REPERTORIO AMERICANO.
317 vale más. Sea como fuere, el reto está aceptado; y que juzgue cualquiera: ese que viene ahi. Oye, vecino. Palemón, dice Dametas, ven a juzgar esta contienda. Palemón acepta ser árbitro; y el certamen comienza.
En el certamen principian los pastores por invocar a los dioses; luego cada uno expresa sus amores; en seguida encarecen a los buenos poetas y ridiculizan a los. malos; después le hablan a la gente que por abi anda y a sus ovejas; prosiguen quejándose de que sus animales están des medrados; y por último, se proponen enige mas. En este punto Paleinón les interrumpe diciendo que él no es capaz de juzgar tamaña contención; y que uno y otro han ganado. La intención de la contienda es como sigue: Júpiter es padre de todo, y cnida de mí. Pues de mí cuida. Febo; y yo le ofrezco dones propios de él. Galatea juguetea conmigo; y se me esconde intencionalmente. Pues a mi Amintas me viene a ver de su grado. Yo tengo regalos amorosos para mi amor. Pues yo al mío ya le he mandado obsequios; y mañana le enviaré otros tantos. Ah, qué lindas cosas me ha dicho Galatea; que parte de ellas las hagan buenas los dioses. mi mi amor me acepta; pero nuestra misma ocu. pación común nos distancia. Iolas, mándame a Filide; y tú ven cuando sea día de.
abstinencia. Iolas, Filide me lisonjea; y yo la prefiero a todas las inujeres. Mi molestia son las displicencias de Amarílide. Pues mi dulzura es Amintas. Polión gusta de mis versos; Musas, preparadle victimas. Polión es además poeta; Musas, preparadle víctimas mayores. El admirador de Polión será feliz como él. Malhaya el que guste de los malos poetas. Muchachos, cuidado en el cortar flores; hay culebras en la tierra. Ovejas, cuidado, la ribera no es segura. Titiro, aparta del río a las ovejas; yo mismo las bañaré a tieinpo. Muchachos, juntad el rebaño, no sea que el calor les agrie la leche. Qué cillos ayudantes de Nenalcas. Puer en latín, toro tengo tan flaco, padece mal de amor, como es sabido, es an niño, o un joven como yo. Pues a mis ovejas no el amor, hasta de diecisiete años, o un soltero o un sino mal de ojo es lo que me las daña. esclavo; pero el sentido hace suponer lo Dime dónde el cielo tiene tres brazadas. dicho. El Titiro del verso 20 debe ser el Dime tú dónde las flores tienen pintados mismo del 96, serían improbables dos Titinombres de reyes.
ros en la misma composición: Dainetas ve La escena es sobre la yerba en estio al a Titiro, el pastor de Damón, y le dice que caer la tarde. Los bosques están verdes; el retire a las cabras del agua, que él mismo.
campo y los árboles fructifican, y la esta se las bañará a Damón. Las oves del verso ción está bellísima. El campo está en riego; 94 de Menalcas son sin duda las del rebaño hace calor. En la escena hay vides, hayas, que a pacienta, y el aries es, como cree Fr. sauces, laureles, carrizales, jacintos, man Duebner, el dux gregis, el guía, que con zanas y fresas. Hay también palomas. La todo y ser tan experto, se ha caído al agua.
ilustración es, pues, siciliana en parte.
Por último el his del verso 102 de MenalEl lugar es sin duda un potrero vecinal, cas se refiere a su rebaño presente; sería de los pascua publica de Plinio, XVIII, 3, 3, muy improbable que se refiriera a uno ima.
que se reservaban al uso común mediante. ginario, como quieren MM. Plessis y Lejay, el pago de una contribución llamada scrip pnes entonces ¿dónde estaba la fuerza de.
tura, que se fijaba por la cantidad de ani :la alusión a Dametas?
males que cada quien llevaba. Varrón, de En esta bucólica hay dos lugares muy Re Rústica, II, mordaces: el transversa tuentibus hircis. Los vecinos nombrados son Nelibeo, a del versoʻ8, y el mulgeat bircos del 91. La quien sirve Dametas; Egóu, cuyo rebaño risa de las ninfas del verso es muy graapacienta ahora Dametas; Micón, dueño de ciosa. El verso 27 es muy feliz; y los que viñedos; Damón, otro pastor, el vencido describen las jícaras son muy elaborados; por Dametas al decir de éste; Palernon, ya se echa de ver en ellos a Virgilio.
hortelano, vecino de Dametas; Iolas, señor En cuanto al último verso de la compo.
de Filide; y los padres de Menalcas. Amin sición, mucho tiempo se ha supuesto que tas, además, es compañero de caza de Me sea de sentido figurado y que se refiriera lancas; Titiro es pastor de Damón; Dafnis a la contienda, y a que ya había bastante es un muchacho que mereció que le rega con lo contendido; pero la interpretación laran arco y flechas. Las inujeres nombra de que son palabras de Palemon sus das son Neera, la amada de Egón y de criados es muy preferible, entre otros moNenalcas; Galatea, michacha que juega tivos porque explica la presencia de Palecon Dametas; Amarilide, de quien está Da món en el lugar, y el empleo de la voz metas fastidiado; y Filide qne les gusta a pueri. Palemón pues ocurria al lugar vigilos dos.
lando el riego de su tierra, vecina del lugar. En cuanto a quiénes sean los pueri de donde se encontraron Menalcas y Dametas, los versos 93 de Dametas y 98 de Menalcas, y del río, verso 96, y al fin les manda ce yo creo que si la contención no es un mero sar ya el riego.
escarceo, y que no lo es se saca de su con Quien sea la Delia del verso 67 es in.
tenido y de su intención, los primeros son cierto; unos creen que es otra pastora: muchachos que se andaban ahí en el cam amante de Menalcas. Yo creo q110 es el po cogiendo flores; y los segundos pastor nombre y la persona de la mitología, no Canción del regreso mi hijo.
Hijo mio pequeño, bijo mío querido en plcamares de angustia y oleadas de espanto que en la edad de los sueños bas bebido amargura, de las dulces pupilas de tu madre amorosa.
desalado polluelo con calor en el nido, Ya verás, poco a poco te daré explicaciones.
pero sin el sustento cordial de mi ternura, te diré por qué causa se retarda Noel Hijo mío, poema de mi vida azarosa, y por qué el año nuevo no te trajo efusiones retoño primogénito de mi carne sufriente.
ni la fiesta de Momo te prestó un cascabel.
Aquí estoy; cese el llanto que en tus ojos rebosa Mientras tanto a reir y a correr con más brio, y que empaña la albira de tu almita inocente.
que papá ya está en casa y mamá ríe y canta; Se ha acabado la noche, fue el terror de la sombra, a trepar por las ramas donde cuaja el rocio el que puso en tus ojos las visiones tremendas.
y hacen nido los pájaros de sonora garganta.
Aquí estoy. No me escuchas? Es mi voz que te nombra. Estas hebras de plata son polvo de las sendas.
Que la vida es alegre, que es alegre la vida cuando en ojos de niño como tú se refleja, Me ausenté, fue locura, pero he vuelto a la casa y se tiene delante la campiña florida con más miel en los labios y más brio en el pecho.
y la grita frenética de los hombres se aleja.
Si mi voz tiembla un poco es que el gozo me abrasa al sentir en mis sienes el calor de mi techo.
Ve a correr por los campos bajo el sol abrileño; sobre el viento que pasa desparrama tu grito, Más ceñido, hijo mío; fierrą más ese abrazo moja el pie en la corriente del arroyo risueño, en redor de mi cuello, como antaño solias. alborota el rebaño como un tigre chiquito.
que al correr por mis carnes la inquietud de ese lazo AL regreso, hijo mío, no ballaré cosa mala se me encienden los ojos y retoñan mis dias.
en lo que hagas, o hiciste. Pero toma un consejo: a olvidar. No me cuentes el dolor de ese llanto no aprisiones un pájaro, no destroces un ala.
que rodó muchas veces por tus carnes de rosa o verás en mi rostro las arrugas de un viejo.
VALMORE RODRIGUEZ Envio del autor. Barranquillu, 13. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica