280 REPERTORIO AMERICANO llɔUBO Palabras sobre la nación argentina. De Nosotros, Buenos Aires lena Googuin Cancía mange fine priejo can Alfin Panas Air, a wine 1929, Alfonso Reyes UBO un tiempo en que los filólogos consideraban las lenguas como corrupciones, decadencias y aproximaciones de alguna mitológica lengua original que sólo conocían en sueños. la Lingüística no adelantaba un paso. Pero al comenzar el siglo xix, el español Heryás y Panduro, y otros después de él, dicron en catalogar las lenguas del mundo y en compararlas una con otras. de un salto, la Lingüística.
repuso todo el tiempo perdido.
Hubo un tiempo en que cada nación americana quería conocerse sí misma por un acto de mística penetración, o bien considerándose como aproximación y ya que no como decadencia como repercusión o eco de algún soñado modelo de nacionalidades, de algún contrato constitucional teórico, inventado por pensadores y políticos de otros pueblos. el conocimiento de nosotros mismos no adelantaba un paso. Pero hace pocos lustros y nunca insistiremos lo bastante en la importancia de este descubrimiento inventamos un equivalente de la Gramática Comparada entre las naciones de Hispano América y creo que, antes de pocos lustros también, habremos repuesto el tiempo perdido. Quiero decir que hemos comenzado apenas a compararnos unos con otros, y que de semejanto comparación ha de nacer un conocimiento más exacto del propio ser nacional.
He pensado que las impresicnes de un extranjero (que no lo es tanto)
sobre ciertos rasgos fundamentales de la nación argentina, podrían tener, cuando menos, alguna curiosidad. Los escritores de España han confesado que la visión extranjera de Théophile Gautier les ayudó a abrir los ojos sobre los aspectos y perfiles de su propio paisaje. Gautier era mucho más extranjero para España de lo que este mexicano que habla puede serlo para la Argentina. El nuevo escorzo, la desviación que produce el mirar las cosas viniendo de otra parte, ayuda a rodearlas y abarcarlas mejor. Aunque yo no quiera, aunque suprima un término de la comparación, mis impresiones sobre la Argentina tienen quo fundarse en un trabajo comparativo de la mente. De aquí, creo yo, todo el valor de tales impresiones, si alguno tienen.
En nuestro caso, la comparación posee un interés singular, porque no se establece entre dos países cualesquiera de nuestra raza, sino entre México y la Argentina, los dos países polos, los dos extremos representativos de los dos fundamentales modos de ser que encontramos en Hispano América. definir un fenómeno por sus extremos es la manera de abreviar.
Va siendo tiempo de que nos proguntemos qué significa nuestra América. Todos sabemos que es un enAntes Embajador de México en la Argentina. Ahora lo han trasladado a Rio Janeiro. Con este motivo, redactores y amigos del gran mensuario Nosotros, de Buenos Aires, lo despidieron con una comida en el RESTAURANT JOUSTEN. Dijo entonces Roberto Giusti, uno de los Directores de Nosotros, estas palabras cordiales: jerto del vigor español de la mejor época, tras.
plantado a otra geografia y encauzado por otras venas. En suma, pueblos de juventud, donde los choques de sangres diferentes no se han equilibrado del todo. Bien está. Pero, sobre este paisaje de fondo ¿cuál es la fisonoinín actual de nuestra América? Cada umo mira el mundo desde su ventana. La mía es la Literatura. El mundo literario dc Hispano América y el suelo en que crece la vegetación de la poesía es el suelo más profundo y cierto de las sociedades humanaspermite distinguir, en nuestros pueblos, tres zonas principales. Al Norte, la zona que tiene a México por centro, que abarca a las Antillas y a toda la América Istmica, llega hasta las fronteras de Colombia.
Al Sur, la zona cuyo principal foco es la Argentina, y que mi auditorio conoce mejor que yo. entre una y otra, la zona que podemos llamar de los países bolivarianos, donde se mezclau en diversa proporción, con las aguas propias, las corrientes brotadas de las dos zonas anteriores. Ahora bien, por su extremo Norte, nuestra América se inclina a un carácter, y por su exIremo Sur, a otro. Veamos: En 1913 y en París, tuve con Leopoldo Lugones una conversación que he transcrito asi, en alguno de mis libros. Vosotros, inexicanos me decía Leopoldo Lugones sois casi como los europeos; tenéis tradiciones, tenéis cuentas históricas que liquidar; podéis jouer l auctochtone con vuestros indios, y os retardáis concertando vuestras diferencias de razas y de castas. Sois pueblos vueltos de espaldas. Nosotros estamos de cara al porvenir: los Estados Unidos, Australia y la Argentina, los pueblos sin historia, somos los de maïana.
Estas palabras, improvisadas en la conversación, a bulto y sin matices, describen bien la postura del fenómeno, aunque tengan la exageración del epigrama. De entonces acá, el poeta ha sentido crecer en su corazón el culto por las cuentas históricas, y en su conciencia, las ventajas de tener compromisos con la tradición.
Hace pocos meses, y en Buenos Aires, tuve con José Ortega y Gasset otra conversación sobre el inismo tema. El filósofo vino a decirme más o menos. Vuestra América es uma gama.
Por el extremo mexicano, el tinte aparece todavía muy semejante al tinte europeo; es decir: la historia nacional es larga y compleja, pesa mucho, y el ser actual del pueblo resulta de la fusión y catequismo, más o menos logrados, entre una raza conquistadora y una raza vencida. Por el extremo argentino, el Amigo Reyes: Esto es apenas un apretón de manos en nombre de los presentes, acompañado de un hasta pronto. cordial.
En efecto, no hay por qué lisonjearos ahora los oídos con palabras de sobremesa, cuanılo bien sabéis que alta estimación hacemos tantas veces la hemos expresarlo en el juicio critico de vuestro ingenio fino y complicado, ile vuestra inteligencia clarisima, de vuestra obra ilustre.
Os seguíamos con asidua admiración antes que Me cico os confiara su embajada entre nosotros. Llegó ese dia que es percibamos, porque sabíamos que Jérico ha honrado siempre a la Argentina, con lo que se honraba a sí mismo, enciándonos como mensajeros amigos a sus hombres más eminentes en los estudios y en las letras, tal Amado Nerro, tal Ureta, tal Antonio Caso, tal asconcelos, tal González Martinez, Alfonso Reyes, una de las figuras más insignes del mundo hispanohablante por la selección de su cultura y la destreza de su pluma, después de haber residido en dos grandes capitales latinas de Europa, como Madrid y Paris, podia serle negado a Buenos Aires, capital latina de América? así fue como tuvimos entre nosotros a este humanista del novecientos, en quien se continúa la preclara tradición diplomatica del Renacimiento, la de los Castigliones y los Mendozas.
El caballero que profesa el culto de la amistad, habia de desarmar desde el primer dia a los ceudlos hombres a la defensiva que habitamos esta factoria, para abrirse en seguida friciles caminos hasta nuestro corazón. El poeta, alerta cazador de imágenes e impresiones, como (Pasa a la página 28. 1) Alfonso Reyes, a nuestro pelido, nos ha entregado u moilo de despedida, estas interesantes observaciones sobre la Argentinn.
que hasta ahora habia mantenido inéditas, aunque habian sido trasmitidas por radiotelefoniu, la noche del 29 de agosto del año pasado. de la de Nosotros. usut a la piginu 957. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica