26 REPERTORIO AMERICANO Sus últimos días se cortan en abismos.
sólidamente el cortejo.
llenos de gritos altísimos dinainitados en el viento.
Bajo la máscara de oro Ruinas de Sol, ruinas colosales, se pudre el rostro del Genio.
ruina de un alma divina entre el desorden del Universo. Con la primer estrella Algo de Dios sea en mí para evocarte, se agota el mar. En una nubo joh Príncipe de los más altos sueños!
se funden tres colores que retoñan Tus funerales siguen en marcha por el oriente. Rueda, entre el mar y los Andes, junto al agua y junto al cielo. un aire de laurel. Ligan la sombra (La Aurora sale del mar los triángulos fecundos de los Andes.
con un trágico gesto Todavía una ola y la Noche engrandeco su severidad noble saló la arena y espumó la orilla.
en la solidez monumental de los cedros. Se dispersó el dibujo de las cosas Leguas libres camino profundamente. De una enorme nube tras el grupo soberbio, y encuentro solamente brotó una estrella enorme. Negra y rota, infamia y miseria, oprobio y traición y poderío sangriento. la testa de un volcán varió perfiles Disminuidos por el odio al paso de una nube. entre toda viven los hombres que aliaste con tu gloria y tus sueños. aquella arquitectura desplomada, Araste en el mar?
sigue el cortejo atlante. relieve en vivas sombras. Sembraste en el viento?
por las playas de América, malditas y apagadas.
Nadie amó tanto como tú, y así, nadio se ha sublimado en un dolor más opulento.
Carlos Pellicer Padre. Amigo. Maestro. de diciembre de 1924.
Reina la tarde tropical. Camina (De la obra llora y 20. Editorial Paris América, 1937. El Miedecito de la Gacela. Envío de la autora. Mierlecito de la Gacela, su lindo conocerse, cosa buena para 10 tener un miedo más pequeño que yo, pero que miedo pequeño, le saltó, mientras ella también miedo de sí; pero el agua así puedo conmigo. No llamó a la madre dormía, del testuz donde estaba acomo encogida no le dejó mirarse.
que estaba cerca ni despertó a los mudado entre las dos orejas, se bajó de allí, ñecos que estaban tirados por el suelo; con su tamaño do medio metro, y lindo, El Miedecito camino enseguida ya con sentia cierto gusto de tener miedo, como como salido de su madre, y dejó por la más seguridad, se puso al trote, y la cuando, con la cabeza metida en un primera vez sin miedo a la Gacela que humedad que subía en una niebla densa, matorral de palquis, la revoltura le daba dormía.
tuvo miedo y se rompió por todas par miedo, pero ella no sacaba la cabeza di Pisó la hierba seca del llano con destes, se abrió como tela vieja; dejó rer la adentraba más tampoco. Buscó al Mieconfianza; vacilo algo al echarse a andar, hacia un lado un bosquecillo, más allá decito que seguía tanteando en la oscupero se dio cuenta de que podia caminar. un peñasco patético en mitad del llano, ridad coino una abeja borracha. y el El campo venía en unos gratos golpes y luego una aldea. El Niedecito de la Miedecito la buscaba también, a ella de olor, y el Micdecito de la Gacela, con Gacela, lo mismo que con el agua enco aunque nunca la había visto, y se abrasus narices abiertas de hijo de ella, olía gida, no supo que eso se rasgaba asi a zaron pechito contra pechito, en la cama con dicha.
causa de que el iba pasando.
de tajada que nunca había tenido a dos.
La niña tiritaba un poco, pero no que Estaban los álamos quietos como devaEl Miedecito miró a la luna, la miró ría que aquello se fuese, porque era el naderas paradas de la tierra, que hacían bien fijo, sin entender aquello blanco e Niedecito de los niños que hace mal y una pausa, los álamos que hilan la brisa impertinente que estaba alli, y la luna, que gusta a la vez.
de mejor calidad, la brisa perfecta que lejos y todo, sintió algo que le puso Así se quedaron abrazados en su caes la que apenas se siente, y cuya labor en torno un circulito amoratado que mita de lonja hasta la borronadura de de encaje es el quintral. fuerte y bien la volvió muy otra.
las estrellas. Entonces el Diedecito de la ceñido.
la Gacela dió un salto al suelo, se echó El Miedecito de la Gacela se metió El Miedecito de la Gacela se acercó, por la ventana, y corrió, y corrió por el más adelanto a la aldea que le saltó al campo, hasta llegar al escondedero de y ellos se crisparon de abajo arriba, camino, y con su tamaño do medio mo matas donde estaba la Gacela ya para como para sujetar lo suyo, y en el encotro pasó debajo del campanario y por despertar.
gimiento se pusieron blancos. El Mieel cuartel de piedra, sin miedo, porque Ella había dormido sin sentir el clavo decito los miró un momento, le parecieron demasiado altos, y se alejó con no los había visto nunca, y después fuó que el aullido del lobo hace en la noche, los pasitos suyos, pasitos de pata dura y parándose en casi todas las puertas de ni el canto de los grillos, cada uno de redonda que es el mismo de la Gacela.
las casas que tenían niños detrás de ellas los cuales le tira de un pelito del lomo.
y ninguno de los niños. tuvo miedo por El Miedecito de la Gacela saltó a su La tierra que es pesada y que duerme mejor qne nosotros, no se dio cuenta de que ya su piel no era delgadita y si el madre al testuz, en medio de las orejas, Miedo se les parase encima no lo siue donde ha estado siempre, entrándoso esas patitas nuevas, patitas de Angel tieran tampoco, y si lo sintiesen no lo por él a su cuerpo.
cuadrúpedo que pasaban y en una parte vieran, porque les han contado que el Ya era de día y la Gacela se levantó en que la tierra estaba desnuda, él se Miedo se ha acabado. Sólo uno, pero dió cuenta de esa cosa muy grande y para buscar hierba fresca.
era una niña, se volteó en la cama, saltó dura, que se toca y que no responde nada.
El Miedecito de la Gacela llegó a un y dió un gritito de grillo.
Era una niña de cabeilo largo y lacio Alla va, por un abra desnuda del agua de riego encharcada, que por ser de de hierba, cabello que viene, dicen, de esa misma noche, era pura, y se paró a caunpo, con el costado que le salta de tener el corazón suave. y a la que las miedo; va a beber el agua con el pequeño verla. El agua se encarrujó, se llenó de pestañas le estaban siempre batiendo. La belfo que sube y baja de miedo; y al puntitos de espectación, y se arrugó desniña oyó al Miedecito que tanteaba cruzarse a los cacadores, que madrugan, pués, con ganas de recogerse y doblarse contra la påred del cuarto como una con el cuerpecito, de la cola a las orecomo un pliego. El Miedecito. de la Gao abeja cogida, y dijo. Es uno de los jas, clavetea dito entero de miedo.
cela pudo haberse visto en el agua y Miedecitos del mundo el que está aquí. Vuestro haemol es un ciervo pequeno, vale decir. 1) Quintral, parásito de color rojo del álamo chileno.
Gabriela Mistral una Gacela. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica