Repertorio Elmericano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1930 Sábado 13 de Diciembre Tomo XXI Núm. 23 Año XII, No. 519 SUMARIO La cabeza de las maravillas.
Fragmentos de Mi Simón Bolioar (2)
La vida maravillosa de Lafcadio Hearn (y Del perdón y el olvido.
Desasimiento de Rosalía.
Ramón Pérez de Ayala.
Leonardo Pena Fernando González Juan Mas y Pl.
Benedetto Croce Xavier Boveda Jaime Ibarra Laus Doloris La venganza como forma de justicia La espada de Bolívar.
Poesías.
Boletines de Mar y Tierra.
Bucólicas virgilianas (4. Persiles Juan del Camino Salas Pérez Jorge Carrera Andrade Francisco Amighetti La cabeza de las maravillas. De El Libro de la Actitud Secreta de la Soledad Dod En la gran casa de piedra construída a los pies mismos del caos miguelangesco de las montañas, se extinguia el úl.
timo combatiente que peleara bajo las órdenes de Bolívar.
Era un anciano rudo y poderoso, sobre el cual babia soplado en vano, durante ochenta años, el agitado viento, del sepulcro.
Movido por una de esas actividades obscuras, que en las almas fiebrosas se transforman en vértigos impru: dentes, Leonardo fué a verlo. como, al encontrarse en su presencia, experimentara la irritada transfiguración que dan las lecciones exaltantes, le dijo bruscamente, deseoso de escuchar las palabras consagradoras. No me habléis de vos, ni de nadie; habladme de él. Cómo os comprendo! le replicó el anciano, emocionado y asombrado de su propia emoción. adivinando en los labios del joven el tumulto quemante de las interrogaciones, agregó con resignada aspereza. Es de un héroe romántico que voy a hablaros (romántico porque es capaz de suscitar en nosotros emociones multiformes, caprichosas, impacientes e imprudentes. y que al mismo tiempo fué un héroe de esencia puramente humana, puesto que supo realizarse en una de las más altas concentraciones del pensamiento y de la acción alcanzadas por los hombres.
Calló un instante, para a. gregar luego. Evidentemente que al golpear a las puertas de una existencia que reposa ya sobre la total humanidad, no podré aportaros más que vistas parciales e incompletas, opiniones provisorias y sensaciones revisables; pero, como al hacerlo lo haré con la enlutada piedad de toda dolorosa apostura moral, mi evocación conservará la decencia de un culto.
Pareció un momento indeciso, como si ignorase las palabras con que debía honrar la memoria de aquel que vivió más altamente y más maraviIlosamente que lo que se vive de ordinario. Leonardo aprovechó aquella vacilación para insinuarle. Su físico. Su físico? Moreno (la tez de un blanco mate dorado en la juventud, fué duramente quemada más tarde por la intemperie. de pelo negro ligeramente rizado; de frente alta y surcada de arrugas; de cejas pobladas. y extensas; de ojos luminosos y profundos que impresionaban a amigos y enemigos y que le obligaban a bajar los párpados, cargados de largas pestañas, para no turbar a sus interlocutores en la exposición de sus ideas; de nariz romana, distante del labio superior y perfecta en su largo lineamiento; de pómulos sobresalientes; de boca hermosa; de labios gruesos; de dientes blancos y uniformes; de barba aguda; de piernas y de brazos largos; de manos y de pies pequeños y bien formados; de estatura mediana: metro 65; de proporciones finas; de andar resuelto y rápido y, en fin, de maneras ele gantes que no abandonaba jamás y que le permitían ca.
balgar con gracia y bailar con distinción, era el tipo perfecto del aristócrata. Su voz aguda y sonora; su risa, agradable; su oído, educado, y largo el alcance de su vista.
Aseaba su persona con esmero y vestía con refinada elegancia. a todo eso, una movilidad asombrosa, cambiando de actitudes a cada instante, y un vigor físico extraordinario, que le permitía fatigar fácilmente a cuantos osaban acompañarlo en sus largas caminatas; que le permitía ayudar a sus soldados en las más arduas Bolivar Madera de Rivas Veldzquez. 1930.
era Fragmentos del notable libro Mi Simón Bolívar, Vol. (Lucas Ochoa. Por Fernando González. Manizalez, Colombla.
Dedicado al Mayor Santander y al General Páez. Véase la entrega pasada. Las obras escritas y esenciales del Libertador son El Manifiesto de Car.
tagena, La Carta de Jamaica, El Discurso de Angostura y la Constitución Boliviana.
Esa es la literatura intima del Libertador, de la cual han sacado las colecciones de máximas y pensamientos. Son las obras que medito, especialmente las dos primeras, escritas en el destierro: Me detendré especialmente en ellas, para haceros percibir quién fué Bolívar desde el punto de vista de la conciencia, Hay también miles de cartas y proclamas impuestas por las circunstancias, a las cuales se acomodaba siempre para dirigirlas y aprovecharlas: Escribía al General Páez, por ejemplo, en estilo y con pensamientos diferentes de los que empleaba con el General Santander: Era un gran organizado para la libertad y la gloria de América.
Se ha dicho que su estilo es romántico, y no es verdad. Se engañó Unamu(Pasa a la página 301. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica