CommunismJosé Carlos MariáteguiMarxViolence

REPERTORIO AMERICANO 309 ex había de valor auténtico y sinceridad. aquel que se acerco a José Carlos siem variados y lejanos sucesos de la «escena Nunca se apreciará, debidamente, esta pre alcanzó lo que de él pretendía. Su contemporánear. y de los más diversos facultad admirable de Mariátegui. La de amplitud acogía sin distinción hasta las y complejos fenómenos de la realidad aprehender todo lo valioso, la de amar cosas que eran antípodas a su ideología. peruana, de aquella sobre la que es potodo lo sincero, muchas veces en cam Yo no sé qué elogio podría hacerse sible escribir, su perspectiva poliforme pos adversos, pero sin abdicar ni un mi de este hombre. Sólo sé decir que, para estaba unificada por su filiación y su fe.
nuto de su posición definida y concreta. mí, fué una constante lección de opti Por eso su obra es de comentador, y, al de ahí que su ausencia, en el campo mismo, de abnegación, de desinterés. En mismo tiempo, de propagandista; es segura mismo de la lucha, será sin remedio. su sillón de ruedas, corroído por el mal hasta llegara la precisión matemática y al Su espíritu, su recuerdo serán acicate, que lo asesinó, ese mutilado hombre ca mismo tiempo, profundamente revoluciogonfalón; pero faltará el tacto que le bal fué el más vigoroso ejemplo de hom naria. Aigunos osamos estar en ciertos hacía conducir sus ideas y sus fuerzas bridad.
aspectos distantes de Mariátegui; quizá por entre todos los escollos, dominando José Dlez Canseco su autodidactismo lo perjudicó haciénlas situaciones, haciéndose amar, espedole superestimar el valor de Marx pertar y, a menudo, temer, por los más diendo con ello el sentido americano encontrados. No quiero, en esta hora que José Carlos Mariátegui representó el autónomo que tiene, por ejemplo, Wales de doloroso desconcierto, insistir nás. rol de un símbolo. Fué el símbolo del do Frank; quizá su espíritu periodístico Me prometo aunque nadie me lo pida Perú. Sin él, lo mejor, lo que hay de y su rigidez doctrinaria, dan a algunos como deber para mí mismo, bosquejar más puro, de más sensible en la con de sus ensayos cierta endeblez. Pero, a pronto la figura de José Carlos, decir ciencia de la nueva generación peruana, pesar de todo, su obra es tan trascencuanto fué, entrar en su obra y en esa habría permanecido soterrado, esteriliza dental que parece ungida por una preiniciación mística de sus primeros días do por la acción del servilismo y de la destinación que éſ intuía en 1924 ante literarios, misticismo que, aplicado a la rutina. Todas las injusticias se recrearon una de sus crisis cuando decía que no realidad, hecho sangre, ha sido la esen en Mariátegui. Hasta la Naturaleza mis podía morir ya que las vidas son como cia misma de su pensamiento y de su ma, a menudo pródiga en procrear mal flechas y la suya no había llegado aun obra.
vados e inútiles, fué parsimoniosa, avara, al blanco. Su obra supera a la de GonFué a la Revolución, con el corazón con la vida de este hombre bueno y zález Prada porque está dejada de la más abierto y puro que he conocido, justo. Voluntad de vivir, ansiedad de comodidad y de la tranquilidad, porque pero llevando, como contrapeso, su superación, tensión máxima en el arco está hecha con persistencia, porque conperiencia europea, su análisis de la rea para lanzar las flechas de su ideal, tales textura una interpretación dialéctica de lidad. Ahí está su obra, inmensa y de fueron las características de ese espíritu la evolución del Perú y del inundo.
nodada. Ahí está su vida rota, sacrificada abrillantado en el sufrimiento intimo y Quien esto escribe. vuelve a decirloa su obra. Ahí está ese ejemplo inolvi tendido con impetu trágico hacia el no es comunista. Pero fué bello ver a dable, del hombrecillo que desde un si Porvenir.
los discípulos y adeptos de Mariátegui llón de ruedas, fué el cerebro vigilante Pero Mariátegui como símbolo repre despedirlo entre banderas rojas e himnos y el pensamiento alerta de una genera senta mucho más. Su vida varonil, he proletarios. Así le hubiera gustado que ción que no ha llegado aun a su pleni roica en el más alto sentido del vocablo, lo despidieran no en su muerte, que tud, pero que no podrá perder do vista supera lo ejemplar; llega a ese trágico no se ha producido aun, sino en su aununca lo que el dijo. Ahí está, para inaccesible, ante el cual, mudos de estu sencia. Así afirmaban ellos, a pesar de dolor de todos, de cómo viven estos hé por, inclinamos la frente con reverencia. la desgracia, su esperanza, esa misma roes sin mancha, vencedores aunque ¿Ejemplar esa vida. Cuántos están dis esperanza que él afirmó a pesar del dolor.
sean pobres porque no hay que con puestos a seguirla? Sin embargo, para fundir derrota con pobreza su hogar honor de la generación actual, para digJorge Basadre deshecho y pobre, y la acuciocidad vi nificación de la vida misma, podemos gilante de sus compañeros, de sus admi deducir un ejemplo. Mariátagui, pobre, radores que fuimos todos; aun los que, enfermo, débil orgánicamente, supo afir Si con la muerte de José Carlos Maen la hora sin dobleces, de la muerte, mar su fé con valentía, supo propulsarla riátegui hemos perdido a un escritur de puedan haber sido capaces de una reti con desenfado, con violencia; según frase extraordinaria inteligencia, cuya obra cencia ante esa vida que debiera con propia «metió toda su sangre para co multiforme se agigantará con el correr vertirse tanto en ejemplo como en re municarle pasión a sus ideales. y esto, de los tiempos avivando el premio de mordimiento, para los que no saben ni. jen qué hora! Cuando todos los que religiosa admiración de las generaciones pueden sacrificar nada de su sensualidad legados a la linde de la madurez. co venideras, hemos perdido también a un exacerbada, a una idea; ni siquiera a un locan un biombo de color púdico para hombre cuya vida era un símbolo admiinterés.
ocultar las travesuras rojas de la juven rable de moralidad, de abnegación. de El último de todos, en el homenaje, tud. Mariátegui subraya con gallardía consecuencia, de bondad, de pureza ospero no en la amistad ni en la admi sus gestos de protesta, y, así ha quedado piritual y de acerada voluntad organiración, quiero que mi nombre se una, hieratizado, al paralizarse el ritmo de zadora, siquiera por última vez, al del hermano su corazón, al apagarse la luz de su in Viendo a José Carlos Mariátegui, en definitivamente ausente.
teligencia, al enmudecerse sus labios para cuya salud el destino se ensañaba con Luis Alberto Sánchez trasponer las fronteras de la muerte. refinada crueldad, se recibía la más herHa muerto como un hombre de ideas y mosa lección del dominio de la voluntad como un hombre de lucha. En adelante, y se presenciaba el más rotundo triunfo En nuestro medio, Mariátegui es un una vez más, los que poseen vértebras de las fuerzas del espíritu sobre las de caso insólito. Supo rectificar su vida en serviles e intestinos insondables, no po la materia.
el momento preciso. Después supo mandrán hacer casuísticas diferencias entre En este hombre de rectitud acrisolada, tenerse en la línea que se trazara, sin uno y otro.
jamás se anidó un peusamiento impuro.
a partarse un ápice de lo que él creyó Eugenio Garro Por eso sus frases tenían uncióu evansu deber. Ese hombre admirable justificó gélica. Porque fué el espíritu más diásu vida. Para él, treintaicuatro años de fano, blanco y avizor de su época, supo existencia han sido algo más, pero muValdelomar unió al periodismo, el sen decir con bizarría y valor sin par lo que cho más, que una aventura, Vivió seria tido estético; Mariátegui unió al perio muchos sienten pero no se atreven a mento sin ser solemne. Su inteligencia dismo, el ensayismo social. Esta fusión expresar.
sólida tuvo el encanto de una agilidad se operó en el merced a un serio auto Porque fué bueno, inmaculadamente sonriente, de una presteza de aprecia didactismo, que, en una transformación bueno, prefirió la vida de lucha constanción que no falló jamás.
maravillosa, llevóle de la dirección de te, de sacrificio renovado, a los triunfos Su generosidad no fué efectiva sólo El Turf a la dirección de Amauta, de fáciles y por eso estuvo al lado de los en lo cotidiano de la vida. Yo le he la crónica local al libro de trascen quo necesitaban una amorosa comprenvisto gestos franciscanos. Pero todo dencia americana. Giosador de los más sión para sus dolores y sus desventuras. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica