156 REPERTORIO AMERICANO a espíritu para que te ayude. aquella gastando una broma pesada, y me envió dieciséis años. Como estaba demasiado noche, según me senté, en cuclillas, a a la directora, la cual hizo llamar a mi crecida para mi verdadera edad, todo el sus pies, mi madre nos dió a todos una madre. cuando mi pobre madre leyó mundo se lo creía. Mi hermnana Isabel, lectura de Bob Ingersholl.
aquel papel, estalló en lágrimas y con que había sido educada por nuestra Creo que la educación general que el fesó que todo era muy cierto. Tal había abuela, llegó entonces a nuestra casa chico recibe en la escuela es absolutamente sido y continuaba siendo nuestra exis para vivir con nosotros, y me ayudó a.
inútil. Recuerdo que en la escuela se me tencia de nómada.
dar clase de baile. Se nos solicitaba muconsideraba como una chica asombrosa Las escuelas han debido cambiar desde cho, y dábamos lecciones a la gente mente lista, y a la cabeza de toda la que yo era chica. Lo que yo recuerdo de más rica de San Francisco.
clase, o como una estúpida sin remedio, la enseñanza pública es una brutal incomen el último extremo de la cola. Todo prensión de lo que es la niñez. También Yo era la más valerosa de toda mi dependía de un poco de memoria y de recuerdo la tortura de permanecer inmó familia, y cuando en casa no había nada si yo me tomaba o no el trabajo de vil, sentada en un banco, con el estóque comer, yo era la voluntaria a quien aprender a repetir los temas que se nos mago vacío y los pies helados en los se enviaba a la carnicería para que obindicaba. Pero nunca tenía la menor zapatos húmedos. La maestra me paretuviera, sin pagar, mediante engaños y idea de lo que aquello significaba. Estu cía un monstruo inhumano que estaba promesas, algunas chuletas de cordero.
viera a la cabeza. o a la cola de la cla allí para torturarnos. Los niños no ha Yo era quien iba a la panadería para se, el tiempo transcurría muy lentamente blan nunca de estas angustias.
gestionar una renovación de crédito. Exy yo no dejaba de mirar al reloj hasta No recuerdo de ningún sufrimiento perimentaba una especie de alegría avenque sonaban las tres, y nos sentíamos que tuviera por causa la pobreza de turera cuando realizaba estas excursiones, en libertad. Mi verdadera educación se nuestro hogar. nosotros nos parecía y sobre todo cuando triunfaba, lo cual, realizaba por las noches, cuando mi muy natural esa pobreza. Donde yo su en realidad, no era nada infrecuente. Solía madre nos tocaba obras de Beethoven, fría era en la escuela, únicamente. Para emprender la vuelta bailando por la calle, Schunain, Schubert, Mozart o Chopin um niño sensible y orgulloso, el sistema bailando de júbilo, cargada con mi botín, y nos leia en voz alta pasajes de Sha de la escuela pública es tan humillante y sintiéndome semejante a un salteador kespeare, Shelley, Keats o Burns. Eran como el de un penal. Yo siempre estaba de caminos. Era una excelente educación, para nosotros horas encantadas. Mi ma en rebeldía.
porque, aprendiendo a engañar a los fedre recitaba casi todas las poesías de Un día, a mis seis años, mi madre se roces carniceros, aprendía también la memoria, y yo, po imitarla, un día, en encontró, al llegar a casa, con un espec técnica que me capacitaría, más tarde, la escuela, a la edad de seis años, du táculo inusitado. Había reunido yo a para afrontar a los feroces empresarios.
rante un festival, arrebaté a mi audito una media docena de chicos de la ve Recuerdo que una vez, siendo todavía rio recitando Antony to Cleopatra, de cindad, todos ellos muy pequeños e in muy chica, encontré llorando mi maWilliam Lytle: capaces de correr, y, después de sen. dre porque en un almacén no le habían tarlos en el suelo, los estaba enseñando querido aceptar no sé qué labor que am dying, Egipt, dying!
Ebbs the crinson life tille fast.
mover los brazos. Al pedirme una había estado cosiendo afanosamente. Yo, explicación, le dije que era mi escuela ni corta ni perezosa, cogí su canasto, En otra ocasión, la maestra nos pidió de baile. Mi idea le divirtió mucho, y me puse una gorra en la cabeza y unos que escribiéramos nuestra historia, y mi se puso al piano para tocar algunos mitones en las manos, y fuí, de puerta relato fue como sigue: aires en mi obsequio. Esta escuela con en puerta, ofreciendo mi mercancía, hasta «Cuando tenía cinco años, vivíamos tinuó abierta y llegó a ser muy popuque logré venderla y regresar a casa con en una casa de la calle 23. No pudiendo lar. Al poco tiempo acudían a ella to el doble del dinero que mi madre hupagar nuestra lenta, nos marchamos a das las chicas del barrio, y sus padres biera sacado del almacén.
la calle 17, y como, al poco tiempo, el me pagaban pequeñas. stimas por ense Cuando oigo a los padres de familia propietario nos llamara la atención, por ñarlas a bailar. Esta fue la iniciación que trabajan para dejar wa herencia a falta do dinero, os mudamos a la calle de lo que más adelante, constituyó un sus hijos, me pregunto si se darán 22, donde tampoco nos dejaron vivir en empleo unuy lucrativo.
cuenta de que, por ese camino, contripaz y de donde nos trasladamos a la Cuando tenia diez años, mis clases buyen a sofocar el espíritu de aventucalle 10.
eran tan numerosas que confesé a mi rero de sus vástagos. Cada dólar que La historia continuaba por este ca madre que me parecía inútil volver a les dejan, aumenta su debilidad. La mino, con un infinito número de mu la escuela, donde no hacía sino perder mejor herencia consiste en dar a los danzas. Cuando me levanté en la clase el tiempo, dejando de ganar dinero. Me niños la mayor libertad para desenvolpara dar lectura a mi relato, la maes arreglé el pelo, peinándome con mono verse por sí mismos. Nuestras lecciones tra montó en cólera. Creía que le estaba a lo alto de la cabeza, y dije que tenía proporcionaron, a mi hermana y a mí, el acceso en las casas más ricas de San Francisco. Yo no envidiaba a los chicos ricos, sino que los compadecía. Me asombraba el comprobar la pequeñez y.
SAN JOSÉ, COSTA RICA la estupidez de sus vidas, y, por comAGENTES REPRESENTANTES DE CASAS EXTRANJERAS paración con estos hijos de millonarios, me consideraba yo mil veces más rica Cajas Registradoras National en todo lo que da valor a la existencia.
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Nuestra reputación de maestros fue creciendo. Nosotros decíamos que nuesMáquinas de Contabilidad Burroughs tro sistema de baile era nuevo. pero, en Burroughs Adding Machine Co.
realidad, no había ningún sistema. Yo Máquinas de Escribir Royal seguía mi fantasía, e improvisaba enseñando a los discípulos cualesquiera coRoyal Typewriter Co. Inc.
sas bonitas que se me ocurrían. Una de Muebles de Acero y Equipo para Oficinas mis primeras danzas fue el poema de Globe Wernicke Co.
Longfellow shot an arrow into the air.
Implementos de Goma (Disparé una flecha al aire) Solía recitar el poema y enseñaba a los niños a United States Rubber Co.
seguir su sentido con gestos y moviMaquinaria en General mientos. Por la nocho, mi madre nos James Montley, New York acompañaba al piano mientras yo componía mis danzas. Una adorable señora, JOHN KEITH RAMÓN RAMÍREZ ya vieja, amiga de casa, una señora que. yenía frecuentemente a pasar con nosoJOHN KEITH Co. Inc.
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