218 REPERTORIO AMERICANO cas, que iban En definitiva: esta grandeza se mide pia piel. Es esto soberbia? Es afán de ex dos los ruidos descansaban alli, esperando la 10por la cantidad de responsabilidades que altar al hombre, de lograr de él un máximo che para saltar, como resortados muñecos, desde arrostra. No creais en la grandeza de de rendimiento espíritual, de despojarlo el gramofono, desde las botellas arrinconadas, un hombre que ante sus opiniones y de toda farsa, de dejarlo solo y desnudo desde la cama enorme, elefantina, agobiada de sus actos no sitúa valientemente su pro ante su propio inapelable tribunal. sugestión y de universo.
Pero la más terrible, lo que se me hundió en Benjamin Jarnés los ojos y en el alma, fue esa lamparilla de acerte, dulce y anémica, que en un profundo rincón trataba de alumbrar una pequeña estampa de la Virgen del Carmen. Oia a veces, lejanamente, Cinco minutos de castidad el chisporroteo de la mocha, mientras veia temblar los raquíticos dedos de aquella luz, mano Enrio del autore misteriosa que se alargaba acariciar o para jo, mirando el rincón siniestro y santo, donde Fue mi amigo Teodoro quien primero me ha teza atropellaba entonces mis horas! Sobre el una apacible noche se desquitaba con humildad bló de Las CRISTERAS. Las CRISTERAS. Por mundo inmenso reventaba mi hermo. a virilidad.
del fragor del dia externo, en tanto que la luce.
qué dentro de esta palabra apelmacé inmediata Veia yo después de ver las mujeres las curmente los retazos de religión e historia sagrada vas de los árboles, las redondeces de la: nubes cita sol, luna, estrella. punzaba debilmente el ruedo de la sombra que se empeñaba en aplasque el maestro me alargaba cada dia en el cole y aun la comba del cielo con unos ojos jay! que tarla.
gio? Alguien dirá que pudo ser por esa raiz me sacó después la vida.
cristiana, de Cristo, que tiene tal vocablo. Pero, Dormia en un cuartico blanco y estrecho, De pronto se agitó la llama y dió un leve no; absolutamente no con ventana al jardín explosivo de colores, Por chillido de pájaro que se ahoga. Sentí el pavor Teodoro me las describió a grandes rasgos. las mañanas caían los pájaros como flechas ávide los mundos que se desploman en nue. tros sueños; conocí el erizamiento del afiebrado que La mayor: veintitrés años, alta, pálida, cabellos das sobre los trocitos de sol que iban sacando castaños, burda fisonomía de sufrimiento, gruc.
a la vida cada inocente hoja de los árboles.
ve un reloj cuyos dos punteros se persiguen losa boca golosa, con extrañas venillas de hombre Cuando los cantos de aquellas aves y el intruso COS, marcando un de. enfrenado galopar de ho en las aletas de la nariz. La menor: diez y ocho dardo mañanero llegaban sin permiso hasta mi ras; tuve la opresión cordial de ese inválido a año, también alta, altanera, brillantísimos los lecho, sacudía mantas y me vestía para ir quien un ladrón de pesadilla va a hundir su puojos y brillante el pelo negro, manos con blan corriendo al colegio. Así es que cada dia se hal en el pecho. Se nublo mi vista, se descentró mi cabeza y me cura de haber vivido siempre en el agua, y una lo me quedaba sembrada en el alma aquella di cuenta de que estaba prisionero en un voltigeante cara de fina cicatriz catriz. que adornaba escandalosamente lanza de oro que madrugaba a herir mi bella ébano, dentro del cual or el crujir de los segundos que rodabien su barbilla grácil. Además, me indicó la noche.
situación precisa de la casa y la manera de llaY por eso, cuando al acabar cada semana o ban hacia el angustioso agujero de la eternidad.
mar, dos manos enormes, giganteshasta me dijo la mínima tarifa. Así es cada mes me erguía solitario y recordativo sobre. De repente vi que, después de todos estos detalles, jamás pola última hora moribunda, veía brotar en un a agarrar la lamparilla, mientras día yo dedicarme a pensar en Cristo o en quiz segundo aquel brillante haz de días como lumiunos labios gruesos se arqueaban para lanzar su nes llevaran su nombre desfigurado.
nosas cañas hojas lanceoladas que iban natormenta de viento sobre aquella débil luz. sin embargo. Cristo padeció por noso ciendo y creciendo desde la misma honda y nocinterpuse desesperado, frenético, impidiendo la tros; a Cristo lo crucificaron todos; Cristo mu turnal raíz.
muerte de esa mecha, que fue como impedir la rió por redimir los pecado de los hombres. Mi alegría se agigantaba al saber que cuando desconexión de la fuerza ignota que deja rodar sin embargo. Hay que recordar, entre completara el peso eni un centavo más» en a nuestro mundo.
otros, dos Cristos célebres: el de Velázquez y el una de aquellas hojas llegaría ensartada la mo Yo sabía que la mayor de las CRISTERAS» esde Holbein; sobre todo el de éste, por el sereno nor de Las CrisTEras, cual corazón de sangre taba alli, que me hablaba y me esperaba. Pers perfil del rostro ya deshumanizado.
atravesado por esmeraldina espada.
cómo salvar aquel profundo y ancho abismo que Cada semana bajaba de la cordillera de los llegó el día: un jueves cálido, ágil, apoli de ébano donde rompia la resaca del tiempo y se abria a mis pies. Cómo salir de ese caracol Andes un sábado oloroso a yarumos y plátanos, neo, que se anudaba como turbante de fuego a del a conejos y venados. Desde temprano cogia yo las copas de los árboles y a la torre de esa igle. espanto?
mi palabra Las Cristeras y la iba llenando con sia triste, donde en mi niñez recé ante un Cristo «No olvides, ni un centavo más. Por sobre aprendidos trozos de religión, de historia sagra de cruz barroca y espinas de verdad.
el abismo alargué mi mano flaca y tocada de da y de un ejercicio espiritual muy lúgubre que Entré.
santidad, de donde ella cogió el dinero del porezábamos en casa los viernes por la noche. Al Sólo estaba la mayor de las hermanas, alta y bre Judas que hay en mí.
mismo tiempo recordaba. La mayor tendrá de cabello castaño. Se convenció de mi propósi Luego, en un heroico esfuerzo y ayudado por veintitrés afios; es alta, dura y cuando. La me to y de mi única suma.
la ira de esa mujer, sali a la calle y me arroje nor, de unos diez y ocho años, parece más ardien Bueno. Espéreme un in tante ahí dentro entre los brazos de aquel hermoso jueves que te y dominadora, pero lo que yo creo es que sabe y marchó al interior de la casa a cumplir quién aún vendaba los ojos de la torre, temblando tomenos. La casa queda al lado de la antigua tri sabe qué exóticos rituales.
davia al pensar que, por mi culpa, pudɔ morir lladora de café. Hay que llamar por la ventana, Pasé al cuarto del placer y del dolor, sobr: durante cinco minuto, esa dibil mano de luz que cuando el agente de policía va a tomar su copa cogido como un profano en la iniciación de los tan extrañamente se alargaba hacia el rostro de en la tienda de la esquina. Después, no olvides, antiguos misterios. Adverti al momento que to la Virgen.
ni un centavo más de un pesos. Qué bien. Horay embarazadas de siglos y de felicidad! Restrepo Jaramillo Me enredaba en el zumbido del sábado de olellin, Colombia.
mercado y recorría toda la plaza llevando bien apretados mis ahorros. Cuando llegaba al final de los puestos de baratijas y cacharros reía con fuertes carcajadas interiores al ver a un hombre Una novela de César Falcón.
que vendia Cristos de madera, tallados por él en todos los tamaños y en un solo desesperador dose, a medida que Falcón ha avanzado en el Chamson para consagrarse allege, aflojar modelo: cruz barroca, espinas de verdad, sangre de anilina roja y clavos de cabeza cuadrada. La severo esfuerzo de superarse, de disciplinarse su labor periodistica, a una empresa como la gente miraba con lástima a los Cristos y a su con la pedagogia exigente de la civilización de Historia Nueva? El caso de este escritor, dueño, y algunos hombres se decían en secreto: anglo sajona.
movido siempre por la inás noble inquietud. Por qué complejo y dificil proceso, el crio que ha encontrado en el trabajo atento, auses el padre de Las CRISTERAS. Al escucharlos reia más y más, y apretaba mis centavos mien.
llo bromista, bohemio y gnudente, proclive a la tero, creador, ese equilibrio moral y religioso, tras oía una voz eterna. Hay que llamar por sensualidad y al desordent, sulamente invitado que ni la educacion ni cl ambiente pudieron la ventana, cuando el agente de policía va a to a este esfuerzo por el ambiente limeito, se comunicarle, merecerá siempre ser citado como uno de los más singulares casos de superación mar su poca en la tienda de la esquina. Las elevo primero, venciendo su propia intoxicación CRISTERAS. Ja, ja, ja! el folleto de un leja literaria y decadente, a la abstracción de la de todas las barreras.
no museo. Dos Cristos: el de Velázquez y el doctrina socinlista, se contagio enseguida del El Pueblo sin Dios, es un testimonio de de Holbein. Sobre todo el de éste, por. más más puro y rigorista mesianismo el de acusación. Falcón y yo coincidimos en este ¡Qué alegría untada a veces de femenil tris la Revolución del 19, como la llama André destino de la requisitoria, del procesamiento. lireur de la primine 216. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica