82 REPERTORIO) AMERICANO)
al pecado o el terror al infierno, y no por el lizar la fuga a las tres de la mañana, de acuer ciencia, transige con ella misma, y determina amor, único freno que garantiza contra las cul do con las instrucciones de Olmedo. Pero «el 110 dejar escapar la oportunidad de casarse.
ras mentales.
alma endeinonjada de las cosas pequeñas, o el En una carta innoble le declara a Olmedo que Pero la vida es la vida, y María Eugenia, alma angelical de las mismas, interviene. Al di la escrita por el fué un atrevimiento, y lo amecontrariándose, rabiando en lo interior, siente rigirse al cuarto de los baúles, en el fondo del naza con descubrirlo al novio sin continua perla obligación de ir acomodando sus gustos a solar, siente de pronto que un bulto negro le siguiéndola «con proposiciones indignas. los del pretendiente, con lo cual tendrá que ir pasa por los pies como un rayo. Paralizada de En sli definitiva claudicación, para dejarse poco a poco abandonando su afición de escri terror, aún cuando advierte que es un gato de alguna luz en la derrota, se compara con la tora, su entusiasmo por la literatura, sus cono tejado el importuno, se da a pensar en todo lo Ifigenia de la tragedia antigua, y cree que es cimientos artisticos, mientras llega el momento que ha oido de los pactos que celebra el ner «una deidad terrible y ancestral, un monstruo de irse descuidando en el arreglo personal, vioso animal con los espiritus, con los brujos, sagrado de siete cabezas, que se llanian socieempezando por renunciar a la falda demasiado con el demonio mismo, y alcanza a comprender dad, familia, honor, religioni, moral, deber, concorta, al lápiz de color que le enciende los labios, que su viaje ha fracasadu: venciones o principios. quien le exige en holo. al perfume un poquito capitoso, a las conversa. Reacciona al fin ante el recuerdo de Gabriel, causto «su dócil cuerpo de esclava. entona ciones de cierta animacibil, a lo que es ella en y en un rápido impulso, con energia nerviosa, una canción al espíritu de sacrificio, porque «asi el fondo de su educación y de su espíritu. Ya entra al cuarto. tientas, en la oscuridad, busca como el amor engendra en el placer todos los llegará la hora en que tendrá que aplaudir los lo que necesita. Al dar con la maleta, tira de cuerpos, él, mil veces más fecundo, engendra discursos tropicales, incoherentes, ésos si recarlas asas, sin acordarse de uu florero viejo que con su beso de dolor la belleza infinita que gados de color, que dirá César Leal en el sende tiempo atrás han puesto sobre ella, el cual nimba y que redime al mundo de todas sus ini. nado.
viene al suelo cou un ruido de escándalo. Se quidades. Como los dias han transcurrido, hay tienpo gundos después advierte que desde el otro ex Pero no fué el espiritu de sacrificio el que suficiente, mientras dura el noviazgo, para que tremo de la casa se acerca una lucecita. Va impuso e e horror. Fué el miedo a otro sacriGabriel Olmedo encuentre detestable a su mu creciendo, va creciendo, ilumina el corral. Es ficio: el de la espera, el de la vida misma. Por jer, prácticamente, se separe de ella y piense la vela de tia Clara. Se habia despertado y que eso, mientras lamiéndose golosamente los laen el divorcio, después de haber aprovechado Tia investigar la causa del fenómeno. Maria bios la aguarda César Leal, con su rostro y el tiempo en adquirir la fortuna que le hacia Eugenia, al verse descubierta, dice una mentira, sus pasiones de turco, y mientras Gabriel Oltanta falta. No había vuelto a ver a Maria Ell y oye en su corazón el anuncio de que todo medo, el cobarde que se vendió a si misnio, genia. Pero enfermo de gravedad el tio Pancho, ha terminado.
llora, redimido por el anior, lo irremediable, de quien siempre habia sido buen amigo, acude En un bello arranque de valor moral, ya en deben ir la ternura y el dolor, como dos canes, a la cabecera de su lecho y allá la encuentra visperas del matrimonio, con el vestido de no a aullar toda la noche frente a la puerta del a ella. El antiguo amor renace en ambos y via como «un huésped de nieve en su aposen sagrario donde como una hostia se encuentra prende como las zarzas del Horeb en los cora to, resuelve desengañar al pobre hombre a quien Maria Eugenia!
zones que la vida absurda mantenía desunidos. estaba destinada. Pero piensa en la vida, en la Cupido al fin lanza su flecha. es precisa. pobreza, en la triste condición que será sùya Recién aparecida la novela ensoñadora y amarmente el dia de la muerte del tío Pancho, en tanto cuando muera la abuelita, y haciendo enmude ga, la leimos. Leimos después las respuestas de que la sobrilia llora con intensa amargura la so cer las voces de reproche que le grita la con la autora a criticas de toda especie, desde la ledad espiritual que en adelante irá a ser que iba acompañada por el nombre fulsu compañera, cuando el consolador dice gurante de Unamuno, hasta la prosa deslas palabras expresivas que hacen secar mirriada y burdamente ofensiva de sujeCon Teresa de la Parra Jas lágrimas. Momentos después, los latos que usan la sotana por dentro. Un bios de Gabriel Olmedo y los de Maria (Envio del autor) dia cualquiera, hace más de tres años, Eugenia se juntan en un beso embriagante, sentimos la tentación de decirle nuestra 84 Bld. Victor Hugo. mientras me ruedan hacia la casa que resuena en lo interior de las almas de Teresa de la Parra, recuerdo lo último que lei sobre ella, impresión a ella y desde las columnas de acercadas como la campanada de una fué de Gabriela Mistral, que ya es monumento; si mal no re la prensa le dirigimos una carta, en que próxima ventura, que habrá de durar cuerdo, hablaba de la belleza griega, y comparaba a Teresa, el estilo y el seudónimo no lograron discon Santa Teresa.
siempre. Vuelta a la realidad, recuerda frazarnos suficientemente. Fingiamos ser. La señorita de la Parra?
ella que es otro su novio, y que Gabriel No está, pero tenga la bondad de esperarla unos minutos.
un anciano que desde los lindes de la es casado, lo que la obliga a repetir entre en el pequeno saloncito me quedo pensando: claro está, bien eternidad contemplaba la última resolutsollozos un «no puede ser. no puede poco debe interesarle un muchacho que todavia tiene el olor ción de la niña caraqueña como el hunde las selvas de América, pero ella me habia citado para hoy.
ser. que le forma en la garganta un nudo dimiento de un astro.
y yo le había dicho que le traia un saludo de nuestro don de angustia.
Joaquin, de don Joaquin, el de todos nosotros, el de América. Alli decíamos. El libro suyo, espejo en El galán no va a ceder por eso. Le. La señorita de la Parra? Cuanto gusto. ya me iba a reque quedaron reflejadas las costumbres pide una cita, que María Eugenia, rendida gresar a mi casa.
de un medio que a través del continente No, mire Ud. el tráfico en Paris es tan terrible, y luego ya en el alma, pero llena de temor, no cumestas costureras que la detienen a uno horas.
tiene muchas copias o ejemplares, ha prople. Entonces le escribe una carta de Al oir la palabra costurera todo el amor propio me regresa vocado a lo largo a lo ancho de la extraordinarias vibraciones, en donde la al cuerpo, nada habrá nunca más importante para una inujer América nuestra un vasto clamor de siminvita a fugarse con él, para ir tras de la que un vestido; y Teresa ha vuelto a ser mujer: hace dos años patia. Pero acaso es en Colombia en donque no escribe, dicha, única realidad de la existencia. Hay. Yo tenia otra idea de Ud. esa belleza de las fotografias de se han publicado acerca de él los juicios alli pasión, pero hay vulgaridades, como la no eriste en Ud. su fisonomia es otra cosa. Ud. tiene en la cara más encomiásticos. La abuelita y la tia de afirmar que el matrimonio con César las huellas de las gentes que piensan, y eso siempre hace daño. Clara de Caracas son también bogotanas.
Leal será una especie de prostitución Teresa tiene los ojos claros muy dioos, todavia su edad se Maria Eugenia es la muchacha nuestra, puede decir porque aun está en la parte del arco ascendente lenta, resignada, la venta de su cuerpo, de la vida. Tiene una preocupación, y es la gloria adquirida.
que también ha soñado, que también ha en condiciones mil veces más horribles En un platillo de la balanza está Ifigenia y Mamá Blanca, en viajado y que también ha vuelto a encon«que las que se hacen clandestinamente, el otro está la gloria; el fiel, marca una justa compensación, trar la sorda hostilidad, la incomprensión sin garantías legales ni aprobaciones reAhora Teresa escribirá otro libro y entonces el peso del trade espiritu, la censura de una sociedad bajo y el merito levantará el platillo de la gloria. Le preocupa ligiosas. hay un fondo odioso de inhugrandemente todo lo que hay que leer, y ahora probablemente más o menos pacata, que aunque rápidamanidad, en el acento con que, al refe irá a Colombia, en donde ha sido invitada para dar unas con mente se transforma, no quiere sinembargo rirse al seguro dolor de la abuelita y de ferencias sobre ella misma; creo que los colombianos no po transformarse. Ifigenia es, en un aspecto tía Clara, le recuerda que la naturaleza dian escoger mejor tema.
decente. la Confession un enfant du Teresa de la Purra le hace falta America, le hace falta el «es cruel e inexorable con todo lo viejo Sol, aqui se nos acuesta a las cuatro de la tarde, casi dan siècle. Lo que María Eugenia meaita, y lo caduco. ganas de hablar del Sol como si se tratase de una tercera proyecta, realiza, sufre y habla, lo han Pero ella no está para detenerse en persona.
meditado, proyectado, realizado y sufrido consideraciones de esa indole, cuando sus Fui al 81 Bd. Victor Hugo con Gabriela Mistral, los griegos muchas bogotanas, muchas limeñas, muy Santa Teresa de Jesús, y volvi con Teresa de la Parra; ella ojos, ya de viaje, 11o han leido sino las se quedó en uno de los rayos de la Estrella; yo, con su simchas niñas de Méjico o Santiago. No lo palabras temblorosas y no han visto sino patia.
lo han hablado con el mismo douaire, ni las rosas que hasta el lejano porvenir Max Jiménez menos lo han escrito con la sugerente han de alfombrarle el sendero. Toma del Paris. 1929.
poesia, el detalle arrullador, la frase alada armario la ropa indispensable para rea.
de esa deliciosa Maria Eugenia. que, en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica