REPERTORIO AMERICANO 243 Las dos hermanas de Tunja las frases.
generosa Al pie del monumento que remelos acantos, las guirnaldas, los capi. mora la batalla, cerca del puente de teles, las espiras salomónicas, los esBoyacá esperaban las comisiones; gruChlebnikación directa pejos, los óleos ricos de color de los pos a pie, damitas, jóvenes, funcioretablos. Altorrelieves asombrosos, finarios, militares, particulares, estuguras graves de upóstoles ennobleci.
diantes. Al detenerse el coche, gritos, das con mautos de esmaltes en oro, vivas, saludos; remos de flores y banell azul, en rojo virgenes de túnicas deras. En las presentaciones suenan rosadas, damasquinadas, increibles; munbres que han sido proceres: Otajuegos alados de ángeles que se arranloras, Restrepos. En los uniformes, can a la escultura para danzar ritmos en las maneras cuitas de los oficia3. The audaces, contradictorios, concurrentes les, hay una vaga reminiscenciu bolicomo en la sinfonia. Fiesta de colovariana. Dirgie una joven hermosa, ros, gracia de lineas, triunfo de persgentil, la reina de los estudiantes pectivas, éxtasis y acción; arte cabal.
tunjeños, la Señorita Teresa. Cainarte teologico; gloria de América.
bian de manos las ofrendas florales Berruguete y Palestrina realizados se hace ruledo para iniciar los disen el hálito de una nueva creación.
cursos. Vuelan las imágenes atreviPrimitivos y clásicos pierden en tin vidas como las águilas de Boyaca; éxtasis la ruta y dejan convertido en gallardos rastrean el er: oro y el ritmo su clamor; eso es el gullo adormecido, uhondo scutiplateresco, el churriguera en Hispainiento aviva ci cl dolor de la decaden noamérica.
cia con el recuerdo de. pretéritas La guia gentil, Mercedes, muestra glorias. El viajero, que es recibido timidamente los teseros de su ciudad como huésped empieza a despertar y delante del altar maravilloso agnarde la modorra de los largos viajes, da perpleja la impresión del visitante; se desentume apenas del viento frio parece que temiera la incomprensión, en el coche abierto. Quedaron atrás la perenne fatiga de los cansados de los páramos lluviosos y ahora se la 10 ver. Después, la voz femenina despejado el cielo; la claridad inunda empieza a referir circunstancias, exel ambiente, lustra los pra.
ptica datos, ayuda a sentir. Un hilo dos pone radiación en las corolas.
invisible atala voz. melodiosa con sobre la columna y en las lápidas Por Oxirds los ritiros plásticos, incoustimados de se orean las leyendas heroicas, gritos lus retablos y parece que acabara entusiastas rompen las vibraciones por darles sonoridad. El anhelo hulatentes, decesos mirajes hechos de viento, campanarios. Rennates de cúpula y torre fin man se funde en los signus divinos el mivapor y luz. Ondea la bandera de Colombia gen un anhelo pertinaz y colectivo; por la pe lagro de la belleza se consume pleno, misteque toma su ocre al paisaje de las cortadas; riferia las construcciones se achatan como si rinso y profundo, fugaz siempre y sin embargo, irrumpe el color inexicano con su rojo vivo de volviesen a confundirse con la roca primitiva. eterno. Todavia al salir del templo y canisangre y su verde de iltision aplazada. Viva Las casas todas se aprietan constituyendo or nando por las aceras en el atardecer se divi.
ganismo. Los muros son de silleria, sólidos, san en la lejanía los azules diáfarios de ta manos se buscan, saludan efusivas, los ojos como para resistir los vientos, los siglos, las meseta las colinas verdeantes por delante ahondan su mirar, reconociéndose, interrogande la cordillera imponente, distante.
do la realidad personal para ver si corresponLas damas se despideo y una comisión masde la ficción. Fraternidad hispana tiembla. El hotel, de amplios salones, ta a la plaza. La culina toma los viajeros para ver de prisa en el mismo ambiente en que hace poco más de un siglo se destrozaron las legiones en plaza es vasta, toda empedrada, desolada; un gran el pozo del cacique indigena; una fuente de cuadrado sin árboles, sin bancos, simple lujo de aguas abundantes a donde se supone echó los conflicto desventurado. No lo reconoce asi el monumento en la placa que recuerda el aporte rusiar modernoide, casas de largos balcones espacio. en los cuatro costados, salvo tesoros el último rey aborigen para librarios atgún del vencedor. También bajo la tarde, ya oscude la Legión Británica? Ya desde entonces verdes sobre muros de azul o de blanco. Veilra y lluviosa, se hace la visita de los cojines mietidus ellos como una estria que parte el tanas enrejadas, celosías y como tapa de patalladus en lo alto de una roca basáltica sugranito aborigen español. Llegan más augoda china, largos aleros que rematan la compuesto adoratorio de los indigenas. El huéstomóviles, crecen los Vivas; la mañana ha ba de tejados ocres, manchados de lama. la ped no deseaba ver colegios; oyó hablar de lavado, se ha puesto de gala para el desfile.
derecha, una catedral de piedra, pórtico sobrio, un mes de Maria con ofrendas florales y leCoches embanderados, agrias bocinas y bu de estilo español, horriblemente afeada por tanias cantadas y habia encargado a sus guías lliciosos manifestantes van por la carretera femeninos que lo llevasen. Penso volver a dentro con unas ojivas de colorete. Al lado de moderna, por el fomo de las viejas colinas ver la Catedral una linda casa modelo de estilo hallar intacta su infancia envuelta en nita, temerosa dulzura del aura materna. pero deautes, por el filo de los granitos que sirvie. tunjeno; larga celosia central y a ambos lados ron de pedestal a los guerreros. Por dentro, balcones pintados de verde.
prevalecieron los hombres y allá fué, a disen el coche del huésped, va la reina estudianPero hay mucho tesoro escondido que no gusto, al Instituto. Bajo los aleros de un viejo til, blanca, morena, fresca, habla y parece que podria descubrir el viajero en solo unas horas; corredor y en el patio descubierto se agrupa.
la menuda lengua tropezase con el paladar por eso las damas solicitas se han ofrecido a ron los estudiantes y se produjo el discurso, tomando acentos como de roce en seda o en acompañarlo. Una de ellas, Mercedes, herma El discurso sorprendió al huésped y lo arranco de su desgano y somnolencia. El orador juve.
terciopelo. Una voz que rompe la indiferencia na de la reina, conversa, explica y orienta a penetra como licor suave aromado. La voz lo largo de las calles que se adornan con la nil, casi infantil, definió un programa conciso, anuncia los encantos de Tunja, los arreglos fiesta de las rejas y ondulan, se enlazan por claro, generoso. Aurora siempre joven a pesar de las fiestas. Al otro laito del huésped coul lo alto en la linea irregularmente armoniosa de los siglos que quedan atrás eclipsados cada versa también, afable, el oficial que parece de los tejados. Pasamos la torre cuadrada, vez que sale la aurora.
arrancado al cuadro de la vieja batalla boya torre casi mudejar de San Ignacio; llegamos a cense. Por el frente, tu entavainiento de coli la fachada morisca del antiguo convento de La banda municipal ha ido a tocar galantenas, en los costados, las montañas, en el fou San Francisco; sólidos muros, vanos, escasos mente bajo los balcones del huésped. El dido. las cordilleras. La ruta sube y baja, sernobles; por dentro el claustro. doble arque rector ha presentado un programa; música cxpea; de pronto, en uno de los altos, logran los ría en cuadro.
tranjera nala, de segunda, el país de su ojos descubrir la ciudad. Se diria un miraje de El orgullo de Tunja es la capilla del Rosa origen. Balker y Wolfes y Jones pueden hacer cuento oriental. Sobre el tapete de las coli rio, en San Francisco; clásico esplendor ibero inaquinarias pero hasta ahora todavia, 110 10nas quemadas de sol un agregado de cons americano, oros radiosos igual que en el tiem gran rimar sonidos. El huésped indiscreto to trucciones macizas, aplanadas noblemente como po en que incas y aztecas pulimentaban discos dice y que prefiere algo compuesto por un para realzar el hálito de las azoteas y los imitando al sol; pero enriquecido el alarde con Gómez o Martinez o González. Que no saben revoluciones.
la infi Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica