72 REPERTORIO AMERICANO ese a dos ya.
María Eugenia Vaz Ferreira Homenaje de delicadísima significa1924. 19 de mayo 1930 seer su clave, se nos extravian de nuevo!
ción constituye el desbojar y esparcir. De Cartel, Montevideo La voz de María Eugenia, no. Goza hoy, tantas flores al pie de este monude una permanencia que no se borra; mento.
cuando vengo a este Prado, me parece Nuevas generaciones de discípulas de percibirla; cuando paso por la calle Yi, aquella Universidad que ella honró con miro la casa en que ví por última vez su genio y su enseñanza, figuras ligea la poetisa y me parece que su voz ras y felices, con la armoniosa plastime interroga y sin querer, vuelvo la cidad de las jóvenes de los frisos grie. cabeza hacia la pobre habitación en gos, pero ensombrecidas por la presencia que vivía, de una imprecisa inquietud; que la muerte imprimne en sus ojos, desfilan, depositando flores y se entrecruzan aquí. La trágica alma hebrea mientras entregan sus tributos ante un que inundaba de luces su copa de diamante, símbolo que se eleva en la llama de una ¿dónde está?
figura incorpórea y dolorosa.
Puede decirse que todos estos adolesMucho se ha dicho del alma de Macentes espíritus emocionados, no llegaron ría Eugenia. Cuando se estudiaron, al a conocer a María Eugenia Vaz Ferreira; principio, sus poemas, se halló en ellos generaciones sucesivas, vienen, como en una tendencia germánico. helenizante.
los ritos consagrados, con sus ofrendas Yo me permitiré la libertad de no comde entusiasmo o veneración; lámparas partir esa opinión casi unánime. María novísimas se cuelgan al pie del ara: la Eugenia tuvo, últimamente, el culto por figura de la deidad pertenece tolo germano; muy enérgico, era culto. Aprendió el idioma alemán, prinDe los que vivieron al mismo tiempo cipalmente para acercarse más a los que ella, puede decirse que muy contagrandes poetas, como Heine, a quien dos son los que se acercaron a su alına adoraba, y cuyos lieds la oí yo recitar profunda.
con su extraordinaria y acariciante entonación: Su recogimiento y la altivez de su grandeza, por un lado, por otro la no En alas de mis cantos te llevaré; te llevaré comprensión de las externas actitudes hasta las riberas del Ganges.
o ambas cosas a la vez, la aislaron y la alejaron de muchos cuerpos, hasta enRecitaba el original en alemán y des.
claustrarla en su orgullo final, desdeMaria Eugenia Vaz Ferreira pués traducía, con unas modulaciones noso y heroico.
originales.
No estamos aquí reunidos para comenAdemás, quiso, poseyendo el idioma, tar las causas que le trajeron dolor so Oigo la sacra música que, en encendido instante, acercarse más aún a Wagner y Beethobre la tierra; ni tampoco para valorar el escuché de sus labios.
ven, cuyas almas deseaba comprender mérito de su poesía. Los que la conocada vez más. Por otra parte, a modo cieron en los últimos años, con cierta Es así; la voz de María Eugenia atesorade reacción, cada vez que en diversos intimidad, sabemos que su dolor fue ba una resonancia de profetisa en el insdiarios y espectáculos, puerilidad ciuimplacable, pero al mismo tiempo aditante de la revelación ritual. Una sonodadana, duranta la guerra, intentaba vinábamos la solidez de aquella gloria ridad de oboes, como si hablara al borrebajar a Alemania, ella erguíase, arque ella desdeñaba y que hoy, día a de de una pequeña gruta, y el eco mándose para la defensa, como una waldía, se afirma para siempre.
percutiera sutilmente, arnoldándose sobre kiria desterrada y aislada de las demás.
En otra oportunidad, y en ceremonia las palabras, como halo resonante de En cierta noche, comentándome el triunsemejante a la de ahora, inauguramos ellas, en un apoyo finísimo de sonoridafo de un poeta inferior, y su influencia des.
este monumento de bronce y piedra aquí, y su fama, decíame, como decisivo areu el Prado, el paseo favorito de ella.
Yo pude oír su voz muchísimas vegumento. Bah. Después de la derrota Yo dije mi emoción, entonces, en unos ces. Voz denunciadora de dolores infinide Alemania, todo es posible. Hasta que versos; varias ex alumnas de María Eu tos, alternando con infantiles lamentos triunfe, ése.
genia, y estudiantes que concurrían a y con afirmaciones formidables.
mis clases de Literatura, me solicitaron Expresaba un riguroso concepto souna poesía, para recitar en la inaugubre el arte, con la sinceridad y la in Por otro lado, el sentido cuidadoso ración del monumento, erigido por la transigencia de los profetas. De súbito, de la forma, el amor a la palabra como colaboración encendida de innumerables cesaba aquel ritmo solemne, para reír, elemento poético, por su ritmo y su coadmiradoras.
con una carcajada espléndida, o para lor, el culto sincero de la claridad exLos versos, resultaron éstos: alternar con una expresión lana y hasta presiva, pudieron contribuir a que las plebeya, como si estuviera arrepentida personas y los críticos là vincularan Oigo la sacra música que, en encendido instante, de haber subido tanto.
con lo helénico.
escuché de sus labios. La trágica alma hebrea Recordemos por un momento: la in No obstante estas apariencias, yo creo que inundaba de luces su copa de diamante, flerión de las voces queridas que se que, en su esencia, María Eugenia, era ¿dónde está. Es posible que Más Alla. la vea? han muerto. de que habla Verlaine. el vaso de una alma ardiente y trágica ¡La escuchol Cuántas veces, esclava de una idea ¿Quiénes, entre sus amigos, no recuer de hebrea. Su perfección formal, es la fija, vino, temblando, a mi, tan vacilante dan, en este momento, la voz de María de los Salmos, y la línea de su poema como ella! Ya no olvido la convulsa marea Eugenia?
viene limitando la blancura de la Torre metafisica, ahogándole los ojos y el semblante!
Hay voces que poseen más virtud de de David. Sus versos se acercan a la permanencia y de retorno, que otras; perfección, pero en ellos trasciende y La veo, sl, entre árboles, vagar, meditabunda.
voces hay, muy queridas, de personas embriaga la cálida perfección de los Verbo de esferas cósmicas, baja su voz profunda, que se han ido, llevándose gran parte nardos de Oriente. Mismo, su penétrame en las sienes y me inclina hasta el llanto.
de nuestra vida, pero que levantan in blante moreno, en la feliz adolescencia, Dime en qué estrella cuaja tu luminoso ruego.
explicables dificultades para ser evoca evocaba a la Sulamita y a las donceQue aprenden los arcángeles la coral de tu canto. das. Vienen sólo en determinados ins. illas de Engadí, con ojos ardientes y Dime al fin, que rompiste las cadenas de fuego!
tantes, y no solas, y no puras, sino casi sombríos, también.
desconocidas. cuando creemos po(l asa a la prig. 74)
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