IRepertorio Americano LE Miete Caballero y Tomo XX1 Núm. 15 Año XII. No. 511 SUMARIO La evocación de Hudson. Augusto Rodriguez Larreta El codice de Chumayel Los grilios.
Ariano Carnepali La piedra de Bolivar.
Poesias.
Leon Felipe Jorge Wall. Pradilla El caso de la inversión extranjera (2. Viera Altamirano El nigromante.
Clemente Palma. Enrique Dies Canedo Bibliografla titular.
Lo que opina Romain Rolland sobre los de Lo que busca Hispanoamérica. Gernida Arciniegas la América Latins. Haya de la Torre La traición de los hombres ilustres. Otros traidores.
Dos amablea teorizantes sexoamericanos acerca de los Tablero (1930)
emprésticos.
Juan del Camino SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1930 Sábado 18 de Octubre mera vez La evocación de Hudson Hace tres años, en Inglaterra, mientras De La Nación. Buenos Aires se me perinite el anglicismo. Porque hubiera estaba yo en trance de corresponsal telegráquerido a mi vez estar en condiciones de fico, supe que había llegado a Londres E1señalar para mi propio país alguna gloria. Se.
rique Ferri. Venia el ilustre orador italiano guimos caminando, ahora en silencio. Transa tomar parte en un congreso de penalistas.
pusimos la reja de Kensington Gardens; conNo tenia mayor interés la razón de su viaje.
tinuamos nuestro paseo por Hyde Park.
Pero Ferri, por su personalidad, de indiscuCuando, de pronto, surgió ante nosotros un tible relieve, y por ser bien conocido en la nuevo monumento: el Hudson Memorial. FeArgentina, presentaba los rasgos inequívocos rri no lo conocía. Me desquité al explicárselo.
del personaje entrevistable. Le Le envié, pues. Este monumento la sido inaugurado haunas líneas al hotel en que se alojaba, solice pocos meses. Honra la memoria de Guicitándole una audiencia. La respuesta no tarJlermo Enrique Hudson, un escritor argentino dó. Ferri me recibiria al día siguiente, a las que murió en Londres en 1922. Hudson nació seis de la tarde. acudi puntualmente a la en la Argentina, vivió en nuestros campos cita.
hasta los treinta y tres años y vino luego a Como esto ocurría en el mes de agosto, radicarse a Inglaterra. Tan argentino se seu en pleno verano londinense, reinaba en la tia que dijo alguna vez. Mi vida termino ciudad una luz intensamente diurna. Acaso cuando me alejé de mi tierra natal. El moporque la niebla suele disiparse antes del numento ha sido muy discutido. Se le discute crepúsculo, la luz de Londres en agosto patodavía en los periódicos. Como es hecho rece más brillante a las seis de la tarde por Epstein escultor genial y extravagante que a mediodía. No dejó así, de causarme. tiene sus detractores y sus apologistas.
sorpresa el ver aparecer en el hall del hoPero fué inaugurado por el Primer Ministro tel al ilustre señor rigurosamente vestido ale Gran Bretaña. nadie ha puesto en duda con uno de esos fracs desmesurados y ver.
la justicia de que se rinda acaso por pridinegros que figuran siempre en el guardaen la historia tan grande homede los sabios.
naje a un escritor contemporáneo. El mérito Tengo un banquete a las siete y niedia, literario excepcional de Hudson tardó en ser se apresuro a explicarme. como deseaba reconocido por el público. Los naturalistas conversar con usted un buen rato para evo.
le consideraban un simple literato; los lite.
car en su compañía felices recuerdos de Bueratos un simple naturalista. Es nos Aires, resolvi vestirme desde ahora. Queque se produce con frecuencia cada vez que do a sus órdenes hasta la hora del banquete.
un hombre vive entre dos vocaciones, aun Podemos conversar aqui, o, acaso mejor salir cuando descuella en ambas. Entretanto, la juntos a dar una vuelta y a disfrutar de la armonia, la pureza de su pensamiento y de hermosa tarde. Hudson su prosa ganaban los mejores adeptos. El miedo argentino del ridiculo, que todos Por Luis Macaya asi llegó la hora de la apoteosis. Dijeron nosotros llevamos dentro, me hizo mirar con entonces los críticos. Alguien puede iguainquietud el paseo con este antiguo socialista jar la de Hudson: nadie superarla. de alta planta sobre cuyo frac inusitado caían con recuerda a un benigno principe consorte que «dentro de cien años Hudson será mirado como abundancia las blancas barbas fluviales. Lo to no hizo grandes cosas en sus dias, pero que uno de los grandes escritores clásicoss. nunca marán por un aviso, pensé. Buscarán un letrero fué esposo de la reina Victoria. En relieve, a tuvo un espíritu, como el de Hudson, al mismo en su espalda. Pero, afortunadamente, me so los cuatro costados del monumento, hallánse esla agilidad del pájaro y la serenidad brepuse a mis temores aldeanos. Tenía gran esculculpidas cuatro alegorías: la pintura, curiosidad por escuchar la famosa elocuencia del cielo.
tura, la arquitectura, la poesia. Cada una de Estas, o parecidas, fueron las palabras que de Ferri. Estará más inspirado que en este triste se compone de una serie de figuras que pronuncie frente al alma esculpida de Rima, la hall, al aire libre, en presencia de los monu encarnan a los principales cultores de estas artes. heroina de las mansiones verdes.
mentos que hallaremos a nuestro paso. sali Ferri, en rápido escrutinio, percibió inmedia No quiero abusar del recurso que utilizan nues.
tamente que estábamos en presencia de una tros diputados para presentarse como buenos En efecto, no bien llegamos a Kensington mayoria italiana. Hizo entonces el elogio de su oradores ante la posteridad. Dicen en el recinGardens, Ferri, que había ido montando vapor patria. Su voz melodiosa, rica en matices, ora to unas cuantas frases balbucientes y enseguida en el camino, se entregó a la seducción de un suave, ora profunda como algunos dicen. evo se entregan a lo que ellos llaman «corregir la monologo subidamente oratorio. su acento, Có, con grande elocuencia, a Rafael, a Leonar versión taquigrafica. esto es, a insertar en el admirable en verdad, alcanzó el más alto vuelo do, a Miguel Angel, al Dante.
diario de sesiones una oración de largos perlocuando imos rente Albert Memo El magnifico discurso me dejó extasiado. Pero dos, conceptuosos y elegantes. Yo no deseo rial. El Albert Memorial, como bien sabéis, también cohibido. Quede consciente de mi si hacerlo. Confieso que mi discurso fué sentido, Tropa un equivoco prosa tiempo.
ellas se mos juntos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica