Socialism

Repertorio Americano Tomo XX SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1930 Sábado de Febrero Año XI. No. 478 Núm.
Teresa de la Parra.
Con Teresa de la Parra.
La bondad redentora.
Del poliedro americano.
Tablero (1930. Hora y veinte con Carlos Pellicer SUMARIO Nieto Caballero León Blum y la posteridad.
Jac Jiménez El socialismo francés.
Juan Maragall Conversaciones con el Libertador.
Elena Torres Poemas.
Otra vez con Mr. Ford El Abate Mendoza Alberto Gerchunori Gabriel Alomar erie de Lacroid Carlos Pellicer Juan del Camino Teresa de la Parra Del precioso libro Colinas Inspiradas. Bogotá, 1929 Ifigenia en Suramérica fue como una explosión. Todas las mujeres nuevas, desde la tierra donde cantó sor Juana Inés de la Cruz hasta las es.
tremecidas después por los acentos de la Juania del Sur, de Rosalina, de Gabriela, de Alfonsina, de Maria Luz, de Delmira, de tantas otrasigualmente vibrantes, se reconocieron un poco en la heroína y saludaron el claro amanecer de esta obra, escrita por «una señorita que se fastidiaba. El fastidio, acaso me.
jor el tedio, el hastio, como quiere Unamuno, es la carac: teristica de las muchachas advertidas, llegadas de otra civilización o al tanto de ella por rápidas lecturas, al iniciar su lucha contra el medio, coutra la rutiva, contra todo lo idilico y sentimental de un pasado que se va desvaneciendo. Sienten la camisa de fuerza de la tradición, se contemplan enjauladas, y quieren romper los barrotes o la tela fabricados por el hombre, déspota inventor de la desigualdad y usufructuario de ella a través de los siglos.
Retenidas sinembargo por consideraciones del corazón, es decir, de familia, bostezan su inconformidad, mientras la hora llega de desplegar las alas. Preparadas en la ociosidad y en el silencio, sacudidas por el ejemplo de las que triunfan en los Estados Unidos, y más ampliamente aún en los países donde brilla el sol de media noche, o dueñas, las de alma apostólica, de una rebeldía recondita y tenaz, de un endiablado saber adquirido en los libros, de pronto alzan el vuelo. Van hacia el amor, hacia el arte, hacia la ciencia, hacia cualquier cosa en donde sientan la plenitud de ellas mismas.
Pero en la espera del momento cabe todo el fastidio que se alimenta de incomprensión y de choques. Dos sensibilidades, casi dos filosofías, casi dos religiones, se encuentran en conflicto. Ese conflicto es lo que hace apasionante la vida de Ifigenia.
ésta, haciéndolas gozar con su cariño, reir con su ingenio y alarmar con sus manifestaciones de independencia o con sus expresiones de pecaniin osa significación, aunque de tono inocente.
Los días nacen y mueren la monotonía. No tiene Maria Eugenia otra diversión que su tio Pancho, hombre despreocupado, cordial, y las visitas a una bella mujer, desgraciada en el matrimoniu, dc envidiable elegancia, que responde al nombre de Mercedes Galindo. En casa de ella conoce al hombre que la hará estremecer: Gabriel Olmedo. Pero este Olmedo, que ante todo desea adquirir dinero, no escucha al corazón, y la pospone a una mujer por quien no siente amor, pero en quien lo atrae irre.
sistiblemente el cebo de la dote.
Bien puede pensar María Eugenia que el hombre es un canalla, y llorar en las noches de vigilia la muerte de sus sueños, La vida irá zurciendo la tela en el sitio de la desgarradura, y el mie.
do al celibato, doblado de un explicable anhelo de venganza, la irá convenciendo del deber de escuchar los consejos de la abuelita y de la tia, que le encarecen las cualidades burguesas de un buen señor panzudo, de espiritu vulgar, pero metódico y juicioso, rico por añadidura, que la ha visto en la ventana y siente amor por ella.
César Leal, que gusta de ser novio a la manera antigua, con ideas atrasadas, en que flota el rancio perfume de la sujeción matrimonial como la recomienda San Pablo y por cuya mente no ha pasado jamás una reflexión como la de Oscar Wilde cuando exclamo. Es una vergüenza que haya una ley para los hombres y otra para las mujeres. es uno de esos materialistas sin cultura, que las dan de libres pensadores y auhelan una esposa de camándula, para estar seguros de su fidelidad, impuesta así por el miedo hury re wiegeri Soaquin far you mil adminazione hinda tinhatia La fábula se cuenta fácilmente. María Eugenia Alonso es una linda muchacha caraqueña que después de algunos años, pasados en París, llega a su patria. Es una huérfana que va a encontrar su cuantiosa fortuna evaporada, en manos de un tío ambicioso y sin escrúpulos. Sometida a la pobreza, aunque no resignada, pasa largas horas en compañía de su abuelita y de su tia Clara, espiritualmente tan vieja como Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica