REPERTORIO AMERICANO 297 Don Pedro era un hombre recio Don Pedro niales; no estudiaba; leía con delecy cobrizo, de estatura mediana y tación novelas realistas en edicioamplio tórax. Tenía el rostro va De Plus Ultra. Buenos Aires.
nes castellanas de Garnier y Manriolado, el cráneo calvo, las macci. Poseía un mueble biblioteca, nos finas. Su voz, su gran voz, lleno de libros, de piezas de vestir, era clarísima y viril. Pronunciaba de periódicos; también la humilde como un profesor de dicción, y vajilla solia ocupar alguno de los a voces parecía recortar la palaestantes. En el piso yacía una bra en un relieve limpio de cristal.
pila de diccionarios destripados.
Accionaba de modo inconfundiLos manuscritos do sus originales ble, acompañando sus afirmaciorecientes, con su letra clara y las nes con un puntazo del pulgar jepetidas tachaduras que denundiestro en el pecho, descargando ciaban el tenaz y paciente coinpuñetazos formidables sobre una. bate con la palabra rebelde, vomesa, tomándose las sienes con labanı por la habitación.
los dedos estirados, dándose sonoDon Pedro hacía, cuando estaba ras palmadas en la frente. Los en vena, ante sus amigos, diserojos relampagueaban con fiereza taciones pintorescas que lograban, detrás de los espejuelos o se nu a menudo, altísima elocuencia, o blaban do lágrimas fáciles. Reia leia ndinirablemoute algún viejo con risa franca, estruendosa, indiscurso, de párrafos inmensos, fantil. Fumaba sin descanso y en qué ponían a prueba su voz y tres o cuatro succiones consumía sus pulmones. Contadas veces perel cigarrillo. Cierta vez se propuso mitió que se le contradijera. Sus abandonar el vicio y pasó algunos admoniciones eran apocalípticas, dias masticando palitos de sauce.
sus juicios lapidarios, sus opinioDon Pedro vivió en la Plata mes contradictorias. En dos palainuchos años, hasta su muerte.
brasmordaces retrataba a iin Ocupó varias casas, en sitios diapersonaje. Tenia una rapidez exmetralmente opuestos. Nos place traordinaria para los motes, aguevocarlo en una casita de tres o disimos siempre. En suis charlas cuatro piezas y gran solar, cerca Almafuerte manejaba håbilmente el humorisde las vías del ferrocarril, en un (Pedro Palacios. mo. era temible la descarga de rincón de la diagonal 74. Su cuarRetrato de (olumba su indignación: los adjetivos deto de trabajo estaba alfombrado moledores surgían torrenciales, de papeles: cuartillas, diarios, revistas. leía Trémolo, sentado a su mesa, frente salpicándolo todo. Tenia un ídolo: SarmienDos o tres chicuelos a quienes enseñaba a un crucifijo de metal. no recordamos to, único nombre que pronunciara con a leer y a dibujar, le cebaban mate, le si formaba parte del tintero, por poco invariable respeto. Odiaba las feminidaservían, le acompañaban y solián decir al. lo decapita a manotazos.
des: admiraba el valor, la integridad movisitante. Dice don Pedro que no está. Ah! Don Pedro era poeta. ral, los gestos heroicos. La cuerda civica Su bondad era proverbial, su genero Don Pedro sabía algunas cosas muy bien, estuvo siempre tensa en su arpa.
sidad sin límites. Corren al respecto cien sabía otras a su manera e ignoraba orgullo ¿Pero dijimos que era poeta? Don Pedro anécdotas. Su pobreza fué, casi siempré, samente el resto. Tenía adivinaciones ge. como se le llamaba familiarmente en La franciscana. Amaba a Cristo, discutía con Plata firmaba sus trabajos con el seudóCristo, lo desafiaba. Un día mientras nos Rafael Alberto Arrieta nimo de Almafuerte.
cho los hombres creando en mil años al porvenir. De aquí el interés humano, vela, es una página naturalista en la todas las fuentes de odio posibles. Se trascendente, inmenso, que tiene la obra que es lástima no haya ahondado más cree, pues, en el deber de luchar, si es de Carrión.
Carrión. La juerga quiteña, amasijo pipreciso hasta contra su propio padre, La técnica de la novela no puede ser cante de sentimentalismo, de música que es el Presidente de la República, más dinámica y moderna. Alli todo se triste, de canciones cursis, de aguar para acabar con una infame organiza mueve, palpita, gira y pasa como en la diente, de lascivia y de malos chistes ción social, creando con cimientes de vida. Nada de descripciones morosas, es un verdadero cuadro do género que voluntad y con cariátides de jasticia y pintando con detalles lo externo, a pe vive solo. Pero donde esplenden aún.
con cúpulus de belleza una mejor ar sar de devanarse la acción en una ciu más las dotes del autor es al pintar a quitectura política. Miguel García que dad tan profundamente evocadora como nuestros políticos. Ese Ministro de Insdará como el precursor. Luis Alfonso Quito. El medio aparece en blanco y trucción Pública que allí aparece lleno Enríquez, su hermano espiritual, su dis negro, a grandes manchas, pero viviendo de nobles ideas de regeneración, con los tipulo, su alter ego, será el realizador. como en el cinematógrafo. Nada de aná más hermosos planes de reforina cultuLa juventud no se ha perdido del todo. lisis psicológicos. El alma de los perso. ral y que al serle negados los recursos hay una parte que no se ha corrompido najes se revela en sus acciones y no en fiscales para realizar su hermoso proni se ha doblegado; hay una parte que los procesos psíquicos que el autor no grama, se queda rumiando tranquilase mantiene erguida y luminosa y con se para a analizar. Alli todo vive y pal mente el sueldo, tiene todo el valor de la que se puede contar para remover la pita, sin grandeza, claro, porque no la un retrato no de un personaje de la cordillera de dolor y de injusticia que dá la realidad. Pero esa vida vulgar. fantasía, sino de un specimen que, podepesa sobre los débiles, sobre los pobres, anodiua, triste y misera, es la vida. Es mos contemplar dirigiendo nuestra edusobre los humildes. Aún hay esperanza. nuestra Vida. No parece que se lee cación en cualquiera de nuestras RepúEl tema desborda de una narración una novela sino que uno se sumerge en blicas. Ese Presidente, tan buena persona.
al uso. En la que nos ocupa, hasta un la dolorida realidad ecuatoriana. El au antes de no ser nada, y que se atosiga gran amor viene a resultar episódico tor, fervoroso discípulo del formidable y se eu venena y se corrompe con el Poante el dolor de un alma triturada por Queiroz, recuerda en ciertos pasajes el der, es todo un síın bolo. Ese gobierno todas las inquietudes. esa alma en procedimiento sintético, humano y terri. que se hace la revolución a sí mismo túrdigas ensangrentadas no es la de un ble del genio lusitano. Aquella pasión para tener pretexto de alzarse con la individuo ni la de un grupo siquiera; brutal, oscura y turbia del militar por Dictadura, lo hemos padecido muchas es la de toda una juventud que lanza la maestra de escuela, su propia cuñada veces. ese ejército, ese ejército pretolos brazos las miradas y las frentes y de la cual es fruto el héroe de la no riano sin ningúu otro objeto que wan Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica