REPERTORIO AMERICANO 325 car a los dolores agudos de mi corazón, que la esposa, el hijo, la patria y la gloria han de participar.
No concibo, señora, hasta dónde llegará la opresión penosa que debe liaber causado a esta pérdida tan irreparable coino sensi. ble; únicamente me atrevo a juzgar por mi mismo lo que pasará por una esposa que lo ha perdido todo de un golpe y del modo más bárbaro. Todo nuestro consuelo, si es que hay alguno, se funda en los torrentes de lágrimas que Colombia entera y la mitad de la América deben a tan heroico bien hechor. Por ini parte, reciba Ja expresión más sensible y menos explicable de mi profundo dolor por la muerte de un anigo, el más digno de mi eterna gratitud por su lealtad, su estimación y los servicios que le debíamos.
Dispenseme señora, que deje de continuar esta carta, porque no sé cómo exprese lo que mi ternura siente por y por mí.
Con sentimientos del más profundo respeto y perfecta consideración, Soy de afectísimo servidor Bollvar Soledad, noviembre de 1830 La batalla de Ayacucho es la cumbre de mil rayos sobre los enemigos de América; la gloria americana, y la obra del General Sucre, el vencedor del Pichincha, el héroe de Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, Ayacucho, el brazo de Bolívar: puñal para y su ejecución divina. Maniobras hábiles y Sucre, esto es, puñal para el honor, puñal prontas desbarataron en una hora a los ven para el valor, puñal para la magnanimidad, ceilores de catorce años, y a un enemigo per puñal para la virtud, puñal para la gloria.
fectamente constituido y hábilmente mandado. Americanos! ese golpe de sangre que os inunAyacucho es la desesperación de nuestros da el rostro en ondas purpurinas es vuestro enemigos. Ayacucho, semejante a Waterloo, salvador: la vergüenza borra la infamia, y que decidió del destino de la Europa, ha los que ginnen en silencio bajo esa enfermefijailo la suerte de las naciones americanas. dad bien hechora, están salvadlos. Sucre no Las generaciones venideras esperan la victo murió a nombre de un principio, de una idea, ria de Ayacucho para bendecirla y contem ni por mano de un partido: su muerte no pesa plarla sentada en el trono de la libertail, dic sino sobre su matador, y su memoria no intanilo a los americanos el ejercicio de sus fama sino a su tenebroso verdugo.
derechos, y el sagrado imperio de la naturaleza.
Juan Montalvo El General Sucre es el padre de Ayacucho. Siele Tratados)
es el redentor de los hijos del Sol: es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad repreAlocución del Presidente Sucre sentará a Sucre con un pie en el Pichincha y al instalarse la Suprema Corte de Jusel otro en el Potosí, llevando en sus manos ticia de Bolivia, el 16 de julio de 1825.
la cuina de Manco Cápac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada. Señores Ministros y Conciudadanos. La Bolivar instalación del alto Tribunal judiciario sella Limi, 1935.
hoy las instituciones que forraan de Bolivia Fragmentos del Mesumen sucinto de la vida del General Sucre.
un pueblo soberano e independiente. Este acto Nacional da a los Bolivianos el júbilo de. es suficiente remuneración de mis servipresentarse entre la familia de las naciones la cios regresar a Americanas, completando tierra patria después de organización seis años de ausencia, sirviendo con gloria a constitucional del Poder Supremo de la República.
los amigos de Colombia; y aunque por resultado de investigaciones extrañas llevo roto Bolivia que tanto se ha distinguido por este brazo que en Ayacucho terminó la gue.
su amor a la libertad, ve con transportes de rra de la Independencia americana y que desalegría asegurados los derechos civiles de sus trozó las callenas del Perú, y dio ser a Boliciudadanos, en este tribunal respetable, que via, me conformo cuando en medio de dificiles gozando una absoluta independencia del Gocircunstancias, tengo mi conciencia libre de bierno, tiene en sus manos todas las garantías todo crimen.
contra el influjo del poderoso, y los abusos. Al ser llamado por la Asamblea general de la autoridad. Ne congratulo con la nación para encargarme de Bolivia se me declaró que del acto angusto que perfecciona sus instituciones.
la independencia y organización del Estado se apoyaban sobre mis trabajos. Para alcan« Dignos Ministros: he entrado en este sanzar aquellos bienes en meilio de los partidos tuario de la justicia con el placer que inunda que se agitaron quince años, y de la desolahoy el corazón de mis compatriotas; pero mi cior del país, no lie hecho gemir a ningún alma fluctúa entro las esperanzas de vuestra boliviano; ninguna viuda, ningún huérfano soconciencia, y el tenor de vuestros deberes.
lloza por mi causa: he levantado del supliLa Representación Nacional me honró inmencio porción de infelices condenados por la samente cometiéndole vuestra elección; y en ley, y he señalado mi Gobierno por la clemenella, o he afirmado como me prometo la libercia, la tolerancia y la bonilad. Se me culpará tad civil de Bolivia, o he dictado el fallo acaso de que esta condescendencia es el oride su desmoralización y ruina: pensad los gen de mis heridas; pero, estoy contento de comproinisos que me ligan a vuestras obligaellas, siinis siicesores con igual lenidad ciones. La vida, la fortuna, el honor de los acostumbran al pueblo boliviano a conducirse Bolivianos quedan depositados en vosotros, por las leyes, sin que sea necesario que el qne como apóstoles de la ley, que como sus estrépito de las bayonetas esté perennemagistrados, veréis que al recinto de este mente amenazando la vida del hombre y templo se acercan desde los Ministros de Esacechando la libertad. En el retiro de mi tailo hasta el último de los ciudadanos, con viila veré inis cicatrices; y nunca me arrela confianza de que la justicia tiene aqui sapentiré de llevarlas, cuando me recuerden cerdotes incorruptibles, y que la distribuyen ylie para formar a Bolivia preferi el imperio corazones inspirados por la rectitud de Dios de las leyes ser el tirano o el verdugo que mismo; vuestra nisión es sagrada; su fiel llevara siempre una espada pendiente sobre la desempeño os traerá las bendiciones de vuescabeza de los ciudadanos. tra patria. de Sucre Dos cartas de Bolívar Puñal para Sucre, el más modesto de los a la Sra. del Gran Mariscal de Ayacucho, grandes hombres, el más generoso de los venMariana Carcelen de Sucre ceilores, el inis desprendido de los ciudadanos: Cartagena, julio de 1830 Sucre, varón rarisimo que supo unir en ce. lestial consorcio las hazañas con lus virtu Muy señora mía: des, el estudio con la guerra, el cariño de sus Cruelinente afligido con el rumor espantoso semejantes con la glorin. Puñal para Sucre, que corre sobre la muerte del Gran Mariscal el guerrero que comparece en la montaña, de Ayacucho y dignísimo esposo de me cual si bajase del cielo, y cae y revienta en aventuro, quizás indiscretamente, a comuniMuy respetable señora: La favorecida carta de del 13 de setiembre en Quito; no ha servido sino para avivar mis sentimientos con respecto a y a la memoria del Gran Mariscal. Nadie se puede llamar tan desgraciarlo como una persona que virtuosamente amante de su esposo, lo ha perdido entre los horrores de la ignominia nacional y la gloria de que cubria a su dignísima esposa, y a su afligida patrin.
Las lágrimas de parece que deben auinentarse por la confluencia de las que Colombia entera derrama sobre la losa de la víctima más ilustre. También yo concurro con tola ini pena a aumentar la nacional, yo que tengo más obligación que ningún otro para llenar este último. y tristísimo deber! Yo que estuve presente al espíritu de aquel amigo, quizás en el último instante de su vida y que fuí escogido para recibir de su amistad póstuma, el más precioso, coino el más relevante de sus trofeos la espala de Colombia regallada en Ayacucho.
Señora: lista dádiva me ha sorprendido porque no la merecía y porque debia ser la riqueza más honrosa de la familin Sucre. Si me fuese permitido rogar a que se sirviese presentarla, a mi nombre, a la imagen inocente y tierna de mi amigo, la señorita Sucre, yo me atrevería a tomarme esta libertad. El digno y futuro marido (le la hija ile conservaría en esa Espada el más precioso escudo de la gloria de su casa. Sin embargo, si se ofende por este sentimiento, el más puro, yo aceptaré la espada. Ella sera para mí un presente inestimable, mientras viva, y cilando muera, volverá. ser consil grada a la casa del héroe.
Acepte señora, las seguridades de una gratitud sin límites, de mi parte, y hacia la meinoria del Gran Mariscal, por la benevolencia con que se ha servido honrarme en la favorecida que me apresuro a contestar, Con los sentimientos más respetuosos de consideración afectuosa, quedo de si muy atento y obediente servidor Bollar (Vicente Lecana: Papeles de Bolirur. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica