316 REPERTORIO AMERICANO al día siguiente, en plena solana abraLa virginal timidez de Victoria la sadora. Entonces andaba moviendo los labios, atenta a las presencias invisibles Ediciones del Convivio impedia expresar claramente sus deseos a quien se los inspiraba y los colmaría y la gente no podía separarla de ellas. y del Rep. Am. a 60. 50 sin duda. Victoria anhelaba seducir a Se le acusaba también de no comer, cada titulo. Para el exte. Don Juan Bautista, obligarle a declade alimentar a mendigos y criminales, rior: 15 oro am.
rarse y a proponer el matrimonio. Ella de conocer las virtudes secretas de las no tendría entonces más que murmurar plantas y de preparar filtros de bruja. Lo Alma mérte: El Jixionero.
si y caer en los vibrantes brazos del cierto es que anhelaba curar a los ni Arambnro: y Machado, Mariano: Discursor.
prometido. Cómo hacer?
nos dolientes, y que muchas madres. Bernnl, Emilia: Como los pijarox!
Bolivar: Discurso en el Congreso de Angustura.
El secretario de la municipalidad, un después de mofarse de ella en público, Bonnefon, de: El Cantar de los Cantares que tratat de Salomon.
pequeño de cabeza de mono, la aconla buscaban a escondidas y temblando, Brenes Mesén, Roberto: El misticismo como ins sejó que usara polvos y sombrero, como con las manos calientes aún do la fiebre trumento de investigación de la verdad.
Chacón y Calvo, Ensayos sentimentales.
las señoritas de la ciudad. La loca se de sus hijos.
Diez Canedo, Enrique: Sala de Retratos.
Escobar, José Ignacio: Excritos.
aplicó ladrillo molido en el rostro, y Pero lo fenomenal, lo grotesco, lo Geralds, Paul: Tú y Yo.
sobre el cráneo, en equilibrio, un somGibran, Kahlil: El loco.
que provocaba carcajadas inextinguibles, Gambon, Isaias: Flores de Otonn, brero colosal que los chuscos la regalaera la virginidad de Victoria. Fea, casi Guido y Spano, Carlos: Poenias.
Heroloto: Narraciones.
ron, con. plumas estrafalarias. Así mar.
decrépita, trastornada, ese harapo viHispano, Cornelio: erarismo teocrático.
chaba Victoria, disfrazada y grave, en Hispuno, Cornelio: Bolivar.
viente había pretendido conservar su Ivanovitcb, Dmitri: La ventana y otros poemas.
pos de su sueño, entre las risas de los Leopardi, Giacomo: Purini.
pureza, y lo había conseguido. Había reLópez de Mesa, Luis: Orientación ideologica.
recinos. De primera actriz había bajado sistido veinte años a la temeridad de los López de Mesa, Luis: Iola, a ser la payasa, la bufona de la aldea.
Lagones, Leopoldo: Elogio de Leonario.
mozos pujantes. Quería elegir el amor, Magallanes Moure, Florilegio.
Durante varios meses, sobre los pasMart! José: Versos.
ser prometida y esposa, y tal mons Mayferrer, Alberto: La religion universal.
tos, parecido a un buque empavesado, truosidad, tal delito contra naturaleza, Masferrer, Alberto: Una vida en el cine.
osciló el sombrero ridículo, símbolo de Masferrer, Alberto: Ensayo sobre el Destino.
garantizaba a los sencillos campesinos Moreno Villa, José: Florilegio.
una ilusión desesperada. Victoria enflala demencia irremediable de su primera Olivares, José: Poesias.
Onis, Federico de: Disciplina rebrldia.
quecía, se desanimaba; sus pobres pies actriz. Ors, Engenio: De la amistad y del dialogo.
descalzos se cansaban de correr tras la Pacheco, Napoleon: Personalidad literaria de Don Juan Bautista, joven doctor do de entira Garcia Calderón.
quimera; el sombrero, agotado por la Pérez, Enrique: Articulos y Discursos.
la capital, vino al pueblo, compró un Renán, Ernesto: Páginas escogidax. Dos cua.
lluvia, abrasado por el sol, ensuciado y terreno y se puso a edificar una casa.
dernos. roto, inclinaba tristemente sus plumas Renán Ernesto: Emma Kosilix.
Don Juan Bautista era rico, bello y Roig do Leuchsenring, Emilio: El caballero que marchitas. El Principe radiante contiha perdido ant senora.
tonto. Tenía partido con las muchachas. Santillana, Marques de: Serranillas y Cantares.
nuaba mudo y risueño. Ay! Cuando Victoria le vió y le adoró. El Principe Savitri: Un episodio del Mahabarata.
lucía allá arriba, inaccesible en las limTagore, Rabindranah: El Jardinero de Amor.
radiante había descendido para ella del Torres Rioseco, Arturo: Portas norteamericanos pias noches de estío, era menos cruel. llalt Whitmax.
firmamento. Todas las manías dispersas, Torres Ri. seco, Arturo: En el encantamiento, La casa de Don Juan Bautista se de Victoria se juntaron en una, absorTorri, Jn. Ensayos y Fantasias Tovar, Rando: De Ainas y de la Filosofia.
terminó; la verja relucía, las flores del bente, feroz, la de amar a don Juan Ureta, Allo Florilegio.
jardín doblaban con elegancia sus finos Valdés Roig, Ciana: La fuente sonora.
Bautista y casarse con él. No ocultó Valle, Raf. Heliodoro: El rosal del ermitano.
tallos. El dueño fue a la capital, se caVarona, J: Emerson.
sus proyectos: desatada y locuaz detenía Varona, Lecturas.
só pomposamente y regresó con música.
a los transeuntes y les consultaba sobre Vasconcelos, José: Articulos.
La señora era rubia, bella y tonta quiVaz Ferreira, Carlos: Reaccioner.
los medios de satisfacer su única pa Velázquez, Samuel: Madre.
zá. El pueblo quedó deslumbrado.
sión.
Giro bancario sobre Nueva York. Victoria desapareció.
Espiaba horas enteras a Don Juan Dirijase al Adm. del Rep. Am. Corrros: Hay en lugar una escarpada pena, a Letra San José de Costa Rica.
Bautista detrás de las tapias; se atrevió cuyo pie se amontonan como en un toal fin, repugnante y trémula, a rogar rrente de vegetación, impenetrables bieque la dejara lavarle la ropa. No sabía sandía helada o dulce melón que halazos y zarzas. Tres días después de la aplanchar con lustre pero aprendió. El boda, descubrieron unos cazadores, allá gan la siesta, o los sabrosos duraznos, o momento en que se acercaba a Don simplemente tomates frescos, porotos, abajo, un objeto singular, una especie Juan Bautista, y le entregaba a él solo, manteca, todo gratis, y a costa de qué de gran pájaro inmóvil, de plumas inlas camisas y los calzoncillos impecables, era el momento radiente y feliz luchas, de qué lejanas peregrinaciones! creíbles. Por distraerse lo acribillaron a balazos. Resultó ser el sombrero de Don Juan Bautista, jovial y satisfecho, de su existencia humilde. Jamás aceptó Victoria. Debajo estaba Victoria, con se dejaba idolatrar.
un centavo por su faena deliciosa. Otras el cuerpo tibio, todavía, y que por fin veces traía a Don Juan Bautista la Rafael Barret reposaba. Sidar, el aviador (Envio del autor)
hay un nido de auroras; tú, alma suprema de México, aspiras a ser el águila de esa cumbre: ser en la altura lumbre y abrazar al mundo en tu fulgor.
El alma mexicana tiene alas potentes, tiene alas audaces de juventud.
Desde el Popocatepetl, ella quiere volar a todas las hermanas alturas y más allá.
Más allá están los astros; más allá de los astros está Dios.
El alma mexicana tiene alas brillantes; las alas son color de sol.
Si se abren espléndidamente sobre el mar, son iluminación.
Oh, tu, alma que quieres ir más allá de los paternos confines: mensajora do juventud y de luz. Alma mexicana, alma latina, alma indígena, pristina alma de una raza nueva: raza para la gloria, raza para la esperanza, raza para la reilención.
Al fin tuviste alas!
Otros pueblos han visto crecer su alma y se llenan de orgullo: a ti, México, Hidalgo el piadoso puso en tus ansias el germen del vuelo.
El fué como el polluelo del águila; El sacudió sus alas y fecundó una tempestad.
Tú te llamas ahora Sidar; tú quieres volar hacia el sur; en el sur argentino Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica