449 prique también le respetabine, sentia la ney extran.
mallorquí, ato que de mi casa, y venía buscar un depar tación para no oírme. De otra parte, vez que charlábam y de los ojos. Una Mientras hablábamos. solía fiar los ojos respetuoso hide uno, me replicó en tono REPERTORIO AMERICANO Antes do terminar un año en situación tan extraña, para no tener que Rubén Darío aquel verano en la costa de Bretana, en hacer las de cierto ministro turco a quien la villa de «un conde ocultista y endelos acreedores sitiaban en su casa de la El refugio en Paris, la vida intima moniado, que tenia la cara de Mefistofeles. el conde Austin de Croso (He villa y coute. nuestro poeta diplomá(Capitulo del libro Rubén Dario, em Vida tico lo abandonó todo: Legación, casa conocido después a de Crose, y puedo Obra, que acaba de aparecer. decir que conserva recuerdos muy finos particular, muebles, hasta el excelente rede Darío. Visitó entonces con su huestrato suyo pintado por Téllez, y, con lo ped al poeta Saint Paul Roux, que moencapillado escapó solo a París. La raba cerca, en mansión de Boultroum, hizo fué a mas al volver a París, reanudó su exismento de la rue Verrier. Sabía bien tencia de reclusión y recogimiento. En que yo, no solamente le admiraba, sino tun singular existencia, trabajaba continuamente: escrbía sus articulos con gran él, como el pobre 18 no cuidado, sin apresurarse, hacía a veces cesidad de que le estimaran. Como no versos, y leía sin reposo, leia libros, reme encontrara, me mandó buscar al dia vistas, periódicos, castellanos siguiente con cierto vejete director de un pequeño periódico jeros, que lo tenían siempre al corriente de la actualidad literaria mundial Esvivía de oportunidades. Qué extraño cuadro Se ofreció a mi vista al penetrar taba lejos, sin embargo, de ser un bibliófilo. No conservaba los libros, ni. sien el cuarto donde se hospedaba, en un hotel cercano de la plaza de la República!
los recortes de todo lo que publicaba.
El poeta, en fantastito traje interior, Cuando partió de la Argentina, en 1898, pijama cereza a grandes flores blancas, no llevaba un ejemplar de Los Raros ni desastrosamente ebrio, se erguía, vaso en de Prosas Profanas, que acababan de mano, entre dos abuelos melenudos, hundidos en sendas butacas y como apoyados aparecer, y, cuando formó esta colección, no pudo incluir ciertos poemas, como en sus barbas semíticas. Habríasele creído un Mesías nipón, en el templo, ante los zime, que debían haber entrado en ella, Rubin Dario, los 49 años doctores de la ley. Sólo que aquellos porque no los conservaba. Un era un viejo periodista español que ha(Dibujo de Schinfrino)
ejembía corrido por Améria y un maestro plar de Abrojos que yo le di, cediendo de escuela francés que hacía traducciones se instaló tan bien que mal sin dilación.
González Blanco para componer sus Padel castellano a precios usurarios. No Desde entonces (abril de 1919) nos ginas Escogidas, y, naturalmente no pudo pudiendo entenderme con mi excelente vimos continuamente hasta que yo parti recuperarlo. Este gran poeta no era un amigo, que des variaba, yo me escabullí. de viaje a mi pais, en agosto de 1911. escritor que se compiace en rodearse de Este gran poeta, que huía de las gentes por las tardes o por las noches, después los elementos de su labor. era un periohasta cerrar su puerta a sus admiradores de la cotidiana labor, iba yo a visitarlo dista que se documenta al pasar y sigue sinceros, se dejaba rodear fácilmente por y pasábamos horas charlando de la acsu camino libre de bagaje literario.
los escritorzuelos o por los parásitos de las tualidad literaria, de nuestros propios propios Las veces que abandonó su departamento letras, que lo explotaban literaria o trabajos, de América: de su literatura y, con sus muebles, en cambio del arriendo terialmente. Igual cosa había hecho en sobre todo, de su política continental. que debía, ni pensó siquiera en sacar Madrid, al llegar de la Argentina, y Delicado de salud, profundamente neu sus libros.
Valle Inclán ne contó que una noche rasténico, nuestro poeta hacia estricta Ciertos días, en que estaba tranquilo, el lo había librado de que lo despojaran vida de interior, pasando meses sin salir, me mostraba sus poemas nuevos y aun de una buena cantidad que llevaba en que amargado, nervioso por sus artículos. Una noche que lo enconbolsillo.
tanta tribulación, se mostraba a veces tré recogido, me leyó en cama, vibrante días después, Dario viene intransigente en sus opiniones y capri aún del placer de la creación, su Canto me, algo sombrío. Había sido victima. esta vez de sus equivocos familiares de la corrección, bastábale un rima que baba de escribir. Imitarán esto también, un amigo mejicano, con quien viniera pareciera incorrecta para condenar una contesté riendo, y no me equivocaba. Code Madrid le había regalado, había des obra sin apelación. Una vez que le mos munmente, hablaba poco y se expresaba aparecido de su billetera. El pobre poeta tré unas cuartillas, me dijo que las pa con cierta dificultad, en frases rápidas, dijo nada. Yo supe la historia labras blondo fabla (en el sentido de imprecisas, que acentuaba de oportunos mucho después, y entonces recordé que fábula) no eran caste an castellanas, y, como yo cara. con la. aspirada de los cenaquel vejete mallorquin quedaba con tomé el Diccionario y empecé a leer los troamericanos y que animaba con la exvuelta al ejecutar los encargos que artículos correspondientes, dejó la habi presión de la boca Dario le hacia. Deseaba habitar cerca acerca de los viejos atormentado por sus continuos temores maestros españoles, como yo, en la intamento alrededor de la avenida del Ob del más allá, hacía ostentación de una transigencia de la juventud, hablaba desservatorio, este delicioso rincón de Ver religiosidad exaltada y algo exterior. pectivamente de salles, incrustado en pleno París. Pronto que con ambigua sonencontramos uno excelente, en unos ba en un crucifijo, regalo de Nervo, que risa: No, ese tenía su cosa. como jos de la rue Helder, número y. con a la cabecera de cama, y cuando criticaba a otro menos famoso. No, ese tentos del hallazgo, cenamos aquelle no: yo, que atravesaba una fugaz crisis de tenía también su cosa. como censuche en el Café de la Paix, rumbosamente. escepticismo, sonreía de sus exaltaciones, a otro inferior: También tenía ¡Cuál no fué, pues, mi sorpresa cuando exclamaba mirándome severamente. Las su cosa. de alli no salió. Pero cuando al día siguiente Dario me dijo que no aristocracias son siempre religiosas. Em. cedía a la tentación del demonio del contaba más que con mil francos para pero, algunos días estaba sereno y de alco alcohol, su palabra se hacia fácil y instalarse! Nos lanzamos al boulevar Se buen humor. Ironizaba finamente a pro hasta elocuente. Como transformado, bastopol, y allí conseguimos adquirir los pósito de ciertos personajes que se pie me refería entonces numerosas muebles indispensables, sin omitir un caban de literatura, y, revelando al fauno dotas de su infancia y de su juvensaloncito laqué blanc. Como Francisca que en él había, hablaba de cosas ga tud errante, que recogería luego en su Sánchez llegara entonces de España con lantes mas nunca groseras, sonriendo o autobiografía, evocando particularmente su hijito y su hermana, nuestro poeta riendo sin ruido, según su costumbre. los días de lucha y de ilusión que viAcompañado por Ricardo Rojas, que (1) De la vida de luben Dario, contada por el mismo.
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andaba por Europa, nuestro poeta estuvo en tanto Pocos verno me tenia raba a anéc. 1) De la vida de. 29. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica