228 REPERTORIO AMERICANO partir, quiso precaverse a todo evento, imperio bizantino habíanse transformapor si volvía.
DR. HERDOCIA do todas las naciones, sucumbido y naDiez sueldos de cobre formaban su cido creencias, mezcladose y combatido haber, que dividió en dos, encaminánEnfermedades de los ojos, razas de todo el orbe, sin que el prindose a la oficina del banquero Manasés cipio inflexible al cual debían su mulen cuya cocina lavaba platos por las oidos, nariz y garganta tiplicación los sueldos de Cartafilo, aquel sobras, los días de banquete.
interés compuesto, eterno e incontrastaEl financiero consideró las cinco pieHoras de oficina: ble como una ley de la naturaleza, huzas de cobre. Nunca. en verdad, había biese variado un solo instante.
caído a su bufete depósito más exiguo.
10 a 12 de la mañana llegó la edad moderna, echando la Por qué te ausentas? preguntó a y de a de la tarde mitad de los tesoros de Ainérica al abisCartafilo.
mo insondable de los cinco sueldos del Psch. Por conocer el mundo resjudío. vinieron los tiempos contemContiguo al Teatro Variedades pondió el interpelado ovadiendo toda poráneos, rindiéndole su tributo las jusalusión a su enfermedad vergonzosa.
ticieras confiscaciones de la Revolución. tu edad! Cuántos años tienes?
emprendió su jornada quimérica hacia el poniendo en manos del antiguo exe Setenta y dos.
Edén, sobre los mapas fantásticos en crado las llaves del mundo, con RostEl otro recapacitó ligeramente. Cinco que deliraban sumas y almagestos; fué a child, con Hirsch, con la Gran Banca sueldos. Setenta y dos años, Espalda Jerusalem vestida de hierro intrépido y omnipotente como el destino.
ahuecada en bóveda por la tisis profe de cilicio como una torre bien armada Cartafilo cainina siempre, pero ha emsional. Aquello no tiraría ya más de un por dentro y fuera; labró los piñones pezado ya a hablar de volver. La mallustro. sintióse impulsado a la caridad góticos cual gigantescas estalactitas de dición de Jesús se ha estrellado ante por tanta miseria; por esa permanente sus lágrimas.
una ley tan permanente como ella. Su miseria de setenta y dos años, ante su El capital de Cartafilo era ya inmen representante en la tierra ha empezado medio siglo opulento y craso. Pero los so. Cartafilo caminaba siempre, pero también imala señal! a atesorar los financieros no saben dar limosna.
nunca volvía. Cambió de nombre cada óbolos universales. Pero ¿qué son sus. Tomo tus cobres a interes comtres o cuatro siglos. Llamóse aquí Asha monedas en comparación de los interepuesto dijo. Es un gran favor.
verus, allá Isaac Laquedein, más allá ses formidables acumulados por los cinEl otro dió las gracias y se fué. José, conforme lo refirió un arzobispo co sueldos del remendón?
Pasaron los años, vinieron los siglos.
de Armenia a los monjes ingleses de Así, la única injusticia que Jesús coLos cinco sueldos de Cartafilo iban proSan Albano. Los feroces barones, los re metió sobre la tierra, vuélvese contra él gresando en la sombra; pues como nun yes necesitados, los obispos arruinados, favorecida por su propia maldición.
ca volvió por ellos, pasaban incensanlos tribunales inictios, metían mano sin ¿Qué importa un zar asesino, todavía; temente de banca en banca. Al principio tasa en su tesoro. Su tesoro crecía siein un pontífice que excomulga, un literato no produjeron sino centésimos nominapre. Cada minuto al día, ganaba un ducado.
que miente. les. Luego sueldos como ellos. Luego, Pues desde el as romano hasta el doDesde su monte de oro, Cartafilo venciclos de platas. Luego, piezas de oro. blón aragonés, habían pasado todas las cerá al Galileo.
Los tesoros de Roma sucumbieron al monedas, y desde los Césares hasta el Si éste le perdona, como era justo, el pillaje bárbaro. La barbarie se congregó remendón habría sido nada más que uno en feudos y en reinos. La Edad Media Leopoldo Lugones de sus apóstoles.
Dwa, según el diccionario de bolsillo: Doña Carmen de Burgos. a la tierra es ennoblecerse; tiene en su Noble señora; según el mío: Doña casa una pequeña Arca de Noe, una torCarmen de Burgos. Está siempre senta(Colombine)
tolita, como en el Arca, en sitio prefeda en un sitial, que tiene por escudo (Enrio del autor)
rente, y que ha aprendido con su cariño las palabras del ilustre Montaigne. la que no todas las gentes juntan piedras.
plus grande chose du monde est etre En su cátedra de la Escuela Norinal, a soi. Lema que no se conquista en sus discípulas la quieren como madre unos momentos de control personal; lo sabia al par que bondadosa. Imagino adquirió San Francisco no hablándole a que de la juventud lírica, será como una los animales sino a los hombres.
ainable compañera.
En ella, como en nadie, se cumple el Doña Carmen hace efectivas las fronaxioma, de que sólo puede dar el que teras en la América Latina; para ella tiene; doña Carmen es generosamente cada país tiene su valor bien determijusta en literatura, y es natural que no nado; wo ha dicho bien de los países la turbe el clamoreo de las famas si no pequeños, ella sabe que los hombres pason aquilatadas por su exquisito gusto.
ra valer necesitan cuna, no Pampa. InDoña Carmen no tiene términos mejusto encuentra ella que mientras nosodios; ella misma me lo ha dicho. Soy tros seguimos y admiramos, la literatura o no amiga de las personas, simpatizo de la Península, ésta bien poco se preoo no» y si su puerta está cerrada para cupa de las producciones americanas.
alguien, oiréis decir su propia voz que Ama, podría decir adora, el castellano Dona Carmen ha salido.
Mahend que ella usa de una tan brillante manera.
Si fuera dable que una estatua se moHubiera querido, para hablar de doña delara a sí misma, establecería la comDona Carmen de Burgos Carmen, que este mi lapiz fuera estrella, paración con Colombine, lo, que ella es Dibujo de Rodrigues Rui: ya que entre otras cosas le adeuda la se lo debe a su propio esfuerzo: una comás gentil de las hospitalidades.
piosísima obra que haría sentir a cual Oíd de puertas adentro: doña Carmen Con mano de indito vine de América, quier muchacho consciente, muy poca es agricultora, ama la tierra; acercarse legajo de versos, bajo el brazo, Vara de estatura y remordimientos por el tiempo Max Jiménez San José, que se abre bajo el exquisito perdido en charlas y revoloteos inútiles.
aliento de doña Carmen de Burgos.
Rodinguer Madrid. Marzo de 1930. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica