CommunismJosé Carlos MariáteguiMarx

REPERTORIO AMERICANO 43.
tuales por la politica. la única grande activi gadora que iba anticipando, con avara celedad creadora. De su obra surge el cuadro de ridad, su desmoronamiento: una humanidad encaminada hacia una utopia Mariátegui y su coche. ese coche que reque la inteligencia de los mejores había con montó el Ande y viajó por todos los caminos cebido. Esa utopia era la Revolución, la ver de América, batiendo records de kilometraje y dad de nuestra época como la llamo, y en cuya velocidad. Ese coche que dejó atràs el Rolls total eficacia creia, cuando pensaba que no y el Packard del gamonal y el tirano y ha era únicamente la conquista del pan, sino de de aparecerse todavía, entre las nieblas de la todos los otros bienes del espiritu.
sierra, como el carro de un nuevo profeta que No pudo ser Mariátegui el hombre que hi dirá a la América las verdades que cercenó su ciera literatura con la idea de revolución, ni marcha.
con ninguna otra. Tomó con gravedad su em ¿Quién recogerá la herencia de este coche peño, que fué de hechos definidos. Más de que aprendió a transitar contra el tránsito, en una vez hemos de verlo revolverse contra la sentido opuesto al que apunta el índice mancritica de que su obra se considerara sólo li chado del déspota. Habrá quién siga remonteratura. el más absurdo de los reproches que tando los cursos oficiales de la politica amese nos puede dirigir es el de lirismo o litera ricana en el coche de Mariátegui?
turismo. Colocando en primer plano el proble Invito a la meditación de Mariátegui y su ma económico social, asumimos la actitud me coche. Meditación tranquila, sin gratuito desanos lirica y menos literaria posible. Pero no sosiego. Meditación del impedido.
es que desdeñe, por incompresión, las formas ¡Sublimidad de esta limitación! Mariátegui, del arte deshumanizado. Cree que la hora es inmóvil en su coche, conoció, con lucidez do.
de una gran responsabilidad ese conmovedor lorosa, el verdadero valor del movimiento. Paconcepto de la responsabilidad que encontra rejamente el drama de su parálisis le enseño, mos en los altos espiritus. y le parece de con la dura lección de la necesidad, lo inútil serción el simple juego literario.
del ademán y el aspaviento sin motivo. La La literatura se despojó en su caso, de todo vida no pudo brindarle esa voluptuosidad prilo que no fuera su modo de expresión. Si su maria del desperezo y el cómodo cambiar de pensamiento es certero, su frase ha de ser postura. El cuerpo ļe ascetizó el espíritu y le recta. Pero esa misma justeza le comunica una. hizo ver toda la trascendencia de un vivir que determinada belleza. El artista no estaba, ade no es girar sobre sí mismo, ni simular la marmás, ausente en Mariátegui, aunque cedió el cha, sino moverse convulsivamente en la intiprimer puesto al pensador, al político. La li midad del ser, con toda la carga de la pasión teratura es lujo, no es pan. él estaba por y el pensamiento y con esa otra carga más el pan espiritual de los necesitados.
triste de una carne, macerada y unos huesos Félix Lizaso canijos.
Mas no pudo dejar de sentir su cuerpo retrasado la espuela del ansia. Cuántas veces Meditación del impedido se veria asediado por el intimo deseo de la.
He de seguir imaginándome a Mariátegui en lucha material, brazo con brazo! Pero hizo fuete su coche de paralítico, aquella tribuna rodante de su voluntad para castigar las vehemencias que pudo ser la burla plástica de su vida, pero inútiles y resolvió por las vias de un pensaque fué el handicap de su espíritu a una ma miento frío. de puro calecido, sus nobles reteria demasiada castigada. demasiado casti beldias.
Resolución heroica. por ello serena. Asis tida de esa firmeza de los espiritus que saben su misión. asi no fué Mariátegui ese americano más de los gestos esporádicos y los desahogos circunstanciales, del epifonema esteril y el afeminado lamento. Fué el hombre de la organización mental, de las soluciones numéricas, de la estrategia revolucionaria. No llevo a su obra el drama intinio de su vida. Sabía que el drama y más en América. casi siempre es teatro y ruta de Narciso. Examino el caso peruano el caso americanocon pasión lucida de médico, no con pasión turbia de enferino.
Por la misma ascesis de su vida, no confluyo en esa literatura del odio, grata al revolucionario. Entre las amenazas, las persecuciones, los encarcelamientos y los destierros, dijo siempre Mariátegui su palabra serena y sustan.
ciada, sin carga de rencor, lastrada sólo con esa justicia que desprecia el grito, porque toda ella es un clamor vivo.
Hombre apasionado «mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones. decia. n10 frecuenta, sin embargo, el. panfleto ni la proclama incendiaria. Su pasión a diferencia de la de Uramuno, con quien tuvo su espiritu algunos puntos de contacto, a cambio de numerosas diferencias. SC tradujo siempre en un celo ferviente por sus ideas, no en el arranque lirico ni en la confesión sentimental. Dejó su pensamient desmitido, como el maquinista que desarbola su notor para que pueda apreciarse la solidez de la cstructura y la exactitud del mecanismo.
Mariátegui expuso sus ideas con ardor, pero fué el ardor luminoso de los reflectores, mejor que el ardor humoso de las teas. En América se hacía. se sigue haciendo demasiado comunismo inconsulto; un comunismo que 110 pa.
só nunca por esa escuela de rigor y precisión, por esa apretada organización revolucionaria que es la obra de Marx. Mariátegui, revolucionario genuino, no podia seguir los mismos ca.
Honrando a uno de nuestros poetas Real Academia Española.
místicas de los grandes épicos hispanos al estilo ile Sr. Alfuro Cooper.
Diego de Hojeila y Josén Jacinto erdaguer, y todavia sube de punto y de significación esta noble San José de Costa Rica. cruzala poética de ud. en tiempos coino los que ahora corren tan turbios, apresuruilos y carnales Señor y Poeta de mi mayor aprecio: acabo de ¡IIonor a cse dulce paraíso de Costa Rica, patria de lccr en estas vacaciones el magnífico Poema La tan claros varones como Ud. Epopeya de la Cruz con que Ud. tan espléndiila Bien quisiera mencionar aquí todos los aciertos mente me ha regalo. Necesitariu yo ile muchas pági y primores, todas las bellezas de fondo y de forma nas para decirle con todo mi entusiasmo y fervor que le saboreado en esta primera lectura de la Di:las impresiones hondas de esta maravillosa lectura vina Infancia, de la Vida Priblica, y la Pasión y que de modo tan entrañable me conmueve y admira. Mucrte del Salvador, multitud de pasajes de la Epo¡Singular y heroico esfuerzo el de Ud. Sólo el in peya ejemplar que ha de ser también sabrosa lectentar una obra semejante ya acredita los brios de tura, delicado manjar para mi esposa y mis hijos: su alma, los finos aceros de su fe y la pujanza de pero baste por ahora, mi admirado cantor del Rey su inspiración. Pero el acabarla con éxito tan feliz, de Reyes y de sus inefables misterios Eucarísticos, con tan puro arte y sostenido aliento, pone a su «lecirle a Ud. con la más fervorosa cordialidad, mi autor en las cumbres de la poesia católica (católica devoción y mi afecto, mi gratitud y reverencia.
en el sentido religioso y también, por otra parte, en Este ejemplar de La Epopeya de la Cruz, que su acepción de universal) allí donde las Musas cris he de encuadernar preciosamente, serii testigo, en el tianas, la Grecia en gracia de Dios, segin la frase mejor y más accesible lugar de mi biblioteca, rle la de Menéndez y Pelayo, aguardaban al peregriao admiración y el cariño que le brinda. Ud. su muy Poeta que renovase los añejos lauros, las azucenas devoto Ricardo León. o. Quinta Santu Teresa. Torrelodones. Madrid. Euero. 1930. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica