REPERTORIO AMERICANO 359 LETRÁS ITALIANAS Soñador impeuinente, con el atavismo del descontento en el alma, recorrió la Europa y justa y digna expansión, allí produjo sus obras, querido determinar modos y la duración la América. Algo le empajaba a ir más lejos, grandes, fuertes y bellas.
de la expiación, de donde resultaron las y después de haber soñado todas las fantasias Desde los días lejanos de la infancia tuvo prácticas expiatorias. Todas estas, mateque guardan los libros antiquísimos; y aún Lafcadio Hearn una fatalidad que cumplir: rializando el proceso espiritual, convirdespués de haberlas superado en dos o tres buscar esa tierra de ensueño anhelada por la tiéndolo de interno, que es en externo, libros maravillosos, buscó la realidad, yendo joven griega que enamoró el extranjero con caen también en el campo utilitario. El a un pueblo desconocido, semi bárbaro para quistarlor en las playas jónicas. Siguió el ca perdón llega a ser algo que se concede nosotros, hallando en él su verdadera patria.
mino del sol siempre hacia Occidente. Pero, en cambio de cierta determinada acción llega un momento en que el Occidente se Si la pafria es el amor, turo en el Japón a que se lleva a cabo en beneficio de quien transforma en Oriente y el Nuevo Sol alumSetza Koizumi, la risueña y encantadora, la fué ofendido o de quien lo representa.
brà la esfera. El regreso es una ficción del viPequeña Primavera de que nos habla en uno Contra esta materialización contra las vir; una mentira del espíritu. Pero hay tamde sus libros. Si la patria es la familia, sólo indulgencias) se rebeló el espíritu ético bién en la vida un límite, un punto de reposo.
alli la tuvo. Si es la religión, allí la encontró, de la Reforma, primera manifestación, En él planta su tienda el viajero, echa: el an.
racional, digna, capaz de aceptar las enseen los tiempos modernos, de una inás cla el navegante, y vive, es decir, muere.
ñanzas científicas sin menoscabo de su doctrina profunda filosofia moral.
Que todos, como Lafcadio Hearn, soñador Con la expiación, se dice, que el mal de paz y do, fraternidad humanas. Si es la sa de los grandes ensueños, encuentren una Koizutisfacción de un medio propicio al ensueño, queda borrado; en realidad lo que se donde la actividad natural del individuo halle mi y un hogar para el ensueño. Es toda la afirma es que se ha expiado el nial, nada felicidad.
más. Porque borrar, en el sentido de anular lo que ha sucedido, lo que ha Juan Mas y Pi dado lugar al proceso de expiación, es 20 de julio, 1911. Buenos Aires.
algo manifiestamente absurdo. Ni siquiera, en el borrar material que se hace de una escritura en un papel en el que aparecía, puede hacerse que lo que estaba escrito no lo haya sido. Se podrá hacerlo inviDel perdon y el olvido sible pero anularlo 110.
En este caso (se observará) si es po(Trad. y envio de José Fabio Garnier. sible perdonar, es imposible olvidar: las ofensas estaráu eternamente presentes Perdonar y condenar son términos co porque no desean provocar luchas o dis ante nuestra conciencia. En realidad, es rrelativos que tienen significado, en el gustos, en uva palabra, porque buscan imposible olvidar, si por olvidar se encampo meramente utilitario antes que en la propia comodidad; también ellos, aceptiende la absoluta extinción del recuerdo cualquier otro. Ss puede iniciar una ac tado que al principio hubiesen sentido del mal, lo que significaría extinguir el ción que cause daño a un individuo, sus en el alma una tendencia generosa, la hecho mismo, mutilar la realidad des.
penderla enseguida y hasta preocuparse pierdeu enseguida y descienden a la es truyendo un eslabón de su cadena, elipor destruir sus efectos: condenar y per fera utilitaria. No me detendré en mos minando un momento de su existencia.
donar. Por ejemplo, se puede (como an trar cómo ese proceso de condena y de Pero es posible olvidar eu sentido relates se hacía) llevar al delincuente hasta perdón, con las relativas perversiones tivo. Porque. qué es lo que recordamos?
el patíbulo, y anunciarle alli mismo que unilaterales, descritas por mí en las re. Las cosas que nos importa no olvidar, le ha sido concedida. la gracia. Son dos laciones de un individuo hacia otro, tiene las que representan problemas para nost acciones conexas, sí, pero distintas, que lugar también, en idéntica forma, en un otros aún no resueltos. Pero cuando un tienen, una y otra, un muy diverso mo mismo individuo. Existen, en verdad, los proceso ha concluido se le olvida en tivó utilitario.
indulgentes consigo mismos y los auto sentido relativo ya que 1108 desinteresaatormentadores despiadados; sobre ambos, mos de aquel pasado que es un problema Pero, en el campo morai, la acción de está el hombre que se condena a sí mismo resuelto; de él nos acordaremos de nuevo condenar y la acción de perdonar no son y no pierde la fé, procurando hacer las cuando tenga conexión con un nuevo dos sino una sola. Toda condena es un cosas cada vez mejor.
problema que se nos presente como en perdón, es decir, una invitación y, un La condena que es perdón, y el per el. caso en que un individuo caiga nueauxilio para redimirse; y todo pordón, dón que es condena forman lo que se vamente en la misma forma de pecado por el mismo razonamiento, es una conllama también expiación; ésta no con otra vez cometido y que parecía ya ex: dena. No hay otro sentido diverso de siste, como es sabido, sino en cambiar piado.
éste, en el perdón. Los dos momentos las propias disposiciones de ánimo, dando ¿Y quiénes son aquellos que nunca ol.
son indivisibles, como lo son la afirinaamplitud y fuerza cada vez mayores al vidan y aquellos que siempre olvidan?
ción y la negación.
hábito moral. Cuando esto ha sucedido. Ya los conocemos: los rencorosoy y los Coutra esa unidad de los dos momen cuando so ha adquirido conciencia de tolerantes, que se presentan con disfraces tos pecan, si bien en opuesto sentido, que somos incapaces de caer de nuevo nuevos. Los rencorosos dicen que pueden tanto aquellos que condenan y no per en la falta cometida, cuando el delito perdonar pero que no les es posible ole donaui cuanto aquellos que perdonau y aparece ante nuestros ojos como un pa vidar; el hecho es que no perdonan, que 110 condenau: los que guardan rencor y sado lejano que nos es extraño, cuando nunca supieron ni sabrán perdonar con los tolerantes. Los primeros condenan y nos preguntamos, casi sin comprender plena sinceridad de alma, Los tolcrantes aborrecen hasta más allá de la tumba, bien la interrogación, cómo pudimos ha afirman que ellos perdonan y olvidan a esto es, aún hasta cuando ya no hay lu cer aquello que hicimos, entonces se ha un tiempo mismo: en realidad nada tiegar ni para la condena ni para el per expiado de verılad y nuestra culpa está nen. que olvidar puesto que nada han dón, hasta el momento en el que debe redimida. Los modos y la duraoión de recordado del mal, no han condenado hacerse valer solamente el juicio sereno la expiación no se pueden determinar a la falta al lado de la cual pasaron cou de lo pasado. ese detalle descubre su priori, como claramente se vé hasta en ligereza suma y con suma despreocupacoutradicción. Porque si es cierto que algunas fórmálas religiosas: hay pecado ción. veces nos sucede encontrarnos ellos han sido provocados en su origen. res que no logran salvarse si no a costa ante esa aparente bondad y ante csa por un motivo moral, también es cierto de una entera vida de áspera disciplina, generosidad aparente y ante ellas dudar, que lo han perdido de vista enseguida así como existen otros que se redimen y contra ellas indignarnos porqne indigo lo han mauchado con sentimientos de con wa lágrima tanto más pequeña nación produce el que haya hombres venganza personal; descendiendo así de cuanto más ardiente y purificante es. que no sienten las ofensas. Para perla esfera ética a la meramente utilitaria. Por otra parte, la Iglesia, en cuanto ins denar con sinceridad es preciso, antes, tit uto jurídico semejante al Estado, hababər sentido la ofensa.
Los segundos, los tolerantes, no condenan nunca, no por bondad de corazón Benedetto Croce (la verdadera bondad es deseo de bien. Páginas 29 a 12 del libro Frammenti di Etica, editado en Bari en 1922 por Laterza o hijou. sino porque no quieren tener molestias. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica