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REPERTORIO AMERICANO En este mismo tiempo Del sitio y toma de la ciudad de Melia Los Melios. Justo los Atenienses enviaron es y conveniente a toda otra armada de treinta razón, y por tanto debebarcos contra los de la por los Atenienses mos sufrirlo, que los que isla de Melia, en la cual. Capítulo XI del Libro de la Historia de la guerra del están en el estado que iban mil doscientos homPeloponeso, escrita por Tucidides y traducida del griego nosotros al presente, habres de guerra muy bien por Diego Gracián. BIBLIOTECA Clásica. Madrid. 1889.
blen mucho, y cambien armados, y trescientos flemuchas razones respeccheros, y veinte caballos ligeros.
si os convencemos por derecho y por razón, to a muchas cosas, atento que en este ayunEn esta armada habia seis naves de las de no otorgando las cosas a vuestra voluntad, co tamiento la cuestión es sobre nuestras viChío, y dos de las de Lesbos, sin el socorro menzaréis la guerra, y si consentimos en lo das y honras, por lo cual, si os parece, nuesde los otros aliados, y de las mismas islas, que vosotros queréis, quedaremos por vuestros tra conversación será como vosotros habéis que serian mil y quinientos hombres.
súbditos, y en vez de libres, cautivos y en ser propuesto.
Fueron estos Melios poblados por los Lace vidumbre.
Los Atenienses. Conviniendo pues hademonios, y por eso recusaban ser súbditos a Los Atenienses. la verdad, si os ha blar de esta suerte, no queremos usar con von los Atenienses como todas las otras islas de béis aqui reunido para discutir sobre cosas sotros de frases artificiosas ui de términos exaquella mar, aunque al principio 110 se habian que podrian ocurrir, o sobre otra materia que traños, como si por derecho y razón nos perdeclarado contra ellos: más porque los Ate no hace al caso, antes que para entender de teneciese el mando y señorio sobre vosotros, nienses los queriau obligar a que se unieran a lo que toca, al bien y pro de vuestra república, por causa de la victoria que en los tiempos ellos, les quemaban y talaban las tierras, tra según el estado en que ahora se encuentra, no pasados alcanzamos contra los Medos, ni tamtándoles como a enemigos y declarándoles la es menester que pasemos adelante, pero si ve poco será menester hacer largo razonamiento guerra.
nís para tratar de esto que os atañe, hablare para mostraros que tenemos justa causa de Al llegar la armada de los Atenienses a la mos y discutiremos.
comenzar la guerra contra vosotros por inju.
isla de Melia, Cleomedes, hijo de Lirias que de vosotros hayamos recicomedes, y Tisias, hijo de Tisimaco. bido.
que eran los jefes de la armada, anDiscurso sobre Tampoco hay necesidad de que aletes que hiciesen mal ni daño alguno los Melios y la Historia de Tucidides guéis que fuisteis poblados por los a los de la isla, enviaron embajado. Enrio del autor Lacedemonios, ni que no nos habéis res a los de la ciudad, para que par.
ofendido en cosa alguna, pensando lamentasen con ellos, los cuales fue Cuando el Heracles griego ritmaba sus hazañas con las asi persuadirvos de que desistamos ron oídos, aunque no delante de todo del caldeo Gilgamesh; cuando Cécrope llevaba las artes y la de nuestra demanda, sino que conel pueblo, sino solamente de los cón sabiduría y los misterios religiosos del Egipto a la tierra viene tratar aqui de lo que se debe sules y senadores.
del Atica; cuando el fenicio Cadmo alzaba los muros de Te y puede hacer, según vosotros, y nos.
Los embajadores expusieron sus ra. bas y a su sombra y abrigo enseñaba el alfabeto; cuando del otros entendemos el negocio que al zones en el Senado, sobre lo que les oriente llegaban a las islas del Egeo pensadores graves preo presente tenemos entre manos, y conmandaron los capitanes, y los Melios cupados por desentrañarle sus secretos a la naturaleza, unos siderar que entre personas de entenrespondieron a ellas, y fué debatida hombres, origin wrios del otro lado de Italia se posesionaron, dimiento las cosas justas y razonala materia entre ellos por via de pre en la media luz de la madrugada de la historia, de las islas hles se debaten por derecho y razón, guntas y respuestas de la manera de Lemnos y de Imbros, y inientras Teseo andaba en Creta cuando la necesidad no obliga a una siguiente: por matar el minotauro, antes de lo de Troya, esos tirrenos parte inás que a la otra; pero cuando Los Atenienses. Varones Me establecidos en la Hélade acostumbraban atravesar el mar los más flacos contienden sobre aquelios, porque tenemos entendido que que separa Asia de Grecia por robarse mujeres áticas de piel llas cosas que los más fuertes y pono habéis querido que hablemos de oscura; hasta que los atenienses fueron contra ellos y los derosos les piden y demandan, conlante de todo el pueblo, sino sola arrojaron de las islas.
viene ponerse de acuerdo con estos mente aqui en este ayuntamiento apar Era por entonces que los. Leráclidas, de vuelta de su para conseguir el menor mal y daño te, pues sospecháis que aunque nues. exilio secular, trayendo en sus venas belicosa sangre celta, posible.
tras razones sean buenas y verdaderas, recobraban el Peloponeso y subyugaban a los desgraciados Los Melios. Puesto que queréis si las proponemos de una vez todas ilotas que han dado su nombre a todo pueblo reducido a es que, sin tratar de lo que fuere conjuntas delante de todo el pueblo, acaso clavitud. Los tirrenos robaesposas se aliaion a los esparta forme a derecho y razón, se hable de éste, engañado por ellas, será induesa lucha y recibieron de ellos libertad para tomar hacer lo mejor que pueda practicarse cido a cometer, algún yerro, a causa para su lecho mojeres espartanas; pero anhelaban tener pa en nuestro provecho, según el estado de no haber discutido antes la mate tria de veras, que no sólo mujeres, y no consiguiendo que de las cosas presentes, justo y razo.
ria punto pur punto, y altercado sobre los espartanos les concedieran participación en el manejo de nable es, no pudiendo hacer otra cosa, ella, será necesario que vosotros ha la cosa pública, se anargaron. Temerosos de esa amargura que conservemos aquello en que congáis lo mismo, a saber: que no digáis precursora de rebelión, los espartanos cayeron sobre ellos de, siste nuestro bien común, que es nuestodas vuestras razones de una vez, improviso y los encarcelaron a todos.
tra libertad; y por consiguiente al sino por sus puntos. Según viereis Se deliberaba sobre la muerte que debía dárseles, cuando que continuamente está en peligro, que nosotros decimos alguna cosa que a la prisión llegaron las esposas de los presos, laconias todas. le será conveniente y honroso, que no os parezca conveniente ni ajustada ¿Qué palabras dirían, pocas pero elocuentes. Qué lágrimas el consejo que da a otro, a saber, a razón, vosotros responderéis a ella, verterían de súplica? Los carceleros las dejaron entrar a des que se deba contentar con lo que y diréis libremente vuestro parecer. pedirse abrazadas de sus maridos. Plutarco, al hablarnos de puede ganar y aventajar por indusAnte todas cosas decidnos si esta los bechos virtuosos de las mujeres, nos relata la tradición: tria y diligencia conforme al tiempo manera de hablar por pregunta y res. Sin pérdida de tiempo las esposas se desnudaron de sus ro ese mismo consejo lo tome para si puesta que os proponemos, os agrada pas y vistieron con ellas a sus maridos, quedándose ellas en lo cual vosotros, Atenienses, deO 110.
su lugar, dispuestas a morir por libertarlos, inientras ellos béis tener más miramiento que otros, Los Melios. Ciertamente, varoburlaban toda vigilancia saliendo, con la cabeza agachada porque siendo más grandes y pode.
nes Atenienses, esta manera de disde dolor y en silencio, fuera de la cárcel.
rosos que los otros, si os sucediera cutir los asuntos a placer y despacio Taygeta, plaza fuerte, se dirigieron los recién liberta peligro o adversidad semejanté, tanto no es de vituperar, pero hay una cosa dos, y, sorprendiéndola, la tomaron. De alli enviaron agita: más grande seria vuestra calda; y de del todo contraria y repugnante a dores para sublevar a los ilotas a quienes proinetían hacer mayor ejemplo para los demás el esto. y es que nos parece que voso libres. Espantados, los espartanos acordaron prudentemente castigo.
tros no venis para hablarnos de la entrar en tratos de paz con sus antiguos aliados. Pidieron Los Atenienses. Nosotros no guerra venidera, sino de la presente, éstos tres condiciones que les fueron aceptadas: La primera, tememos la caida de nuestro estado que está ya dispuesta y preparada, y que sus esposas les fueran devueltas salvas; la segunda que y señorio, porque aquellos que acosla traéis, como dicen, en. las manos. se les suministrase barcos y oro para abandonar la Lacede tumbran a mandar a otros, como los Por tanto, bien vemos que vosotros monia y buscar patria, y la tercera, que en todo tiempo los Lacedemonios, nunca son crueles conqueréis ser los jueces de esta discu lacedemonios los tuviesen a ellos, dondequiera que se esta tra los vencidos, como lo son los que sión, y el final de ella será tal, que (Payo a la pagina 850)
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