Repertorio Americano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA 1930 Sábado de junio Tomo XX San José, Costa Rica Núm. 21 Año XI, No. 493 SUMARIO Juan del Camino Salomón de la Selon Coto.
El medallón de Sucre.
Testimonios.
Poemas. Cantos de la Madre Un libro póstumo de Manuel Diéguez.
Alfonsina Storni, poetisa argentina Autodemolición.
Alejandro Alvarado Quiros Bolirar, Nontalco, Sucre Federico Janso Claudia Lars Raul indino Enrique Diez Canedo Alfonsinu Storni El Alcalde criollo pontificn.
La Revolución de la India.
El tesoro de la energia eléctrica.
Resolución 37 del Servicio Nacional de Electricidad.
Mensaje de Vasconcelos a los venezolanos.
Tablero (1930. El medallón de Sucre De Nuestra Tierra Promelida. San José, 1925.
En nuestra Centro América, Honduras puede ufanarse de haber sido la cuna de los dos varones más ilustres de la época federal: Valle y Morazán, el sabio redactor del acta de Independencia y el guerrelo que llegó a personificar el ideal de unión de estos cinco jirones de la patria.
Venezuela en Sud América ha tenido igual favor del destino. Vieron la luz bajo su cielo Miranda, el precursor de la libertad, Bello, el genial humanista, educador de pueblos, y toda una legión de héroes que derramaron su sangre en la epopeya homérica que duró catorce años, como para afianzar por tan larga y dura prueba el derecho de ser libres; pero anto todo Vebiezuela honró para siempre la raza hispanoamericana con sus dos hijos predilectos, Bolívar y Sucre.
El primero es, para decirlo con las inolvidables frases de Rodó. Grande en el pensamiento, grando en la acción, grande en la gloria, grande en el infortunio; grando para magnificar la parte impura que cabo en el alına do los grandes y grando para sobrellevar en el abandono y en la muerte, la trágica expiación de la grandeza. Bolívar fuó el genio providencial que a pesar de sus derrotas y de sus errores, debía triunfar en la magna empresa do redención. Bolívar es desmesurado y sólo puede compararse con una fuerza de la naturaleza. Sucre es humano. Sus cualidades pueden ser apreciadas y deben ser imitadas por los hispanoamericanos que podemos llamarlo con justo título nuestro compatriota. Sus triunfos fueron el resultado más que del influjo de una estrella feliz, de lenta previ sión, de perseverante esfuerzo, do viril energía, de ciencia militar, de consumada diplomacia.
En su vida del Mariscal Sucre dice el doctor Laureano Villanueva. La bondad de Sucre, su dulzura, la cultura de sus modales, los encantos de su palabra y su radiante aureola de gloria le im primian los rasgos ideales con que Homero transfiguraba en dioses a los seres. Pero él es también poeta que hermosea y diviniza con el amor, su vida de guerrero y do hombre de estado. Tenía culto por la mujer, como todos los hombres superiores y en sus pavorosos conflictos, en los días nebulosos de su carrera pública, volvía la mirada a Quito y allí veía a través del tiempo y del espacio la maga hechicera que le inspiraba todas las maravillas de su ingenio militar y todas las virtudes de su política.
Encantado con ella, al contemplarla pintada en su memoria, hermosa como Diana, ocurrióselo llevarle un presente de perlas de su país, celebradas de antiguo por su inérito no igualado en parto alguna.
Al efecto escribió a su hermano Jerónimo haciéndole el encargo y mandándole mil pesos para que las comprara en Margarita y Cumaná, como si quisiera engarzar en un primoroso collar de perlas magnificas los recuerdos y las esperanzas de sus dulces ainores, de su pasado de novio y de su porvenir de padre. Estaba escrito que en ese inisino año, mil ochecientos treinta, el gentil guerrero ansioso de disfrutar de las dulzuras de su hogar, encontraría la muerte a la hora del regreso en la forma más lamentable e indigna de su generoso corazón.
Doña Mariana Carcelén y Larrea, Marquesa de Solanda, su esposa y dama de sus pensamientos, al recibir el valioso y significativo regalo ya no era sino la viuda del Mariscal Sucre y sus ojos hermosísimos derramaron abundantes lágrimas que se confundieron con las perlas en los primeros meses del dolor, cuando sin cesar evocaba al esposo definitivamente ausente, ya que no podía reemplazar la gallardía de su presencia y la ternura de su alma. Ella recorrin su extraño poema, los dilatados años de noviazgo, los cortos meses en que saboreó la delicia de ser suya y contemplaba a su tierna niña como el único legado digno Antonio José de Sucre En estos dias, de junio de 1930, se cumplió el primer centenario do su muerte.
Testimonios créame, General, nadie aina la gloria de tanto como yo. Jamás un Jefe ha tributado más gloria a un subalterno. Ahora mismo se está imprimiendo una relación de la vida de becha por mi. cumpliendo con ini conciencia le doy a cuanto merece.
Esto lo digo para que vea que soy justo: desapruebo mucho lo que no me parece bien, al mismo tiempo que admiro lo que es sublime. Bollvar. Al General Sucre. Du una carta del Libertador. Lima, 21 de febrero de 1825). Sucre siempre se distinguía por su infatigable actividad, por su inteligencia y por su valor. En los célebres campos de Naturín y Cumaná se encontraba de ordinario al lado de los inás audaces, rompiendo la: filas enemigas, destrozando ejércitos contrarios con ana a la prig. 894. Véase en la pág. 112 del tomo IX del Rep. Am. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica