178 REPERTORIO AMERICANO Va una París hacia aflorar desde el fondo de la nidad entera. Él, en París, sería España, Alegria. Cindad fundamentalmente memoria los recuerdos de alguna otra y en España, la conciencia del mundo. alegre la Habana. No con aquella alereunión intelectual cuatro lustros ya pa ¡Helo aquí de nuevo. Albricia, Alvar gría bullanguera y espectacular de las saron. tenida en la celda del rector de Fáñez. Ojalá una verdadera juventud, poblaciones andaluzas, que solapa en veSalamanca. Allí, alrededor del maestro, animosa y libre. escribía antaño Una ces muchas tragedias, sino profunda, inse agrupaban antiguos discípulos, jóvenes muno. rompiendo la malla que nos aho genua, comunicativa, contagiosa. La car. apasionados por las letras y por las ga y la monotonía, uniforme en que es cajada, la risa, la sonrisa, no encubren ideas.
tamos alineados, so vuelva con amor a aquí aviesa intención ni disfrazan estaDon Miguel hablaba entonces de la cstudiar el pueblo que nos sustenta a dos de alma ambiguos. Brotan naturalcultura universal. Era quizás la discusión todos, y abriendo el pecho y los ojos a mente del corazón y expresan euforia entre Harnack, el teólogo alemán, y el las corrientes todas ultra pirenaicas y sin sincera. No he visto en la Capital de famoso abate Loisy sobre la esencia del encerrarse en capullos casticistas, jugo Cuba caras melancólicas, biliosas, torvas, cristianismo. acaso había releido aquel seco y muerto del gusatio histórico, ni crueles. La jovialidad atersa los semdía las poesías de Novalis, o los discur en diferenciaciones nacionales excluyen blantes, los hace diáfanos, pone facundia sos de Channing, o las confidencias de tes, avive con la ducha reconfortante de en los labios, luz y picardía en las miSénancour o de Kierkegaard, y al glo. los jóvenes ideales cosmopolitas el espí radas chispeantes de inteligencia. qué sarlas genialmente removía, la quietud ritu colectivo intracastizo que duerme negarlo? Mi melancolía habitual (Vida, local con los pensamientos de la huma csperando un redentor. qué hiciste de mi sonrisa. naufragó en la Habana, entre espirituales leLuis de Zulueta truécanos.
Inteligencia popular. Pueblo despierto, de inteligencia pronta, el cubano.
Da gusto oír platicar a cualquier mulaLa Habana, ciudad alegre y cordial tito sobre política interior o exterior. Envio del autor)
muestra: cuando estaban dorando la cúpula del Capitolio que alpuro amor al oficio y me indemnizo de gunos buenos patriotas afirman que es contado sobre esta ciudad maravilo que pierdo con los mios desplumando superior al de Washington oí que un llosa. Pero es fuerza confesarlo: libros a los turistas yanquis. inoreno le decía a otro, frente al monuy amigos se quedaron cortos en el camental edificio: Otro rasgo: una tarde en que me papítulo de las alabanzas. De ahí, que la seaba por la Calle 17 de El Vedado y. No te parece, chico, que ese oro Capital cubana se presentara ante mí en que, como de costumbre, caminaba que están derrochando tan tontamente, con relieves incógnitos, como urbe to por un lado del arroyo leyendo un pehace más falta aquí abajo que allà arriba. talmente desconocida, plena de encantos riódico, se me dejó venir encima, repen La mujer cubana. Se la pinta en y seducciones insospechados.
tinamente, como si fuese un miura sa el extranjero como interesada y casquiVista desde el Alexique, anclado en la lido del toril, un Cadillac flamante. Lo vana. Apreciación injusta, errónea. Sin bahía, en paraje próximo a la histórica conducía una hermosa dama treintabriun adarme de verdad. Conozco muchas fortaleza de El Morro, la Habana con leña. Incontinenti paró el coche, lo hizo que se unieron con hombre pobre pusu Malecón circundante y sus construc retroceder hacia mí para preguntarme, diendo atrapar un rico. Este es un caso ciones babilónicas (vulgo rascacielos. se entre inquieta y divertida, si me había vulgar en la Habana, donde a pesar de asemeja un poco a Nueva York. una asustado mucho.
la pretendida yanquización, más apaNueva York llena de luz, de gracia y de color. Ciclópea y mediterránea a un Limpieza. No creo equivocarme al rente que real, todavía se cotizan sotiempo. Punto de intersección de la peafirmar rotundamente que la Habana es cialmente, las cualidades morales y hasta sadez anglosajona y la aérea elegancia una de las ciudades más limpias del la inteligencia de los hombres. La fascinación indudable (la libido freudiana)
latina, En ella conviven, fraternalmente, mundo, Todo brilla aquí como recién salido del almacén. Diríase una urbe que la hembra ejerce aquí sobre el maAriel y Calibán.
cho, la ejerce a su pesar, debido a Hago merced al lector de inútiles dis acabada de estrenar: pavimentos, aceras, quisiciones, y por eso voy a sintetizar casas, habitantes, todos aseados y en circunstancias imperativas del medio amcontacto frecuente con el agua. La mulbiente de que no puede hacérsela reslos rasgos esenciales de la Metropoli seductora: titud habanera como la japonesa ob ponsable. La he observado atentamente en todas las clases sociales, y tengo que servación de Lafcadio Hearn. huele confesar que no acude a maniobras inCortesanía. Lo primero que se adbien. Alguien dijo que la civilización acostumbradas ni reprobables, para in.
viertu al desembarcar en la Habana, es de un pueblo está en razón directa con teresar al sexo menos interesante. Los la inconfundible cortesía de sus habiel consumo que hace de jabón. En Cuba, tantes. Pocas venias. pocas palabras inela fabricación de este artículo de prique sólo la conocen de oídas, juzganla losas, Sí un vehemente deseo de hacerle mera necesidad debe de ser un negocio demasiado «entradora. porque flirtea, es franca, no se asusta de nada, ni tiene grata al visitante su permaneneia en la fabuloso, sólo comparable al que realiel pudor en las orejas, como se asegura ciudad. Los agentes de policía, por ejemzan en la ciudad de México los dueños de cantinas.
de las anglo sajonas. En realidad, es una plo, se acercan a él espontáneamente inujer simpática, casi siempre hermosa, para indicarle lo que debe pagar por la Hospitalidad. El pueblo habane muy femenina, refinada, hacendosa. la carrera en automóvil hasta el hotel, y ro es el más cordial y acogedor que he he visto en su hogar. llena de inquieen éste según su categoria por cuarto conocido. las pocas horas de llegado tudes y de curiosidades intelectuales.
y alimentación.
al hotel, contaba ya con varios amigos Lee mucho y con provecho. Habla vaNo quiero dejar pasar en este punto dispuestos a servirme y agasajarme gra rios idiomas. Pero no presume de culta la perorata de un mulatito resimpático, tuitamente. Cualquier persona a la que ni exhibe inmodestamente sus conocique entró en mi camarote, decidido a me dirigía en la calle, solicitando un mientos.
que le confiara la traslación de mi equi dato o una dirección, me suministraba Habana ciudad embrujadora, y parapaje desde el buque hasta la Aduana. aquél o me mostraba personalmente ésta, disiaca, quien te ha visto siquiera un Como insistiera yo para que me fijara abandonando tal vez ocupaciones urgen minuto, te abandona con profunda meprecio, anticipadamente, por tal servites. La frase usual. en qué puedo ser lancolía pensando siempre retornar a ti.
cio, me respondió casi ofendido: virle. no es aquí una simple fórmula Divina «saudade. este es el vocablo No se preocupe por eso, señor.
social, sino que entraña un franco an preciso) dejaste clavada en mi corazón, Adivino que es usted de los nuestros; helo de ayudar al prójimo.
como aguda saeta de oro!
es decir, hispanoamericano. Me puede pegar, pues, desde un centavo hasta lo Mario Santa Cruz que buenamente guste. Yo trabajo por Hubuna, 19 de mayo de 1929. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica