302 REPERTORIO AMERICANO mando al país a los deportados y entrega el de la moneda y con una creciente depresión eco.
mando al elegido, su suerte seria distinta. Pero nómica general, fué la señal para el cambio de el señor Leguía estaba en un callejón sin salida; escena. El domingo 24 de Agosto, al regresar del la ambición y la vanidad exacerbadas y mimadas, hipódromo, el señor, Leguía se encontró con que los intereses cada vez más desenfrenados creci. el pueblo empezaba a amotinarse en las calles dos a su sombra, el temor a las represalias y ante la falsa noticia de su fuga en aeroplano y.
venganzas de sus numerosos enemigos, todo cong.
con que la oficialidad de la guarnición de Lima piró para que el señor Leguía se quedase. De le exigia su dimisión. Simbólica anécdota ésta todos modos, lo cierto es que el señor Leguía del señor Leguía exhibiéndose en el hipódromo sabía que los tan decantados méritos de su go. por última vez en su vida presidencial, no obg.
bierno. la conservación de la paz pública, poi tante la revolución extendida ya por todo el sur ejemplo durarían lo que él durase, para luego y los primeros síntomas de inquietud. en Lima.
venir las más negras perspectivas. Al señor Le. En ella hay hoy dos explicaciones, ambas muy guía le faltaba del gran politico efectivo, entre sugestivas para el conocimiento de la sicologia otras condiciones, ese arte de crear una tradición, del señor Leguía: o un deseo de farsa, de bluff. de hacer funcionar a un país o a una época aún para la sensación de normalidad o un gsto de sin la presencia personal, arte en que fué maes.
inconciencia, de empaque. Joven o viejo, civilis.
tro, por ejemplo, Diego Portales cuyo espíritu ta o anticivilista, con grandes problemas y res.
siguió inspirando la política chilena por largos ponsabilidades encima o en días serenos, en 1908 años después de su muerte. Desdeñosos del des. como en 1912, en 1919 como en 1930, el señor Le.
gaste natural proveniente de once años de poder guía asistía todos los domingos a las carreras de omnimodo, el señor Leguía y sus más cercanos caballos, en las cuales tenía un stud, por cierto consejeros y servidores actuaban bajo una con. el de mejores caballos y el más privilegiado. Alli signa trágica: Durar.
estaba la gran pasión, el gran amor de su vida.
Nada había organizado políticamente, aparte Sus impulsos primarios se satisfacían allí: el de los elementos gobiernistas; la caída del gobier. gusto por la exhibición, la compañía deferente de. no era cuestión de fuerza, de hecho. Estos dos damas y cortesanos, la sensualidad de apostar y postulados hacían comprender que el sucesor del de arriesgar y, casi siempre, la alegría de triun.
señor Leguía seria un militar. Qué militar? Ese far. Sobre todo el juego, así depurado, moderno, era el enigma.
sajón debió gustarle mucho. no eran también El golpe del comandante Sánchez Cerro ocupaciones de jugador las dos profesiones de su Arequipa coincidente con una inverosímil baja vida, la de hombre de negocios y. de político?
en vorge. Ba adre Lima 1930.
En un artículo posterior el autor intenta analizar la situación general del Perú con la caída de Leguía y las perspectivas que existen dentro de la vida política y social de ese país.
Materia del diálogo. Titiro, tú descansado tocas y cantas tus amores, mientras yo me voy dle inis tierras. Un dios me ha dado este bien; pues él es dios para mí, y yo le haré frecuente sacrificio; así, yo canto, y mis bueyes pacen. Es esto mucha maravilla cuando por todas partes hay tanta revolución. Yo mismo, mira cómo con pesar voy arreando mis cabras; y vengo tirando de ésta que acaba de parir en el camino. Los agüeros me han predicho esto; el rayo y la corneja; pero ng lo entendí por tonto. Mas ese dios quién es. Creí que Roma es como la Mantua a donde llevamos a vender nuestras crías; yö acostumbraba comparar lo pequeno con lo grande; pero no hay comparación posible. ¿qué tanta necesidad tuviste de ir a Roma. La de obtener la libertad, que al fin me llegó de viejo, ahora que vivo con Amarilide, y ya rompi con Galatea. Con ésta nunca tuve ni esperanzas de ser libre, ni cuidado de mis ahorros, ni lo pude. Ya extrañaba yo por qué Amarílide deprecaba a los dioses, y para quién dejaba la fruta en los árboles: tú estabas ausente.
Toda la tierra te llamaba. Cómo hacer de otro modo? En otra parte ni podía yo conseguir la libertad, ni conocer a esos dioses poderosos. En Roma conocí a ese dios, que me ha conseguido la seguridad de mi tierra. Oh hombre feliz! Tu hacienda pues no será perdida, y ella te es bastante, aunque las piedras y los pantanos cubran los pastos. Los pastos desusados no dañarán a tus cabras de cría, ni las contagiarán las pestes del rebaño vecino. Dichoso de ti; aquí entre los sabidos ríos y los veneros sagra dos gustarás de la fresca. sombra. De un ladı, sobre el lindero vecino, el seto, čityas flores chupan las abejas, te convidará como siempre al sueño con su susurro; del otro, el podador cantará a los vientos; y las palomas y tórtolas no dejarán de canturrear en el alto olmo. Antes por tanto los ciervos pacerán en los aires, y las mares arrojarán los peces a la playa; y antes, después dle recorrer de cabo a cabo las regiones del Parto y del Germano, beberá el Parto, remoto de su tierra, las aguas del Saona y los alemanes las del Tigris, que el rostro de ese dios caixa de nuestro pecho. Do semejanto suerte nosotros nos iremos de aqui, unos al Africa, otros a la Escitia y al Oaxis y a Inglaterra, separada enteramente del mundo. Alguna ocasión, después de mucho tiempo, viendo yo estos campos de ini tierra y el techo de mi cabaña, hecho de césped, el reino mío, sen.
el gozo de ver unas cuantas espigas. Tendrán los soldados estos campos de cul.
tivo; estas siembras los bárbaros? He aquí las resultas de las guerras, y para quienes sembramos nuestros campos. Ingerta ahora perales, Melibeo; arregla los viñelos! Idos, cabras mias, dichosas antes. Ya no os voy ver más, recostado en la verde gruta, como colgáis de los peñascos a lo lejos; ya no os diré mis versos, ni paceréis mientras canto. Pero pasa la noche conmigo nyní. Ten.
so manzanas, castañas y queso. ya humea lo alto de los techos de las granjas, y caen do los montes espesas sombras.
Bucólicas virgilianas En la traducción de FRANCISCO DE TIERRASTI Prof. de Lengua y Literatura Latinas en la Facultad de Altos Estarlios de la Universidad Nacional de México.
Primera bucólica Ocasión del poema Cuanilo Antonio y Octaviano partieron a pelear contra Bruto y Casio, prometieron a sus veteranos que les llistribuirían las tierras de los diversos pueblos que habían simpatizado de parte de Casio. Después de la batalla de Filipos, Octavio volvió a Italia a cunrplirles a los soldadlos la promesa.
Pero los terrenos determinados no bastalan para satisfacer a 170. 000 hombres; y.
además los soldados invadian terrenos no asignados; y de Cremona se pasaban a Mantua. Los mantuados iban a Roma a gestionar por sus posesiones; y Virgilio fué entre ellos. Por medio de Asinio Polión obtuvo de Octaviano que su propiedad mantuana quedara segura; y celebra el fa vor en esta composición. Fué escrita probablemente en septiembre de 39 Materia del poema.
Es un diálogo entre dos pastores; un boJero, Titiro; y un cabrero, Melibeo. Titiro está recostado en el suelo en su granja mantana tocando su pipitana de avena y alternando cantos amorosos, cuanilo Melibeo pasa arrennilo sus cabras, arrojado de sii tierra por la invasión. La escena es al.
pie de una haya en la granja de Titiro.
La granja es pedregosit y pantanosa; pero tiene layas, castaños, sances, pinos, olmos, árboles frutales y arboledas. Tiede agua y vencros. hay palomas, tórtolas y abejas.
Titiro hace queso y vende sus crías en Mantua.
Titiro es senex, tiene más de 45 años, y ya está cano. Vive ahora con Amarílide, y se ha separado de Galatea, su mujer an.
tes. Pasó la vida de esclavo de un señor que vive en Roma; pero acaba de comprar aquí su libertad y de obtener la quieta posesión de la granja.
En Titiro están confundidas las dos personas dėl esclavo del dueño de la granja, que ha ido a Roma a obtener su libertad con sus ahorros, peculium, y la del dueño mismo, que recibe de Octaviano la posesión segura de su tierra.
Melibeo, el cabrero, tenía en su tierra perales y vides, y cítiso y sauces. Pero su campo era pobre; vivía en una cabaña humilde, techada de pasto. Ahora Melibeo no tiene sino las cabras que pasa arreando sin saber a dónde va, El vestido de los pastores no se expresa La edad de Melibeo tampoco se sabe; pero parece ser acqualis de Titiro.
La llora de la escena es al caer in tarile; pero todavía el sol lace sombra. Melibeo se va solo. la distancia se ven las vistas de otras granjas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica