REPERTORIO AMERICANO 327 poned a la vista las plumas más bellas, que un precioso niño me trae el Amor.
Sol, divino artista, decora tu cielo. Que sea esta tarde, la tarde mejor!
Nubes, fabricad un castillo de oro, que un precioso niño me trae el Amor. Sé valiente ahora, pobre cuerpo mío, que un milagro inmenso realiza el dolor. Abrid las ventanas, arreglad la cuna, que un precioso niño me trae el Amor!
Madre Porque Dios es bueno hasta mi bajó.
De anhelo. de ensueño, de amor se formó. Salió de mi cuerpo, de mi alma salió. Le miro temblando de dulce emoción, le llaino prodigio, gloria, bendición, y él bebe la sangre de mi corazón.
Me miro en sus ojos de limpio mirar, sus ojos de cielo, sus ojos de mar, y porque no lloren invento un cantar.
Lo estrecho en mis brazos, débil cuerpecito, y sobre el regazo le ahueco un nidito para que en el duerma, quieto, calientito. Jamás he sentido una igual ternura, un mayor encanto, más dulce dulzura, que me bana toda como en gracia pura! la madre mia más la sé querer. Ya su amor de madre puedo comprender. Gracias a mi niño más la sé querer. gritos mi dicha la voy a decir. Ahora ya tengo para quién reir, para quién cantar, para quién vivir!
Porque Dios es bueno hasta mí bajó.
De anhielo, de ensueño, de amor se formó. Salió de mi cuerpo, de mi alma salió. Que de dónde a mi llegaste. Hijo, que estrecho en mis brazos, aquí, sobre el corazón. Carne de la carne mía y canción de mi canción. Quie de dónde a mí llegaste?
iQuién lo pudiera decir.
Sólo sé que en mí has vivido desde que empecé a vivir.
Apenas recién nacija dormidita sonreía.
Tal vez ya estaba soñando, soñando quo to quería.
Angelito de la Guarda a quien rezala inocente: tenía tus mismos ojos, tenía tu inisma freute.
Muñeca de porcelana quo en mi regazo arrullaba, Cuando la iba asi, cantando, quizás para ti cantaba.
Compañerito do infancia.
juegos de un alto sentido: yo era una madre, él im padre, y tú ya habías venido.
Primeros sueños, temblor, despertar del alma entera, en su regio manto de oro te traía Primavera.
Flotabas como un perfume.
Vagamento te sentia.
Eras luz de mi esperanza y de mi canto alegria.
Dormimos, noche tras noche, sobre una almohada los dos. Por ti floreció mi cuerpo y se hizo tierna mi yoz!
Por ti vino amor un día.
Quise y me dejé querer.
Que para que tú llegaras es que Dios me hizo mujer.
Por ti las manos ineptas hábiles se më han tornado y de velar y servir mi cuerpo no se ha cansado, Por ti cotidianamente he vivido en emoción he buscado la belleza en su más alta expresión. cuidé mente y sentidos y fuí amasando dulzura. Quería ser, si llegabas, digna de tanta blancura. Que de dónde te he cogido. De lo más grande y mejor. Cielo que vino a mis brazos por la puerta del dolor. Que de donde a mí llegaste. Quién lo pudiera decir. Sólo sé que en mí has vivido desde que empecé a vivir!
Verás cómo te sigo.
Por todos los senderos caminaré contigo. Verás cómo te busco. Verás cómo te sigo!
Si de mí, alguna vez, te hubieses de apartar, en toda cosa viva me tienes que encontrar.
Te ha de llevar mi nombre el viento vagabundo; el viento que conoce todo rincón del mundo.
Escondida en la noclie seré sombra a tu lado, y en la mañana alegre tibio rayo dorado.
En la estrella, en la nube.
en la flor y el rocio te diré quedamente. Aquí estoy, hijo mío. Aquí estoy. No te lleja jamás wi corazón. Es un dulce prodigio y es una bendición. Irá contigo, siempre, vigilante mi amor, en las horas de angustia y en el tiempo mejor.
La herida que te sangre habrá de ser mi herida: ique tu carne es mi carne y tu vida es mi vida!
El caracol recoge la música del mar.
Quién se acerque a tu pecho ha de oir ini cantar. Verás cómo te busco. Verás cómo te sigo. Por todos los senderos caminaré contigo!
Claudia Lars San José, Costa Rica. 190. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica