nacional, intelectuales, estudiantes y obreros QUIEN HABLA DE LA Cervecería TRAUBE se refiere a una empresa en su género, singular en Costa Rica.
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Julio González. Buenos Aires. 1929. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica