REPERTORIO AMERICANO 229 Poesías de Agustín Acosta (Envio del autor. Es preciso combatir Alma mía: es preciso combatir. No hay quien presente combate. Los cobardes, a mansalva, hieren con leyes absurdas, medrosos del porvenir. Alma mía: es preciso combatir. Entre fuerzas desiguales el triunfo ya está previsto.
Locura fuera el combate. y nadie quiere morir. Alma mía: es preciso combatir. Los cínicos reirán desde sus altos balcones: ya se conoce por todos la causa de su existir. Alma mía: es preciso combatir. Todo, todo deshonrado! Nadie sabe la palabra; nadie sabe la terrible palabra que hay que decir. Alma mía: es preciso combatir. No es que me arredo el presente, ni el pasado me subyugue: es que está lleno de sombras trágicas el porvenir. Alma mía: es preciso coinbatir. El problema es extirpar todo retoño podrido; rechazar la sangre espuria que nos quieren trasfundir. Pues por eso, pues por eso es preciso, es urgente combatir. Tedio CANDSSA CR Vaig HADANA 92G Tengo el tedio callado de las cosas del mundo. Collar de perlas falsas, brillante similor. Mi tristeza es un lago en el que a veces hundo con una risa amarga mi anzuelo de dolor, Quiero pescar en ella el pez extraordinario; un monstruo fabuloso, un mítico delfín; y siempre el limo, el limo viscoso y milenario: lodo de los orígenes, levadura del fin. No tiene mi tristeza poderes de Casandra; por eso cualquier día, buzo sin escafandra, en ese lago mío ebrio me iré a lanzar. aunque me tiren cuerdas para salvar mi vida, tanto será mi tedio, que el alma sumergida a la falaz orilla no ha de querer tornar. Agustin Acostat que la laguna es un turbio Hollywood de la sabana, donde las rubias estrellas mojan su carne dorada.
Caballo de Maeterlink! Te atreves al opigraina, y triscas la nieve lila de las campiñas en Pascua. La muerte del mar Hoy he cogido un caracol marino, y no he oído el rumor del mar.
He pensado. se habrá muerto el mar? para dar el pésame a la luna he venido a la orilla del mar.
La luna se ha burlado de mí, y el mar me escupió a la cara.
No vuelvo a creer en los caracoles marinos. Crepúsculo cubano Camino. Camino rojo. Las rutas abovedadas.
Hacia cuáles horizontes? Yo estoy sediento de albas. ésta es una tarde muerta de la campiña cubana.
Bicharracos que no veu dijérase que me llaman.
Se ha roto un haz de violetas en la llanura esmeralda.
En el cocktail del crepúsculo la guinda del sol naufraga. no obstante el encendido telón del ocaso en llamas, ha nevado nieve lila sobre los campos en Pascua.
Los bueyes beben la noche en la laguna rizada.
Capciosas Indias de film trasuntan las caſas bravas; y mi sendero no llega a parte alguna. Las ramas, al borde de los caminos fingen figuras humanas.
Luces que nunca se duermen brillan en la sombra vasta; y alguien opone en la noche, música siempre lejana, a un diluvio de silencio el arca de una guitarra.
Los caininos anduvieron por todas partes. y nada. Nosotros, en los caminos. qué vamos a hallar? Se para mi caballo, envejecido de anhelos y de distancias: sabe que el trillo más rojo lleva a la ruta más blanca; Alas Te estoy clavando, vida, como a dos bellas alas. frágiles ornamentos de viejas cetrerías, en la pared en donde con tu blancor señalas el noble afán de vuelo de mis mejores días.
Presa, presa, oh mi vida! Las ráfagas de antaño, hechas a la locura de verte en el vacío, tal vez sufran el frío de un sobresalto extraño, que no será más fuerte que el sobresalto mío. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica