England

REPERTORIO AMERICANO 229 Hudson, a quienes le preguntaban por qué no habia vuelto a la Argentina, solia responder asi. No he vuelto nunca porque mi tierra se ha llenado de italianos; y los italianos son enemigos de los pájaros.
Una razón caprichosa, como veis. Es verdad que han llegado a la Argentina, felizmente, muchos italianos, pero no hay motivo para afirmar que los italianos son enemigos de los pájaros. Existe cierta rivalidad en materia de canto; nada más. por eso mismo, para que nuestra tierra 110 pierda todo lo que tenía cuando Hudson vivió en ella es que yo desearía verle volver, en espiritu, a la pequena estancia de los 25 Ombues.
Un escultor argentino hará el milagro.
Cerca de Quilmes, sobre las barrancas de la costa, con un fondo sencillo de talas, de alamos y de sauces, ha de levantarse algún dia el monumento a Hudson.
Será la hora del retorno. Junto a su caballo se verá la figura del escritor errante: el chambergo de alas anchas, la cabeza inclinada, los ojos rasgados de horizonte.
Volverá un dia de septiembre, como el de hoy, envuelto en su pequeño poncho, como siempre volvia.
jilguero, el hornero, la culandria y los pájaros que vienen del Norte con la primavera, darán para el sus trinos y al batir alegremente sus alas en la copa del duraznero, harán caer a sus pies, como un homenaje, las pequeñas flores.
Desde ese momento Guillermo Eurique Hudson dejará de ser un escritor que perdimos.
Augusto Rodriguez Larreta Poesías de León Felipe De Versor oracimies de caminante. Libro II. INSTITUTO DE LAS ESPAÑAS en los Estados Unidos. New York, 1980Ofrenda Manuel Lourdes Se me fué de los dedos.
El vaso cristalino purísimo y perfecto se me fué sin sentirlo de los dedos.
El valor histórico de la obra de Hudson consiste en haberse reflejado en ella una época de nuestra vida rural que no podrá ser ya pintada por otros artistas, pues han variado muchos de sus rasgos fundamentales. Hoy puede escribirse la novela del estanciero, que es casi un veraneante, la novela de la estancia moderna, compleja, llena de contrastes, de expresiones mezcladas de argentinismo y extranjeria. Esta novela puede ser una obra maestra. Puede serlo también la novela del tropero, monótona, llena de tristeza instintiva. Pero ni en una ni en otra aparecerá el tipo del estanciero de Hudson, que era al mismo tiempo dueño de la estancia, capataz y peon; en cuya personalidad admirable se unía el valor de su aristocracia casteHlaua y le su espiritu cultivado a la reciedumbre de una vida de esfuerzo corporal, de tenacidad y de peligro. Este personaje no puede servir de modelo a los artistas contemporáneos ni futuros, porque ha desaparecido para siempre.
Pero el mérito histórico de Hudson no se reduce a esta ducumentación de una vida rural que se ha extinguido. De tiempo en tiempo, llega hasta los paisanos de su relato la vibración de la ciudad. Et eco alargado de los sucesos históricos se extiende por la pampa. Las invasiones inglesas, la Revoluciones de Mayo, el caudillismo, la guerra con el Brasil, Rosas, la confederación, sus luchas con Buenos Aires, la organización nacional, son otros tantos sucesos que turban como súbitos relámpagos la noche campesina. Los paisanos los contemplan con un criterio propio. Ha sido hecha la historia argentina desde la ciudad. Alguna vez se hará desde el campo. el historiador que la intente pondrá los libros de Hudson sobre su mesa de trabajo. Veamos, por último, el valor ejemplar.
Al escribir libros que han atraido hacia ellos la atención del mundo, Hudson siguió un procedimiento que debe servir de ejemplo a nuestros escritores jóvenes. No ha escrito sino aquello que sabia. Por eso es que sus figuras son auténticas y tendrán perdurable vida. La libreta de apuntes no iba en vano en su bolsillo. Vedlas si no surgir de sus obras. Es don Santos Ugarte, el héroe bueno y temible de El ombu, que ha sido considerado por algunos, en Inglaterra, como el mejor cuento escrito en inglés. La señora criolla de Mr. Royd, el estanciero extranjero, gorda, abulica, que vivia en su silla de lamaca, rodeada de sus criadas y distrayéndose con el cierre de su abanico.
Barboza, el bravucón escudado en su fama, que no queria gastársela en peleas.
la chica humilde, pálida ojerosa, con sus flores de ceibo. Don Evaristo Penalva, el estanciero patriarcal que tenia seis mujeres, de las cuales las dos menores erau hermanas y melas dos se llamaban Asunción. muchos más. El Niño diablo, Marta Riquelme, Angelita, Dona Cipriana; y entre tantos personajes hunianos: el animal preferido, el pájaro nuevo, la flor rara. Hudson ha demostrado hasta la evidencia que en nuestra campaña existen materiales suficientes para forjar con ellos las grandes obras de nuestras letras futuras. He oido decir más de una vez que nuestro ambiente es artisticamente pobre.
Hudson es la refutación de esta teoria pesimista. En todo rincón de la naturaleza reposan los materiales del arte, como en todo bloque de piedra está la estatua perfecta.
Pero el valor artistico de esos materiales sólo nace a la vida cuando el genio los alza en su mano.
Ahora está aqui a mis pies deshecho en mil fragmentos.
Era toda mi hacienda. Ya no tengo con qué ofrender al Sol.
Pero aquí está un fragmento.
Uno de los fragmentos que han quedado esparcidos por el suelo.
Aquí está, casi imperceptible entre mis dedos; aqui está, Sol, yo te lo ofrezco. el Sol se quebró luego en los siete colores del espectro.
Cuando andemos sin prisas Waldo Frank Cuando andemos sin prisas iqué silencio tan grande habrá sobre la tierra!
Ya no se oirán los perros de nuestros pasos negros y torcidos que se quedan aullando a nuestra espalda en las piedras salientes y en las pozas.
Cuando andemos sin prisas la hierba vendrá siempre a nuestras plantas a decirnos: calla.
Sólo se oiría la risa blanca de las estrellas persiguiendo las sombras por todos los Caminos.
No se me fué No se me fué, que iba asi.
Al ras casi de la tierra.
Iba así, lo sabe el Sol.
Lo sabe el Sol que me enseña disparar al cenit y a disparar a la sierra.
Candelaria, Más sencilla. más sencilla Jorge Portnofl Más sencilla. más sencilla.
Sin barroquismo, sin añndidos ni ornamentos.
Que se vean desnudos los materox, desnudos y decididamente rectos.
Los brazos en abrazo hacia la tierra, el áslil disparundose a los cielos, Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto.
este equilibrio humano de los dos mandamientos.
Más sencilla. más sencilla.
baz una cruz sencilla, carpintero.
llizas Oración Angel Flores mouse in mirarlo enough to starrer six trillions of infi lels.
WALT WUITMAN Señor, yo te amo porque juegas limpio: Sin trampas sin milagrosporque dejas que salen paso a paso sin trucos sin utopiascarta carta, sin cambiazos, tu forin idable solitario. una vez. Salvador Madariaga También los poetas son tres siempre han sido tres. Tres magos y una estrella, tres principes y la hija encantada. de un rey. una vez. Otro cuento. Señores, no hay más que un cuento. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica