REPERTORIO AMERICANO 21 S?
una bella muerte honra a toda una Un hombre y un hidalgo: gusto, disciplinado en una escuela dada, vida, según dice el refrán italiano, le vedaba la comprensión y la simpatía una actitud bella, asumida con reflexivo Sánchez Guerra de lo que se producía en la Europa reconocimiento de su peligro, despoja a movida y ardiente de fin del siglo pauna existencia larga de los hechos que De Caras y Caretas, Buenos Aires sado. Una anécdota heroica popularizó su la ensombrecen o disminuyen a los ojos personalidad. Un contrincanto ofendió, del crítico. Esa actitud, al depurarla y en una polémica, a su padre. Esto ocuelevarla, nos descubre, de pronto, como rria en la víspera del casamiento de don en el caso de don José Sánchez GueJosé Sánchez Guerra. No vaciló en derra, un fondo intimo que desconocíamos.
safiarlo y en afrontar un duelo formu¿Cuántas veces he escrito el nombre de lado con rigor. Herido de gravedad, pidon José Sánchez Guerra en los años dió confesión. El sacerdote se negó a que llevo de actividad periodística, para absolverlo.
comentar en crónicas anónimas sus dis ¿Cómo pudiste olvidar, hijo míocursos, sus ascenciones al poder y sus le preguntó. el quinto mandamiento, que frecuentes caídas? Lo hacia con la indidice: No matarás?
ferencia que da el hábito, sin que tales. Por no olvidarme del cuarto repliacontecimientos, casi regulares en el descó vivamente, que manda honrar padre arrollo de la política española, detuviey madre.
sen mi atención o comprometiesen un Sin Juda, esa respuesta, en un mopoco de ese interés emocional que promiento en que se piensa en la muerte y voca en nosotros el personaje en el cual no se tiene la inteligencia ocupada en adivinamos el influjo de una fuerza sucombinar réplicas retóricas, acusa el insperior. Se me ofrecía con la máscara tinto del hombre agudamente dotado ordinaria del hombre público, enredado para las peleas verbales, la automática en las circunstancias ajenas a su voluncompostura del temperamento para la tad y sobre quien leía, en los diarios y esgrima del estrado parlamentario. Fué en las revistas de Madrid, opiniones conliberal, como don Antonio Maura, a quien tradictorias que lo sumaban a la masa debía suceder en la jefatura del conserunánime de legisladores, gobernantes y vatismo español y, como Maura, gustaba directores de grupo que definen un réde la tertulia mundana, de la plática gimen lo que se llamó el viejo régimen, fina, de la lujosa pérdida de tiempo en y la etapa histórica de las agrupaciones Sanchez Guerra los salones. En realidad, como buen roturnantes. Pero su gesto de enero de mántico, en su precaria literatura de 1929, al ponerse frente a un movimiento periodista y su espectaculosa energía de revolucionario, y la dignidad sombría como los jóvenes de novela que se lan hombre de acción, le atraía la notoriemente serena con que afrontó las con zan a la conquista de una posición en dad de los círculos aristocráticos, le hasecuencias de su frustrada aventura, re la capital, sin ambiente, sin rumbo, sin lagaba verse celebrado y sentirse admivelaron al mundo, en el anciano valeroso, visión cierta de sus aficiones y de su rado por la multitud selecta. No lo inalgo que no se encuentra a menudo en capacidad. Llegó a Madrid como un pos clinaba a esa predisposición una vanidad los opacos elencos de la política. Nos tulante, con recomendaciones en la car inferior, sino su propia naturaleza. Era revelaron la presencia de un hoinbre de tera para gente de privanza en la corte. un gran señor, un hidalgo castizo, que sentimientos espontáneos, de resolución Nos ha contado en alguna oportunidad alternaba con sencillez sincera la asamvivaz, en el einpaque decoroso del hi la turbación con que subió la escalera blea popular y la reunión de los cendalgo español. Diréis que tanto en la en casa de don Gaspar Núñez de Arce, tros distinguidos. esas modalidades sublevación quebrada en Valencia, como a quien idolatraba con fervor provincia que tipifican, en su manifestación eleen lo detalles posteriores de su escla no, y se lo imaginaba tonante y augusto. vada y en su deficiencia, la escuela a recimiento judicial, mostró ser Sánchez como en sus sonoras diatribas. Llevaba que pertenecía y la clase gobernanto Guerra un romántico de líneas netas del para el poeta, que se hallaba en la ple. que calificaba, unía don José Sánchez siglo xix. En efecto, es un romántico nitud de su popularidad y de su gloria Guerra la virtud proverbial de la honpor la formación de su espíritu, por su oficial, una carta de presentación. Su radez. Después de haber sido legislador, cultura, por su concepción de la lealtad, primer encuentro con el poeta le había ministro, presidente del consejo, goberpor el despliegue teatral de su conducta decepcionado. Don Gaspar Núñez de Ar nador del Banco de España, después de en los episodios salientes de su carrera. ce estaba lejos de ser como lo concebía haber estado en medio de los espesos y Deberíamos agregar que su romanticis la juventud en las ciudades lejanas. Pe crespos negocios a que se presta la polítimo, que compone con elegancia estilizada queño, rugoso, áspero, agrio, se retraía ca, descendió a la oposición, a la rebeldia, el tipo de una época, tiene una trama en la conversación y no gustaba diser pobre, tan pobre como en las horas difiquijotil que lo individualiza genuina tar sobre letras ni sobre asuntos delei ciles y penosas de su coinienzo. Me he mente en su calidad de expresión espa tables. Sin embargo, al frecuentarlo don resignado a ser pobre. dice. aun sus nola. es esta propensión gentilicia a José Sánchez Guerra, adquirió la voca enemigos lo saben y respetan en el proslo quijotil lo que ha salvado su historia ción de la literatura y la posibilidad de crito voluntario y en el rebelde altivo y lo ofrece ahora a la posteridad, no incorporarse al núcleo de redactores de esa elemental y fuerte honestidad. De como fué en la urdimbro compleja y La Iberia, en cuyas columnas se inició no ser así. cómo se explicaría su ascenmonótona de estadista y de funcionario, en la ardua profesión de opinar. No tar diente en las muchedumbros y la impresino como lo vemos actualmente, en su dó en poner de relieve sus aptitudes de sionante repercusión de su acto dramágallardía de representante moral de una polemista y su sentido de la política, tico de Valencia. Le habría absuelto nación. tal vez lo que sin ese gesto Un artículo suyo lo perfiló bruscamente, el tribunal militar si no añadiera a su último hubiese aparecido desnudo de be y desde entonces empezó a contársele valentia orgullosa la cabal hombría de lleza, cobrará una significación distinta al entre los hombres computables. Ya era bien? Si fuese la suya una vida con hallårsele coherencia con lo que remató alguien. Escribía con apasionamiento. manchas obscuras, si aun en sus errores su nutrida actuación. Al hilvanar lo que Discutía sin herir pero sin perdonar; de gobernante o de conductor no so adhizo, día a día, visto a través del dra escribía y estudiaba. Con una extraor virtiese el desinterés generoso, el desma final, se discernirg en su prolongada dinaria facilidad para asiinilar los libros, prendimiento que disculpa a veces yeacumulación esa substancia de idealidad las ideas, las frases, esa facilidad temi rros indisculpables, sus jueces habrían que parecía faltarle y que confería a su ble de los oradores, forjóse una prepara descargado en el fallo el rigor con que politica la aridez de un mecanismo bri ción y demostró ser, más que nada, un la ley castiga los alzamientos. Se resllante y estéril.
espíritu abierto y curioso, al que no se petó su vida, hermoseada por el coraje, Don José Sánchez Guerra comenzó, sorprendía con novedades si bien su engrandecida por la decisión, y se com Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica