Anarchism

338 REPERTORIO AMERICANO tificables. Desde esiledad el cuidado de la subsistencin de tolos mis deudos ha pesado sobre mnis hombros, pesa aun, y nunca carga alguna ha sido más gustosamente llevadla.
Cnda fanilia es un poema, y el de la mía es triste, luminoso y útil, como aquellos lejanos faroles de papel de las aldeas, que aun con su apaga la luz enseñan, sin embargo, el camino a los que vagan por los campos.
Siendo alumno de la Escuela de Lectura, construyóse en uno de sus extremos un asiento elevado como un solio, al que se subia por gradas, y fuí yo elevado a él con el nombre de primer ciudadano. Si el asiento se construyó para mí, digalo don Ignacio Rodríguez, que aun está rivo; sucediéndome en aquel honor un joven Domingo Morón, y cayó después en desuso. Esta circunstancia. la publicidad adquirida desde entonces, los elogios de que fui sieinpre objeto y testigo, y una serie de actos posteriores, han debido contribuir a dar a mis manifestaciones cierto carácter de fatuidad de que ine han hecho apercibirme más tarde. Yo creia desde niño en mis talentos como un propietario en su dinero, o un militar en sus ac.
tos de guerra. Hicieron me sombra, sin embargo, do tiempo en tiempo, niños altamente dotados de brillante inteligencia y mayor contracción al estudio que yo. Entre ellos Aberastain, José Alvarez, un Leites, de capacidad asombrosa, y otros cuyos nombres olvido.
Con respecto a lo que he creido ser mis deberes para con la patria, mis pretensiones son muy exageradas. He creído siempre que en miel patriotismo era una verdadera pasión, con todo el desenfreno y el extravío de las otras pasiones.
der rehacer la pasada, explicándola a su modo, Gómez, de querer restablecer la antigua, nacon lo cual la eninienda es peor que el soneto. tural y necesaria unión de aibas márgenes El hombre público desempeña varios papeles, del Plata, tended la vista alrededor de este y a mí en tan largo drama, me han tocado modesto sepulcro, y preguntadle a cada prócer, los más difíciles. Pero, sencillo o complica. lo a cada diarista, a cada académico de qué laclo el drama, el hombre público. liablo por expe del Río har naciilo, y en este momento, alreriencia propia es recibido por la rechifla del dedor de la tumba de Górnez os confesará que respetable público, injuriado por sus concole la quimera, si la alejn la política y la historia, gas, escarnecido por los ancianos si saben teo la llama y acaricia el corazóu de los patriología, cuando de derechos políticos se trata. tas de ambos lados del Río. Id en paz, amigo, Nada diré de la juventud estudiantina espe con vuestra noble y santa quiinera. Aquí quieranza de la patria. El hombre público es Ri damos nosotros con la nuestra.
goletto cuando está solo, y si es viejo cuenta días, los meses y los años de este suplicio 11. Serían interminables las citas, si eterno, de todas las horas, esperando de dónfuéramos a recoger cada una de las pade se levantará un nuevo clamor, una nueva labras rutilantes que cayeron de su plugrita contra el hombre público, que no supo ma, entre los entusiasmos de la batalla tener la lengua, que llamó las cosas por su intelectual del brioso paladín, apresuranombre, que hirió tal o cual susceptibilidad damente, sin tiempo para corregir las estúpida.
páginas de trazos viriles que pasaban de Principié yo mi carrera en tiempos que sus inanos a la imprenta, y en las que, vosotros llamaréis de Mari Castaña; y en paí a veces las palabras no terminan, atroses y tierras muy lejanas, por fundar una Espelladas por las que venían detrás, pugcuela Normal, un Internado de Señoritas como nando por salir del cerebro maravilloso.
éste, escribí un libro que han traducido a otras Es una caligrafía curiosa la de esas pálenguas; e hice restablecer a San Martín en ginas, con abreviaturas de su invención el escalafón del ejército de Chile, de que hay tachas que cruzan la cuartilla como bía sido borrado. Permitidme que me apropie un tajo tirado de revés rasgando el paestos tres actos, coutando con que no volveré pel, y sobre las que se diría que flota a hacerlo más. Para principiar el hombre púaun la sonrisa mordaz del grueso labio blico, ya veis que no estaba tan malo. Otros desdeñoso.
envidan con caballos y sotas y les sale inuE ben tirada está! murmuraría más de cho mejor.
una vez festejando entre dientes la salida inesperada o el argumento contundente como un golpe de maza, con que He aquí un recuerdo indeleblo de la había desconcertado al rival.
primera vez que senti su voz, alzándoso Para no abusar de esta tribuna, voy a en el hondo silencio, junto a la tumba elegir dos momentos de su vida que pinde Juan Carlos Gómez.
tan con rasgo destacado el carácter indómito del luchador y el alto concepto Hemos militado ambos dijo bajo la misque tenía de su personalidad, al no enma bandera, cuarenta años, del uno y del mudecer ante los más bajos e infamantes otro lado de los Andes. En Chilo sostuvimos la política que construye, organiza y educa, ataques, esgrimiendo por el contrario aquella temida pluma de polemista que sin levantar tiranuelos, sin abrir las puertas en sus manos fué antorcha o acero taa la innata anarquía. Cuarenta años después he vuelto a Chile y recibido de aquellos mis jante, y que evoca el recuerdo del verso magnífico de soberbia del poeta mejicano mos a quienes combatimos, el abrazo de bienSalvador Díaz Mirón: venida con recuerdos para Gómez. En Buenos Aires. caido Rosas, blandíamos El Nacional y Los claros timbres de que estoy ufano los Debates para mantener la victoria de Cahan de salir de la calumnia ilesos, seros en sus justos linites, la nacionalidad de hay plumajes que cruzan el pantano un lado, la libertad constitucional del otro, y y no se manchan. Mi plumaje es de esos!
triunfamos. Sabéis cuándo, y en qué defensa fué derrotado Gómez, que tomaba, como él lo Un día apareció, en efecto, en un diadijo, mi pluma en El Nacional? Preludiaba ya rio de la oposición un suelto insidioso y la época cartaginense, el desborde de la rique canallesco. Roferíase que, con las primeras za misma cuyas fuentes por tanto tiempo ce luces del amanecer, se había visto llegar gadas, habíamos excavado y hecho brotar a al Presidente Sarmiento en carruaje a su la superficie, y la invasión fué tan violenta, casa, con el rostro lívido y desencajado tan irresistible que hubo de quitarse de por como si volviera de una orgía.
delante temeroso de ser arrastrado por sus.
Sabéis de dónde venía el Presidente. conondas; pero ¡ay! el torrente se abrió nuevos y testó en una cuartilla lapidaria. a fin de ocul.
más hondos canales, y aquella tierra en que tar su dolor en las sombras, había elegido esa había crecido y arraigádose el espíritu de Góhora temprana para ir a lorar sobre la tummez, fué poco a poco quedando en seco, y el ba que guarda los despojos del capitán. Doárbol del que manaba como un perfume el mingo Fidel Sariniento, caido gloriosamente pundonor caballeresco, la lealtad a los prinen el campo ensangrentado de Curupati; allá, cipios fundamentales, fué decayendo, perdiendo donde no sintieron silbar una bala los caga.
la lozanía y verdor hasta que dejó el 25 de tintas despreciables que se atreven a manomayo de circular la vivificante savia. Otros sear mi dolor!
le seguirán en ese lento descenso a la oscuridad y a la tuinba; pero más felices que Bel por cierto que a este doloroso epigrano, cuya muerte ignoraron los diarios del sodio siguió una anécdota sabrosa que dia, al extinguirse uno de esos que fueron los quiero referir, porque pinta aquella su grandes luminares en las épocas tenebrosas, manía de ser maestro siempre, no despor los menos al dar si último destello los perdiciando ninguna oportunidad para presentes se aperciben de que se apagó. enseñar las cosas que sabía o adivinaba, En cuanto a la quimera que se atribuye a y que le valieron el mote de «dómine Al día siguiente del asesinato de Varela, leiase en el lema del Comercio del Plata: su fundador y redactor Florencio Varela, fué asesinado traidoramente el 20 de marzo de 1819. Lo dirige hoy Valentín Alsina, su redactor principal. Salud, Alsina. La república que tales hijos tiene no está aún perdida!
Siempre se me han presentado obstáculos para embarazarme el paso; nunca me ha faltado un oficioso que, no alcanzándome a los hombros, se me ha prendido en la cintura para que no me levante; y la corta carrera que he podido andar, me la he abierto a fuerza de constancia, de valor, de estudio y de sufrimientos. Ah! la mitad del tiempo lo he perdido en estos trabajos, tan improductivos como inevitables.
Debe ser disposición de la Providencia Nunca he tenido ocasión de echar sobre mis hoinbros la responsabilidad de ningún acto personal, de los muchos que son frecuentes, necesarios y justificados durante las revoluciones. No tengo que reprocharme un solo acto de venganza, ni una sola acción que pueda mancillarme.
Yo soy un hombre público de la otra banda del Río dijo en el Internado normal de señoritas de Montevideo el año 1883, haciendo un jocoso autorretrato. Un hombre público es un actor, que figura, con más o menos acierto en la historia contemporánea. veces empren Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica