REPERTORIO AMERICANO 93 Poemas de Carlos Pellicer Del libro Camino. Puris. MCMXXIX Estrofa neoyorquina Nueva York, ciudad de ciudades, puerto del planeta, libro abierto para todas las voces, no te asemejas a París como Buenos Aires. Tuyos tu gesto, tu gigantesca sonrisa, tus panaderías de plata y tu contrato firmado para reorganizar el infierno.
Los árboles milenarios se te volvieron puentes el tomito de Historia de los Hombres se mo perdió en tus calles ferroviarias y alegres.
Ciudad rica de tiempo, maestra aparatosa, tu otoño es un deslojamiento de ventanas en los rascacielos.
Mis zapatos de caminar por el inundo llevan tu nombre. han de volver a tus calles áureas con el paso desnudo de las sandalias de Odyseo.
Nueva York, terraza de aviación espiritual.
Tus edificios suben como los árboles del Trópico.
Tu inteligencia es ya solemne y maternal.
Creciste y te elevas igual a esas palmeras que crecen junto al mar y arriesgan tanto sobre las olas que se olvidan del agua casi para volar.
De ti saldrá la belleza como una niña del baño. yo volaré de Ceylán y de Jerusalem, de Río de Janeiro y del Monte Athos, con las manos llenas de gritos y las grandes estrofas en la mirada, rumbo a ti, Fragmentos a.
Las Palabras!
Los tropeles pueriles sobre el espejo de la imagen!
Las palabras vagabundas en la malasuerte de mi sonrisa. el sueño resucitado en plena tarde junto a las maquinarias y las ruinas. hablarte con la voz con que hablo al viento y a la sombra, la voz que me dice. Perdone, pero está usted en la calle. encontrarme casi desnudo.
Ah, las Palabras, quo llamaban a todas las cosas por su apodo escolar!
Labios de las canciones que no volví a besar!
Tienes una sonrisa que en las noches de luna se posaba en mis hombros igual que una paloma. yo sentía el peso de mi suerte en la balanza de joyería de aquellas horas.
Tendida a oros, mi vida estaba jugada en reinas sobre tus manos.
Yo descubrí la apuesta del destino y perdí las Américas de tu amor iuhumano y así volví a las fieles angustias del camino.
Porque en esa sonrisa la aurora era un azar: un viaje por la noche prolongado en el mar.
Estudio Para González de Mendoza Los pueblos azules de Syria donde no hay más que miradas y sonrisas.
Todo tenía el roce de tus alas: la nube. retocada, mis ideas, la brisa que rondó las horas de una fecha vaga.
Todo vibró en tus huellas arenas de sonrisa.
Cual si vinieses de cortar una manzana tus manos eran ágiles y aromas.
Tu voz tenía el tacto de las luces del ámbar, de perfil sobre un cielo de esperanza.
En la inesa de vidrio los poemas brillan huollas de brisa cruzada de palomas.
Donde me miraron y mire.
Donde me acariciaron y acaricié.
Las casas juegan a la buena suerte y a la niña de quince años inocente como la muerte.
Hay una sed de naranja junto a la tarde todavía muy alta.
El agua de los cántaros sabe a pájaros.
La dicha de no hablarse cuando se ama tanto alza ei brillo del tiempo, se ve pasar el aire.
De las miradas caen tesoros a las manos y la luz es un fruto que devora el paisaje.
La ventana que mira tiembla ligeramente.
Bajo el pie se hunde el mundo pálido e inocente.
Crece la yerba. Vienen de bañarse las nubes, súbitas y morenas. Las casas guardaluces oscurecen la calle. Tan cerca estás de mí que la estrella del ángelus nace entre nuestras manos.
Amor de ti. Amor de ti!
Unos ojos me sonrien sobre un cuerpo prohibido.
Hay azules que se caen de morados.
El paisaje es a veces de bolsillo con todo y horas.
e.
El amarillo junto al azul no cuesta caro: un charco de cielo y un ganso.
10.
Estoy en Syria.
Lo sé por los ojos que veo puestos a la brisa.
Fuiste en mi vida el vuelo de más largo horizonte.
Se queman en mi vida tus ojos solitarios.
Nuestras dos soledades. música de la nocheligan a las estrellas los inefables actos.
He de mirarte un día junto a mí, sin que sepas por qué estás junto a mí ni yo por qué sea lágrima en tus ojos que guían al signo que se acerca. cuando tú ine beses y sientas que a tus ojos sube mi corazón, tu nombre será Fe y tu lágrima mia el rescate del tiempo y el lujo del amor, Paris, 1928.
11. es un martes viajero y alegria de dulce tiempo y de fastuosa fecha, tan flexible y tan apto que podría borrar mi sombra sin tirar la flecha Jula, 1927. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica