282 REPERTORIO AMERICANO pada en recoger cuidadosamente la ti y elegante, el novio aseguraba que «n0 No, señora. Lo hago por cariño jera. el dedal y el tubo de las agujas. estando seguro de su sentimiento. ape Guillermito. Ojalá mi dicha sea el preY el niño, mirando el hermoso rostro Jaba a la bondad de ella para que le cio de su rescate! Si cura y es dichoso, rubio y pensativo, tendía la imaginación considerara libre de todo compromiso. si aprovecha lo que Dios no quiso que ávida hacia el país celeste de los sue quel amor no había pasado de alina yo aprovechara, me consideraré puga de nos, aferrado a las palabras mágicas de cosa de chicos, y es imposible asegurar sobra.
la muchacha, como a una promesa por la legitimidad de una emoción trabada El niño la miraba con una luz britentosa que había de cumplirse.
con recuerdos de infaucia y ensueños llante en su expresión algo atónita, co¡Ali, si él pudiera un día conquistar de adolescencia. No era cosa de confun mo si viera transformarse a la costurera aquella tierra feliz donde no existía ni dir lamentablemente el amor y anudar en el hada rubia que le tendía la llavo el dolor ni la injusticia. Qué suerte una doble desgracia en un fracaso irre do diamantes de la patria imaginaria, para todos los que quería!
mediable.
con todos sus dones: Salud, infancia, El pobre Francisco, cuyos besos le de Todo muy razonablc, mùy medido. alegría, paz, ensueño!
jaban en la cara la aspereza de sus bi No entiendo bien balbuceaba la Ella lo estrechaba ahora en sus bra. gotes negros, 110 precisarja vender na pobrecita, pasándose la inano por la frente zos vacíos de todo otro amor, lacios del ranjas. Para qué? Los árboles las da envuelta en un nimbo rubio que el sol cansancio de una espera inútil, y el bau sin cansarse. también nísperos encendia a través de la parra 110 muy nene sentía sobre la brasa de sus sienes, áridos, y frescas ciruelas rubias y raci crecida que empezaba a sombrear el patio. el pétalo fresco de los labios juveniles.
mos alegres de cerezas coloradas y lus No entiendo bien. el reflejo ver vás a ser muy feliz!
trosas. Tampoco Juan iba ya a dar doso le caía sobre el rostro blanco acen. Cómo en esa tierra que tú dices?
vueltas a la manija do su organillo, con tuando terriblemente su palidez, mien. Como en esa tierra, sí!
aquella pobre mano áspera y cansada tras la mano se aferraba con desesperación El gorjeo del canario despierto bajo que se dejaba estar quietita sobre la al borde de la pileta cercana.
el fulgor de la lampara que acababan colcha roja de su cama. mamá? iPo. Qué le pasa, hijita? inquirió an de encender, tendió como un velo libre mamita que se acostaba tarde para ciosamente la madre de Guillerino que gero de alegría sobre las frentes agobiacoser las ropas y se levantaba con el salía a comunicar a la muchacha el le das, un remanecer de augurio venturoso.
sol para ir a la Fábrica, dándole unos sultado de la visita médica.
besos helados antes de marchar, porque Nada, señora. Quo él ya no me quiere.
Segunda parte en el patio hacía un frío que volvía es La voz era ronca y angustiada. El En el hall iluminado del teatro, jucarcha el aliento. Qué abrigada y con. peso del reino imaginario roto sobre su to a una de las carteleras que proclatenta iba a estar, calentándole sus ma vida la sepultaba bajo el cscombro in maba en colorado vibrante y en negro necitas entre las pieles tibias! Además numerable.
firme el título vencedor del año escéen «la tierra hermosa» seguro no hay En el patio vecino, un grupo alegre nico: La patria imaginaria, su autor fué andamios y el papá no iba ya nunca más de chicas rompió a cantar una ronda: detenido por una mano pálida, cuya a exponer su vida entre nubes blancas Yo soy la tiudita dueña le nombró en voz baja y tímida: de cal, junto a los ladrillos rojeantes.
del conde Laurel. Dr. Alcántara. Elvira. Qué bonita estaría sin Señora.
coser, contando cuentos entre rosas, pá No se aflija, criatura. Un hombre Una mujer pequeña, blanca, de edad jaros y frutas, allí en esa patria donde que se vende a la mejor probabilidad indefinible y pobre aspecto buscaba sus la milagrosa dicha de vivir en paz, era no merece que lo llore una mujer como ojos con insistencia, mientras le retenía algo tan sencillo como el agua o como usted. La deja por interés, suavemente del saco.
la diaria aparición del sol! Ardían el. Ya no me quiero. Ya no me quiere. Un momentito, si me hace el favor. ensueño y la fiebre en las pupilas inLa voz de la pobre novia se ahogaba el autor, al verse rodeado por un mensas de la criatura, con un fuego casi en la suprema invocación del desamparo grupo de escritores y críticos, hizo una sobrenatural de precoz inteligencia. humano: Ay, Dios mío!
señal de espera a su interlocutora.
la plural termura de aquellos seres paMientras, el coro enardecido de aleLa obra entrañable en su sentido hurecía empujar lejos de su frente pálida gría parecía saludar a la luna roja, que mano, era todo un acierto de contenido la visión de unas alas de tul negro ba trepaba dueña del cielo azulísimo sobre emocional, de lógica, social y de exprejo las que brillaba una estrella.
los aledaños pobres: sión sincera.
Se lacia en la piecita un conmovido Sienilo tan hermosa Aquel primer acto, con el decorado silencio. Francisco, fuinaba su pipa juni no encuentras con quien? sencillo de un interior pobro en el que to a la puerta para ahuyentar el humo padecía y soñaba un niño enfermo, asishacia el patio; Juan, muy triste como el dulce perfume de la madreselva hincaba en el corazón de la abandonada tido por la compañía de una costurera siempre, buscaba algún nuevo deterioro las espinas de muchos recuerdos.
de imaginación y sentimiento, era de en la caja de música o repasaba las cos una realidad tan desgarradora quo cau Ay, Dios mío, Dios mío!
rreas de cuero con que la suspendía de.
tivaba al más escéptico.
sus hombros. La madre, aderezaba la Yo quiero que él me deba su salud. Bajo la luz dorada que caía del placena, y el padre componía algún ju Pero, Elvira!
fón de radiante cristal, la figura del guete exótico para Guillermito. La en. Sí. Lo que no me sirvió para ser autor triunfante rodeado de personas tera paz de la noche ciudadana caía so dichosa le sirvirá para salvarse.
que acudían a felicitarle, resaltaba por bro el cansancio del barrio pobre, como Es que tú eres pobre como nosotros. la altura y la adustez no fingida de su un árbol piadoso que floreciera más es Soy sola para luchar!
porte patricio y enlutado.
peso para los que en verdad necesitaban de Por lo mismo.
Era serio y pálido. con esa palidez su sombra a la hora de dormir y olvidar. Sacudió ella si rubia cabeza con una morena que acaba irradiando en las puexpresión enérgica y desconocida. pilas, unas verdes pupilas serias y noDos noticias simultáneas conmovieron Con lo que trabajo, vivo bien. No bles en él. Accionaba suavemente al a los vecinos en aquella linda tarde de preciso más. He vendido mi ajuar; lo hablar, moviendo apenas los labios.
verano: Que el médico que visitaba al que me dieron por él y mis ahorros de De modo que La patria imaginaria, niño, había asegurado su restablecimiento seis años, los que soñaba llevar a mi es. inquirió un crítico volviéndose hasi se le fortalecía en un aire puro de boda. son para él. Yo se los regalo y cia el autor con gran curiosidad de oírle altura la sierra cordobesa, por ejemplo, deseo que le ayuden a ser feliz. definir aquella finalidad que latía como y que el novio de Elvira que ese año Cuando chiquito le hacía dormir en desgarrada y ansiosa en el último acto.
recibía su título de doctor en medicina, mis brazos, ya enfermo acompañé mu Es la porción celeste que puede la dejaba para casarse con la hija da chas veces su soledad. Al ayudarles, lo conquistarse con el esfuerzo humano.
uno de sus profesores. la muchacha hago pensando en todo esto. Asistido por el Amor?
le dió él la noticia en una carta muy La madre fué hacia la muchacha, llo Naturalmente.
fría y muy amablo que recibió de ma rando. Con muchas porciones similares a nos de un mensajero. En letra dibujada Ud. se sacrifica por nosotros! un todo inefable, verdad? Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica