REPERTORIO AMERICANO 137 Tres héroes cho de América a ser libre. Los envidiosos exageraron sus defectos. Bolívar murió de pesar de!
corazón, más que de mal del cuerpo, en la casa de un español en Santa Marta. Murió pobre, y dejó una familia de pueblos.
Cuentan que un viajero llegó un dia a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del caminu, no preguntó dónde se comia ni se dormía, sino como se iba a donde estaba la esta.
tua de Bolívar. cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, llo.
raba frente a la cstatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo.
El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre. Bolívar, y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano, todos: al héroe famoso y al último soldado.
que es un héroe desconocido. Hasta hermosos de cuerpo se vu. Iven los hombres que pelean por ver libre a su patria.
Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocrusia. En América no se podía ser honrad. ni pensar ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obe.
dece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado.
Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen el país en que nació, los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado. El niño, desde que puede pensar, debe pensar en todo lo que ve, debe padeBolivar cer por todos los que no pueden vivir con hon.
Según el grabado de Kepper radez, debe trabajar porque puedan ser hon.
rados todos los hombres, y debe ser un hombre bres sin decoro, hay siempre otros que tienen en honrado. El niño que no piensa en lo que sucede si el decoro de muchos hombres. Esos son los que a su alrededor, y se contenta con vivir, sin saber se rebelan con fuerza turrible contra los que les si vive honradainente, es como un hombre que roban a los pueblos su libertad, que es robarles vive del trabajo de un bribón, y está en camino a los hombres su decoro. En esos hombres van du ser bribón. Hay hombres que son peores que miles de hombres, va un pueblo entero, va la las bestias, porque las bestias necesitan ser libres dignidad humana. Esos hombres son sagrados.
para vivir dichosas: el elefante no quiere tener Estos tres hombres son sagrados: Bolívar, de Vehijos cuando vive preso: la llama del Perú se nezuela; San Martín, del Río de Plata; Hida! echa en la tierra y se muere, cuando el indio le habla con rudeza, o le pone más carga de la que porque el bien que hicieron fue más que sus falgo, de México. Se les deben perdonar sus errores puede soportar. El hombre debe ser, por lo me tas. Los hombres no pueden ser más perfectos nos, tan decoroso como el elefante y como la lla.
que el sol. El sol quema con la misma luz con ma. En América se vivia antes de la libertad coque calienta. El sol tiene manchas. Los desagra.
mo la llama que tiene mucha carga encima. Eru decidos no hablan más que de las manchas. Los necesario quitars: la carga, o morir.
agradecidos hablan de la luz.
Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en Bolívar era pequeño de cuerpo. Los ojos la agonia cuando ven que los hombres viven sin relampagueaban, y las palabras se le salían de decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber los labios. Parecia como si estuviera esperando cierta cantidad de decoro, como ha de haber empre la hora de montar a caballo. Era su país, cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hom su país oprimido, que le pisaba en el corazón, y no le dejaba vivir en paz. La América entera estaba como despertando. Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a si mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fué el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuan.
do parecía que Venezuela se cansaba. Lo habían derrotado los españoles: lo habían echado dul país. Él se fue a una isla, a ver su tierra de cerca, a pensar en su tierra.
Un negro generoso lo ayudó cuando ya no lo quería ayudar nadie. Volvió un dia a pelear, con trescientos héroes, con los triscientos libertadores. Libertó a Venezuela. Libertó a la Nueva Granada. Libertó al Ecuador. Lib. rtó al Perú.
Fundó una nación nueva, la nación de Bolivia.
Ganó batallas sublimes con soldados descalzos y medio desnudos. Todo se estremecia y se llenaba de luz a su alrededor. Los generales peleaban a su lado con valor sobrenatural. Era un ejército de jóvenes. Jamás se poleó tanto, ni se peleó mejor, en el mundo por la libertad. Bolívar no de.
San Martin fendió con tanto fuego el derecho de los homDibujo de Eduardo Alture: bres a gobernarse por sí mismos, como el dereMéxico tenía mujeres y hombres valerosos, que no eran muchos, pero valian por muchos: media docena do hombres y una mujer preparaban el modo de hacer libre a su país. Eran unos cuantos jóvenes valientes, el esposo de una mu.
jer liberal, y un cura de pueblo que quería mu.
cho a los indios, una cura se sesenta años. Desde niño fué el cura Hidalgo de la raza buena.
de los que quieren sabor. Los que no quieren s3ber son de la raza mala. Hidalgo sabia francés, que entonces era cosa de mérito, porque lo sabian pocos. Luyó los libros de los filósofos del siglo diez y ocho, que explicaron el derecho del hombre a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. Vió a los negros esclavos, y se lle.
nó de horror. Vió maltratar a los indios, que son tan mansos y generosos, y se sentó entre ellos como un hermano viejo, a enseñarles las artes finas que el indio aprende bien: la música, que consue a; la cría del gusano, que da la seda; la cría de la ab ja, que da la miel. Tenía fuego en sí, y le gustaba fabricar: creó hornos para cocer los ladril os. Le veían lucir mucho de cuando en cuando los ojos verdes. Todos docían que hablaba muy bien, que sabía inucho nuevo, que daba muchas limosnas el señor cura del pueblo de Dolores. Decían que iba a la ciudad de Que.
rétaro una que otra vez, a hablar con unos cuartos valientes y con el marido de una buena señora. Un traidor le dijo a un comandante españo!
que los amigos de Querétaro trataban de hacer a México libre. El cura montó a caballo, con todo su pueblo, que lo quería como a su corazón; se le fucron juntando los caporales y los sirvientes de las haciendas, que eran la caballería; los indios iban a pie, con palos y flechas, o con hon.
das y lanzas. Se le unión un regimiento y un convoy de pólvora que iba para los españoles.
Entró triunfante en Celaya, con músicas y rivas. Al otro día juntó el Ayuntamiento, lo hicieron general, y empezó un pueblo. fabricó lanzas y granadas de mano. É! dijo discursos que dan calor y echan chispas, como decia un caporal de las haciendas. Él declaró libres a los negros. Él les devolvió sus tierras a los indios. Él publicó un periódico que se llamó Ei Despertador Americano. Ganó y perdió batallas.
tomó a nacer. El Uidalgo Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica